Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

Al final, la vida sigue igual

Uno de los más adorados cantantes populares argentinos murió ayer a los 64 años, en Mendoza. Protagonista de una historia que perdura en los corazones de millones de admiradores, Roberto Sánchez creó un personaje que fue más allá del tiempo y de las adversidades. "No quiero que me lloren/ cuando me vaya a la eternidad/ quiero que me recuerden/ como a la misma felicidad/ pues yo estaré en el aire/ entre las piedras y en el palmar/ estaré entre la arena/ y sobre el viento que agita el mar".
Al final, la vida sigue igual. Sociedad. La Nueva. Bahía Blanca

Uno de los más adorados cantantes populares argentinos murió ayer a los 64 años, en Mendoza. Protagonista de una historia que perdura en los corazones de millones de admiradores, Roberto Sánchez creó un personaje que fue más allá del tiempo y de las adversidades.




 "No quiero que me lloren/ cuando me vaya a la eternidad/ quiero que me recuerden/ como a la misma felicidad/ pues yo estaré en el aire/ entre las piedras y en el palmar/ estaré entre la arena/ y sobre el viento que agita el mar".
Una muchacha y una guitarra, tema que integró el disco homónimo (1969).



 Tanto tiempo lo cantó Sandro por la Argentina y el mundo que habrá que hacerle caso y recordarlo "como la misma felicidad", dejando al margen los difíciles días que soportó sobre el final de su vida apagada a las 20.40 de ayer, a los 64 años.




 Sandro resistió hasta casi lo inimaginable, pero no pudo con una infección generalizada que sucedió a las numerosas vicisitudes sufridas a partir del trasplante cardiopulmonar del 20 de noviembre, cuando llegó al quirófano dramáticamente deteriorado.


 "Esta es una decisión exclusivamente mía. Prefiero el riesgo de la operación a estar tirado en una cama de por vida con un tubo de oxígeno conectado y sin ninguna garantía de poder safar", había dicho.


 Ayer no pudo con las dos intervenciones consecutivas en menos de 24 horas. Y se fue.

* * *




 La vida de uno de los más populares cantantes latinoamericanos se terminó en el Hospital Italiano de Mendoza tras una dura lucha de 45 días, en los que se multiplicaron los desesperados esfuerzos para salvarla.


 "Lamento informar que a las 20.40 hora local, Roberto Sánchez dejó de existir debido a un cuadro de shock séptico que se complicó con una necrosis intestino mesentérica y una coagulopatía por consumo", alcanzó a decir Claudio Burgos, el jefe del equipo médico.


 El progresivo deterioro de la salud del Gitano se había acentuado a fines de los '90 por un eficema pulmonar, consecuencia de su adicción al tabaco.


 Los restos de Sandro, trasladados a Buenos Aires, serán velados en el Luna Park, uno de los clásicos lugares donde actuó, o en el Congreso Nacional, donde hace exactamente tres meses se hizo lo propio con otra popular artista: Mercedes Sosa.

En Bahía, a partir del '60
El primer sábado de abril de 1991 fue el último recital del Gitano en Bahía Blanca. Antes había llenado Estudiantes, en marzo de 1985.





 Entre sus recuerdos, nuestra ciudad aparece asociada con el principio de su carrera, cuando era la voz de una banda de rock.


 "Por primera vez creo que vine en el '63 o '64 y con Los de Fuego. Después volví en la época del boom y en otros momentos de mi carrera. Pero lo más importante es que todavía sigo viniendo", contó Sandro en la edición de "La Nueva Provincia" del domingo 14 de abril de 1991.


Escándalo, delirio y respeto.
Roberto Sánchez nació el 19 de agosto de 1945, en Parque de los Patricios (Ciudad de Buenos Aires), pero se crió en Valentín Alsina.






 Durante más de 40 años creó un personaje que primero provocó un escándalo, luego el delirio y, finalmente, el respeto.


 "Yo sólo soy un tipo sencillo, un muchacho de barrio que se disfraza de Sandro como podría disfrazarse de Batman", decía.


 Todo comenzó el 9 de julio de 1958, cuando intentaba una imitación de Elvis Presley en un festival, pero el disco se rompió y el todavía Roberto Sánchez afrontó la emergencia y cantó a capella. Así consiguió la primera ovación de una larguísima serie que en pocos años pasaría a ser una rutina de movimientos sensuales, gritos, desmayos y canciones de amor.


