Bahía Blanca | Domingo, 29 de junio

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Homenaje al Dr. Angel Pintos

El 8 del corriente, se cumplió el ciento cincuenta y cuatro aniversario del nacimiento del Dr. Angel Pintos y, a la vez, el sesenta y seis aniversario de su muerte. En estas circunstancias, como nieto del Dr. Pintos, siento el deber de recordarlo públicamente y sumarme al pueblo de Olavarría y de Azul para rendir homenaje a su memoria.

 El 8 del corriente, se cumplió el ciento cincuenta y cuatro aniversario del nacimiento del Dr. Angel Pintos y, a la vez, el sesenta y seis aniversario de su muerte. En estas circunstancias, como nieto del Dr. Pintos, siento el deber de recordarlo públicamente y sumarme al pueblo de Olavarría y de Azul para rendir homenaje a su memoria.




 Fue un hombre de carácter íntegro, indoblegable por circunstancia alguna, de un temperamento recio, dinámico y combativo en el plano superior de las ideas; jamás aceptó la mas mínima transgresión a los imperativos de su recta conciencia, orientada hacia el estricto cumplimiento de su deber, exigiendo idéntica posición para los demás, fueran amigos o adversarios. Respetuoso de las instituciones nacionales y defensor de la libertad, en cuya defensa bregó infatigablemente todas las horas de su vida.




 Figura descollante en su faz de abnegado médico, político parlamentario y funcionario público con una rectilínea conducta, es un ejemplo para los hombres jóvenes que no ven en los cargos públicos la suma enorme de responsabilidad que involucra su ejercicio y para aquellos que utilizan la política como trampolín para satisfacer apetitos personales o el enriquecimiento ilícito sin preocupación alguna por el bien público y el bienestar colectivo.




 Amplia y luminosamente proyectado, su personalidad es de aquellas que ya se han impuesto al concepto general por la pureza de sus ideales patrióticos, su consagración ejemplar a la carrera médica, la bondad de sus antecedentes, la gallardía de su actuación digna y fructífera y la lucha por la instrucción pública.




 El Dr. Angel Pintos nació en Barracas al Sur, hoy Avellaneda, el 8 de diciembre de 1856. Fue maestro de escuela; luego, se recibió de farmacéutico o boticario y en aquellas épocas era autoridad respetable en el pueblo, siguió sus estudios hasta graduarse de médico, en el año 1881. Recibido, se radicó en Olavarría, donde ejerció su profesión y fue intendente municipal, en el año 1893.




 A su retiro de Olavarría, el pueblo agradecido le regaló un singular cuadro, el cual, después de su muerte, fue donado por la familia el museo de esa ciudad.




 Radicado definitivamente en Azul, prosiguió su misión profesional como médico al servicio de los más necesitados y, bregando por el bien común, fue intendente municipal en 1898, reelecto en 1900 y en 1903.




 Durante su función pública, llevó a Azul los tribunales de justicia, la escuela normal Bernardino Rivadavia, el colegio nacional Esteban Echeverría y dotó al pueblo del hospital que hoy lleva su nombre. Fue diputado nacional en un Parlamento que era orgullo integrar, destacándose por su oratoria. A comienzos de 1918, el Partido Conservador proclamó la fórmula Echagüe-Pintos, resultando, así, candidato a vicegobernador de la provincia de Buenos Aires.




 Nació y murió fiel a sus principios conservadores, militando en el partido político impulsado por sanas y hondas convicciones, siendo activo dirigente y figura del viejo conservadorismo azuleño y nadie pudo señalar jamás que alguna vez antepusiera su credo político a la suprema misión innata de sembrar el bien. Hablar del Dr. Pintos es hablar de bondad infinita, humanidad y desinterés sin límites. Estaba hecho de otra materia, fue un verdadero apóstol de la medicina y un filántropo con un corazón que latía haciendo el bien.




 Por todo lo expuesto, lo tenemos aquí, en el Parque Municipal, de pie, firme, fluyendo de su bronce, en todo instante, como el gran ejemplo de sus virtudes, que se agigantan a medida que se agudiza la mediocridad, la falta de valores, la crisis moral, ética y económica que padecemos los argentinos.




 Señalo, por último, el orgullo que debe sentir mi abuelo al ver que el hospital municipal que lleva dignamente su nombre, dirigido y secundado por todo el personal médico, enfermeros y auxiliares de la salud que cumplen con abnegación y vocación de servicio sus delicadas funciones y, superando difíciles momentos económicos, hacen de este hospital un orgullo, brindando atención médica y social a todo aquel que lo necesite.

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El licenciado Angel Ramón Castro Pintos es presidente de Cruzada Conservadora.