Un adelantado a su época y un ejemplo

Redacción de La Nueva.

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 Siendo que las glorias del básquetbol bahiense suelen citarse por tríos (verbigracia Fruet-Cabrera-De Lizaso o bien Ginóbili-Sánchez-Montecchia, entre tantos) también René Giménez tuvo el suyo junto a Atilio Feliziani y Bruno De Marchi.

 Surgido de América (hoy El Nacional) siendo menor pasó a Estudiantes (*) y por siempre abrazó la causa de los albos, donde llegó muy joven a primera división, esperando en el banco su oportunidad mientras competían, ya veteranos, los hermanos Orlando y Constante Pancirolli, Luis Rocco, Elvio Castro, Ernesto Gelati y José Lamas, por citar.

 Cuando le llegó el turno, entró a la titularidad pisando firme y erigiéndose en abanderado de la siguiente generación que completó con Omar y Aldo Storti, Eduardo Dignani, Oscar Habib, Williams García, Abilio Murga, Oscar Cúperman, Eduardo Losada, Atilio Larrañaga y Oscar Radivoy, entre otros.

 Fue varias veces campeón en la ABB y ya en 1953 integraba las exitosas selecciones de Bahía Blanca y Regional Sud junto a Mario Marchesino, Antonio Cruces, Arnaldo Coleffi, Juan Carlos Boly, Pedro Castaldi, José Correa, Julio Serrano y Atilio Fruet, quien comenzaba a forjarse una espectacular trayectoria.

 En 1957 alistándose en el combinado de Buenos Aires conquistó el cetro argentino de selecciones de provincias, lo que le valió ser reclutado al año siguiente por el entrenador Jaime Pérez para la selección nacional mayor que participó en el 17º Sudamericano llevado a cabo en Santiago de Chile.

 Escolta o alero fuerte, noble y gravitante Renato (uno de sus apodos) se constituyó en puntal en varios rubros, a caballo de su permanente deseo de aprendizaje. Por ejemplo, fue el primer basquetbolista bahiense que comenzó a ejecutar tiros en suspensión (jump shot) y en utilizar cortinas falsas, dibujo con el que se complementaba a la perfección con Cacho Feliziani.

 El 30 de noviembre de 1961 apareció en el firmamento otro enorme basquetbolista, Alberto Cabrera, sobre quien paulatinamente fue delegando las mayores responsabilidades. Compartieron el equipo albo por espacio de seis años y juntos fueron varias veces campeones en torneos oficiales de la ABB y de la Provincia.

 También se dedicó a enseñar y dirigir menores, habiendo obtenido en 1963 el título en cadetes. Posteriormente, en 1975, siempre como entrenador, orientó al plantel superior --con Beto Cabrera como líder-- para conquistar el cetro de primera división.

 Al cabo de una lustrosa y extensa trayectoria que en la división superior comenzó en 1950 y concluyó tras 16 temporadas como jugador de Estudiantes, se retiró de la práctica activa el 20 de mayo de 1967, a los 31 años.

 Según estadísticas del ingeniero Roberto Seibane, estuvo presente en 253 partidos, habiendo anotado un total de 2.159 puntos, a razón de 8.53 de promedio por juego.

 René Giménez, quien tiene un nieto (Emilio) que sigue su derrotero e integra la selección bahiense de infantiles, merece que se lo recuerde como un destacado jugador que contribuyó a hacer historia y, también, porque siempre resultó un ejemplo de intachable conducta dentro y fuera de la cancha.

 Dejó de estar entre nosotros el 11 de enero de 1995 y todavía somos muchos los que lo extrañamos.

 * René llegó junto con su hermano, Tito, algo mayor que él. El legendario Víctor Barco --quien vivía dentro de club y se ocupaba de casi todo lo atinente a Estudiantes-- era también reclutador de jóvenes talentos. Al respecto, anecdóticamente nos refirió Bebe Storti que cuando los Giménez se sumaron al club don Víctor le advirtió a René: "El trámite de pedido de pase de tu hermano en la ABB lo pago yo, pero el tuyo te lo pagás vos...". Tito, jugó en primera división (muy) poco y fugazmente, mientras que René llegó a integrar la selección mayor argentina.

Enrique Nocent/"La Nueva Provincia"