Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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El lenguaje adolescente en un nuevo diccionario local

Holissssss ¿cómo va Sofía? Mal, estoy media astilla Naaaaaa ¿Por? Siiiiiiiiii, me pasé de churros ¿Quién te los dio? Ricardo. Pero si ese es un barrilete roba cuna. ¿Sos media cota? No, pero hoy me lo crucé a la salida del instituto, hablamos un poco y me convidó una fresca. ¿No vas a boquear no?

 --Holissssss ¿cómo va Sofía?


 --Mal, estoy media astilla


 -- Naaaaaa ¿Por?


 --Siiiiiiiiii, me pasé de churros


 --¿Quién te los dio?


 --Ricardo.


 --Pero si ese es un barrilete roba cuna. ¿Sos media cota?


 --No, pero hoy me lo crucé a la salida del instituto, hablamos un poco y me convidó una fresca. ¿No vas a boquear no?


 --Aguantá la mecha un toque que tengo una lija terrible y me preparo algo.


 --Andá, pero no seas bigote, no me hagas pasar un malflá. ¿Acaso vos nunca quedaste fisura?




  ***




 El diálogo, con un lenguaje típico del mundo adolescente, podría traducirse a las generaciones mayores de la siguiente forma.


 --Hola, ¿cómo estás Sofía?


 --Mal, estoy medio drogada.


 -- Nooooooooo, ¿por qué?


 --Siiiiiiiiii, me pasé de porros


 --¿Quién te los dio?


 --Ricardo


 --Pero si ese es un mujeriego que le gusta salir con chicas mucho menores de edad. ¿Sos media tonta?


 --No, pero hoy me lo crucé, hablamos un poco y me convidó una cerveza. ¿No vas a decir nada no?


 --Esperame un poco que tengo un hambre terrible y me preparo algo.


 --Andá, pero no seas alcahueta, no me hagas pasar un mal momento. ¿Acaso vos nunca quedaste mal por la droga?




  ***




 Los nuevos términos acuñados por los adolescentes bahienses acaban de ser condensados en un diccionario por docentes y alumnos del ex Colegio Nacional de nuestra ciudad, cuya presentación oficial tuvo lugar el pasado viernes en la sede del establecimiento educativo de calle Sarmiento al 100.


 La obra, coordinada por la docente Elena Di Sarli, fue elaborada por los alumnos Sebastián Sáez, Facundo Martinese, Daniela Giménez, Lucía Calmels, Franco Pulgar, Lucía Serra, Andrea De Cascos, Santiago Catalini, Paloma Rodríguez y Franco Melinsky.


 El Nuevo diccionario adolescente y otras yerbas... propone ver de qué manera las representaciones y actitudes de los jóvenes, frente a las distintas necesidades de comunicación, crean, recrean y acompañan constantemente la dinámica social.


 "Esto es consecuencia de una idea muy vieja que comenzó con egresados, en 1995, que hicieron el primer diccionario adolescente como parte de una actividad de clase", dijo Di Sarli.


 "Luego creció, ganaron un concurso literario y fue impreso. Esa resultó la base de esta segunda obra, la cual reúne todo lo que pasó en 10 años. Hay palabras que son las mismas pero que cambiaron su significado y otras que parecen muy modernas pero son realmente antiquísimas, como por ejemplo Chavón, que está en el Martín Fierro con el mismo significado".


 Para Di Sarli los adolescentes crean sus propios términos para "marcar territorio", emplean su propio lenguaje para separar su mundo del de los adultos.


 "Es muy difícil para el mayor que no está en contacto con chicos encontrarse con un adolescente y entenderlo. Yo tengo el privilegio de trabajar con ellos y les pregunto, pero todos los grupos de adolescentes, en todas las generaciones, han hecho lo mismo", dijo.


 En cuanto a que, a diferencia de otras décadas, las chicos ahora emplean muchos menos términos, la docente dijo que la realidad indica, precisamente, una merma en el vocabulario.


 "En el aula notamos que les cuesta mucho más comprender un texto con un vocabulario específico como historia o geografía. Lamentablemente, el manejo de la lengua es más reducido", sostuvo.


 Sebastián Sáez, otro de los autores del diccionario, dijo que la obra es el resultado de un trabajo de investigación que incluyó arduos trabajos de campo.


 "Ibamos anotando términos y buscando el significado que tenían. Así nos dimos cuenta que usábamos en lo cotidiano muchas palabras que podían estar en el diccionario", señala.


 Andrea De Cascos opinó que existen diferencias de lenguaje según los grupos de pertenencia y que muchos términos son empleados sin conocer realmente su significado.


 Por su parte, Daniela Giménez dijo que la música y sus seguidores va conformando en los chicos un lenguaje propio, por ejemplo, la cumbia.


 "Esto está especificado en el diccionario y uno puede saber a qué grupo pertenece determinada palabra, por caso rollingas, emos, góticos", agregó.


 Para Paloma Rodríguez hay una importante cantidad de términos en inglés que son incorporados por el lenguaje adolescente, aunque con una reformulación.


 "De una palabra se inventa otra a partir de esa raíz en inglés", expresó.


 Franco Melinsky, en tanto, señaló que los deportes, en especial el fútbol, con su lenguaje tribunero, también realizan aportes al lenguaje adolescente.

El diccionario




 166 son las páginas del Nuevo diccionario adolescente y otras yerbas..., cuya edición fue solventada en gran parte por el Instituto Cultural de Bahía Blanca. La tapa fue ilustrada por Sebastián Sáez y representan a cuatro autores clásicos (Cervantes, Shakespeare, Borges y Homero" ataviados con ropas adolescentes.