 Entre los proyectos que integró se encontraron Trío Azul, Los Caniches de Oklahoma y Los de Fuego. Este último grupo fue bastante "jugado" para la época, lo que le valió diversas censuras.


 Con ese grupo inauguró, en 1963, el legendario reducto porteño La Cueva (Juncal y Pueyrredón) junto a Pajarito Zaguri y Horacio Martínez.


 Por entonces se lo conocía como el "Elvis del Sur" o "Elvis etapa Las Vegas", según la versión de Charly García.


 Pero fue con la música melódica-romántica que Sandro logró su mayor popularidad, la que quedó consolidada en la Argentina cuando en el carnaval de 1971 convocó 60 mil personas en el desaparecido estadio de San Lorenzo de Almagro.






 Fue tal su estallido que llegó a trascender las fronteras de nuestro país y llenó los más famosos escenarios de Latinoamérica, España y hasta los Estados Unidos, donde fue el primer argentino que pisó el monumental Madison Square Garden.


 A lo largo de su carrera, Sandro superó las 8 millones de placas vendidas. Grabó su primer disco en 1963, y más adelante, álbumes como Así, Porque te amo, Penas, Mi amigo el puma, Penumbras y Una muchacha y una guitarra vendieron más de un millón de copias cada uno.


 Además de llenar cuanto teatro se propuso en Buenos Aires y en el interior, quedó su debut en TV en 1964, sus dos años de éxito en Sábados circulares, de Pipo Mancera. Su éxito se proyectó a una decena de filmes, por caso Quiero llenarme de ti, Gitano o Subí que te llevo.


 Quiero llenarme de ti, Sandro de América, Album rojo, Se te nota, Volver a casa, La vida sigue igual, Historia de un ídolo, Colección de éxitos, Con gusto a mujer (ganó en el premio ACE de oro en 1993) y Clásicos (1994), se sucedieron en la trayectoria.


 En Rosa, rosa, sus exaltados rasgos de gitano heredados del abuelo, lo encumbraron como un símbolo sexual de su época.


 ¡Cómo olvidar su eterna bata roja y el cigarrillo en la boca! O su obsesiva discreción y su increíble capacidad para imponer todos los ritmos, incluso los silencios, como cuando subía a escena para decir: "Cuando diga ahora, ustedes gritan. Y después me dejan cantar. ¿Ok?" Y todas sus incondicionales admiradoras le hacían caso, claro.

Le decían Elvis.
Su popularidad se debió, en gran medida, al estilo sensual y provocativo que introdujo en la Argentina imitando al gran Elvis Presley. De esa manera consiguió el apoyo incondicional de tres generaciones de admiradoras





 En una entrevista concedida al diario "Clarín", que fue publicada el 30 de marzo de 1980, dejó bien claro que no le molestaba que lo asociaran con el "Rey del rock".


 "¿Por qué me va a molestar? Si tengo el tipo de Presley. Segundo: ¿acaso el erotismo no es la primera sensación que aparece no bien se enfrentan una mujer y un hombre? Algunos dicen: tiene éxito porque emplea recursos eróticos cuando canta, cuando baila y cuando mira. No empleo esos recursos porque sí, los siento. Como siento el amor y lo sublimo. Eso es: yo cuando canto sublimo".






Tiempo final.
Fueron seis las intervenciones quirúrgicas que se le practicaron en muy poco tiempo.

-- El 20 de noviembre fue sometido a un trasplante cardiopulmonar que le abrió una nueva esperanza en su lucha contra la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).
-- El 12 de diciembre tuvo su primera operación de urgencia luego del trasplante. Sufrió una infección pulmonar dentro del hospital, al parecer por un virus interno. Por eso debió ser sometido a una traqueotomía para facilitar la asistencia respiratoria. Presentó varios episodios febriles y en los cultivos se detectó la presencia de la bacteria "acinetobacter baumann".
-- El 20 de diciembre fue operado nuevamente, al detectársele una fístula en la tráquea.
-- El 22 de diciembre fue intervenido al detectársele otra fístula en la tráquea.
-- Ayer no soportó dos operaciones en menos de 24 horas, a causa de un shock séptico, que le produjo complicaciones.
















 Con Sandro como emblema, por cuarto año consecutivo la Argentina superó en 2009 el millar de trasplantes.


 Según informó oficialmente el INCUCAI, hubo más de mil trasplantes de órganos y casi 800 trasplantes de tejidos en el país. De ese modo, unos 430 donantes de órganos y alrededor 280 donantes de tejidos posibilitaron que casi 1.800 pacientes en lista de espera fueran trasplantados.