Bahía Blanca | Jueves, 02 de mayo

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Tres condenados por el asalto a una concesionaria

Tres individuos hallados culpables de intervenir en el robo perpetrado hace poco menos de tres años en la concesionaria Autor del Sur S.A., de nuestra ciudad, fueron sentenciados ayer a penas de 7, 4 y 3 años y 6 meses de prisión. El fallo fue dictado por el Tribunal en lo Criminal Nº 2, integrado por los jueces Claudia Cecilia Fortunatti, María Eloísa Errea de Watkins y Alejandro Salvador Cantaro.

 

 

 Tres individuos hallados culpables de intervenir en el robo perpetrado hace poco menos de tres años en la concesionaria Autos del Sur S.A., de nuestra ciudad, fueron sentenciados ayer a penas de 7, 4 y 3 años y 6 meses de prisión.
 

 

 

 El fallo fue dictado por el Tribunal en lo Criminal Nº 2, integrado por los jueces Claudia Cecilia Fortunatti, María Eloísa Errea de Watkins y Alejandro Salvador Cantaro.
 

 

 

 La pena más alta correspondió a Rafael Hueyquimil, quien además del atraco perpetrado el 13 de julio de 2008 en la agencia de automotores Toyota, fue responsabilizado de un asalto a un comercio de Don Bosco al 2300, por lo que le impusieron 7 años de cárcel.
 

 

 

 Jorge Alfredo Torresi, quien se desempeñaba como sereno de la empresa Autos del Sur, recibió 4 años de cárcel, mientras que a Luciano Sebastián Sarden le impusieron 3 años y 6 meses.
 

 

 

 Torresi y Sarden llegaron al juicio en libertad y permanecerán en esa condición hasta que el fallo quede firme, según se supo en medios judiciales.
 

 

 

 Asimismo, 3 años y 2 meses de prisión le fijaron a Claudio Enrique Herce, quien habría actuado con Hueyquimil, en el robo a una fábrica de polietileno.

El hecho


 

 

 

 Para los jueces, durante el debate se acreditó que el 13 de julio de 2008, a las 2.30, al menos cuatro ladrones ingresaron en la sede de la concesionaria Toyota, en Hipólito Yrigoyen 4189, luego de cortar un alambrado perimetral e intimidando con armas de fuego al vigilador Rubén Oscar Cabrera.
 

 

 

 Luego forzaron una caja fuerte y se apoderaron de 63.000 pesos, 90.000 dólares, cheques por unos 200.000 pesos, un Ipod y dos computadoras.
 

 

 

 Al testimoniar en el juicio, Cabrera dijo que fue sorprendido por los malhechores cuando salió del edificio, ya que había escuchado ruidos extraños.
 

 

 

 Explicó que al advertir algunos movimientos, trató de correr hacia el salón de la firma, pero cayó al suelo y fue rodeado por tres desconocidos.
 

 

 

 A su juicio, indicó, los ladrones entraron a esa hora porque sabían que entre las 2.30 y las 3, el vigilador que estuviese tenía que salir del local para bajar unas llaves térmicas y apagar las luces exteriores que iluminaban los autos usados y el frente del comercio.
 

 

 

 Aseguró que los individuos estaban armados y que fue amenazado para evitar que sus compañeros de la empresa de vigilancia llegaran hasta el lugar.
 

 

 

 Dijo que, antes de fugar, loa malhechores pretendieron encerrarlo en un baño, aunque les dijo que era hipertenso y por ello sólo lo maniataron con una cinta de embalar.

Empleado desleal


 

 

 

 En el fallo se dejó constancia que Torresi había sido contratado por la empresa un mes y medio antes del atraco y que en ese momento no se hallaba trabajando.
 

 

 

 El procesado fue detenido dos días más tarde, en la avenida Arias y Fitz Roy, a partir de un dato proporcionado a los pesquisas por un informante. En su poder tenía 10.000 dólares.
 

 

 

 En su indagatoria, Torresi afirmó que el dinero le había sido prestado por su padrastro para adquirir materiales de construcción.
 

 

 

 Sin embargo, de la investigación surgió que el sujeto le habría dicho a otra persona que el dinero provenía del robo a la concesionaria y necesitaba que se lo guardara.
 

 

 

 Este mismo individuo indicó que, días antes del asalto, el imputado le habría preguntado si conocía gente para cometer un delito de esas características.
 

 

 

 Durante el juicio declararon efectivos policiales, quienes aseguraron que, a partir de la declaración de ese informante, se logró acreditar la participación de Sarden y Hueyquimil.
 

 

 

 También se puso de relieve la existencia de una foto de la caja fuerte violentada, en el teléfono celular de Hueyquimil, la cual habría sido obtenida el 6 de julio de ese año, a las 23.15, horario en que Torresi estaba trabajando como sereno.
 

 

 

 Los jueces también enumeraron como pruebas de cargo, los estudios que se realizaron sobre los celulares de Hueyquimil y Sarden, de cuyo análisis se determinó que había llamadas realizadas desde el teléfono del primero a su presunto cómplice, el día del hecho.
 

 

 

 La empresa de telefonía, por su parte, informó que en el horario de comisión del ilícito, el celular de Sarden estaba dentro de la celda geográfica denominada Parque Patagonia, sector donde está la agencia asaltada.
 

 

 

 Al determinar las penas, los magistrados consideraron como agravantes para Torresi, su condición de empleado de la firma damnificada, y respecto de Hueyquimil, sus antecedentes penales.
 

 

 

 
Culpables de otro atraco

 

 

 

 Rafael Hueyquimil y Claudio Herce fueron hallados también culpables de un atraco cometido el 17 de abril de 2009, en la fábrica de polietileno Sur Mar, en Don Bosco 2395.
 

 

 

 Ese hecho se perpetró alrededor de las 13.30 y resultó perjudicado Javier Gustavo Sangineto Ilari.
 

 

 

 Uno de los delincuentes accedió al local y amenazó con un arma al titular del comercio, para luego apoderarse de 13.406 pesos, valores por distintos montos y una chequera.
 

 

 

 El damnificado declaró que el ladrón accedió simulando ser un cliente, aunque poco después lo amenazó con un arma, obligándolo a dirigirse hacia una oficina ubicada en la planta alta.
 

 

 

 Dijo que al subir la escalera pudo ver al segundo malhechor, quien se quedó en la puerta junto a una moto.
 

 

 

 En rueda de reconocimiento fotográfico, el hombre señaló que Herce fue el sujeto que lo amedrentó con el arma, mientras que reconoció a Hueyquimil como quien se quedó como campana.
 

 

 

 También declaró un policía que mencionó haber contado con información de que Hueyquimil iba a cometer un robo junto a otros sujetos, trascendiendo que la víctima tenía un Peugeot 206.
 

 

 

 Poco después supo del robo al local de Sangineto Ilari, estableciéndose que la madre de la víctima era propietaria de un automóvil de esas características.