Bahía Blanca | Miércoles, 25 de junio

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El vasco por Bahía

Hace 75 años, en octubre de 1935, pasó por Bahía Blanca el andarín Guillermo Larregui, popularmente conocido como "El Vasco de la Carretilla". "Quien fuera hasta un luchador infatigable dentro de nuestro país, por esas travesuras del destino, se ha dado en recorrer el mundo desde el lejano sur argentino, utilizando sus pies como único medio de locomoción". De tal manera resumió un cronista el perfil biográfico de este hombre de 50 años, nacido en la ciudad vasca de Pamplona, quien, en marzo de 1935, había iniciado una gesta tan curiosa como desafiante.

 Hace 75 años, en octubre de 1935, pasó por Bahía Blanca el andarín Guillermo Larregui, popularmente conocido como "El Vasco de la Carretilla".


 "Quien fuera hasta un luchador infatigable dentro de nuestro país, por esas travesuras del destino, se ha dado en recorrer el mundo desde el lejano sur argentino, utilizando sus pies como único medio de locomoción". De tal manera resumió un cronista el perfil biográfico de este hombre de 50 años, nacido en la ciudad vasca de Pamplona, quien, en marzo de 1935, había iniciado una gesta tan curiosa como desafiante.


 Trabajador de las perforaciones petroleras de Santa Cruz, decidió dejar su empleo para iniciar un raid entre su lugar de trabajo y Buenos Aires, sin más herramientas que sus piernas y una carretilla de 200 kilos, en la cual transportaba todos sus bártulos.


 "El Vasco de la Carretilla" (apodo que se ganó a medida que devoraba los ásperos caminos patagónicos) se convirtió en un personaje. En cada lugar al que llegaba se encontraba con el apoyo de la gente y de los medios de prensa que daban cuenta y promocionaban de su marcha.


 Luego de pasar por Bahía Blanca, se detuvo unos días en el atractivo paraje de Las Oscuras, donde un grupo de vecinos realizó una colecta para ayudarlo. Larregui cumplió su cometido el 26 de mayo de 1936, dando una vuelta completa a la Plaza de Mayo con su carretilla, ante la mirada incrédula de los porteños. Fue el comienzo de una vida de viajes y aventuras que se extendió hasta la década del 50, cuando pasó por Iguazú y decidió establecerse en ese lugar. Allí falleció, en 1964. Su carretilla se exhibe en el museo de Luján.