La silenciada masacre del "Wilhelm Gustloff"
Es la tarde del 30 de enero de 1945. La Segunda Guerra Mundial transita sus meses finales y más de 60.000 refugiados alemanes aguardan en el puerto de Gotenhafen que su sufrimiento también acabe.
Apretujados en el muelle, soportando como pueden los 14 grados bajo cero del implacable invierno, la multitud de hombres (mayoría ancianos), mujeres y niños, espera con ansiedad y angustia el momento de poder abordar el "Wilhelm Gustloff", un crucero de pasajeros devenido en buque multipropósito, que los podría llevar a Dinamarca, lejos del infierno.
Es que las tropas soviéticas avanzan demoledoramente sobre el territorio germano. Saben lo que los soldados rusos le hicieron a la población civil del este de Prusia y no quieren ser ellos las siguientes víctimas de semejante horror.
Atrás quedó la desesperada huida de la crueldad y el sadismo enemigo. Lo hicieron a pie, arrastrando sus pocas pertenencias a través de lagos congelados, de noche, y escondiéndose durante el día en cuevas de zorro cavadas en los bosques (de las que aún hoy quedan vestigios), para evitar ser descubiertos y ametrallados por la aviación soviética.
Pero quienes se esperanzan en abandonar el infierno en ciernes no están solos, también se encuentran prestos a abordar 1.000 cadetes de la Kriegsmarine adiestrados para prestar servicio en los submarinos, además de varios cientos de soldados heridos en el frente.
Atestado de gente. El "Gustloff" tenía una característica que era la estructura de mando doble. Como buque civil estaba al mando del capitán de la marina mercante Friedrich Petersen, y como navío al servicio de la Marina de Guerra era comandado por el capitán de navío Wilhelm Zahn.
En los días previos a la zarpada, el barco ya estaba abarrotado. Pero llegaron al puerto unas 400 jovencitas auxiliares navales de entre 17 y 25 años y, dado el peligro real de que fueran violadas y asesinadas por los soviéticos, las chicas fueron ubicadas en la zona de la piscina, en la cubierta E.
Trascartón, el 29 de enero arribó al puerto un tren repleto de heridos que fueron subidos a bordo, quedando el barco en las peores condiciones de hacinamiento, con los pasillos, habitaciones y cualquier otra dependencia posible cubierta.
Así, de las 60.000 personas que pugnaban por huir en la embarcación, sólo una sexta parte lo consiguió. Además, sólo un 60 por ciento de los pasajeros tenía chaleco salvavidas.
La esperada partida. La jornada de salida de la nave parecía un presagio de lo que vendría. El tiempo era infernal, con vientos de cerca de 80 km/h, una temperatura por debajo de los 10 grados bajo cero, nevadas y los témpanos de hielo que amenazaban en distintos lugares del mar.
El "Gustloff" no iría solo. Componían una suerte de convoy varios barcos menores como barreminas y corbetas, que navegaban hacia el mismo destino. No obstante, el alto mando de la marina alemana había dado la directiva al capitán de navegar en zig zag y con todas las luces apagadas, para no ser visto por los submarinos rusos que pululaban por esas aguas.
Aún hoy sigue siendo un misterio por qué el comando del crucero no acató esas directivas, ya que el buque iba no lejos de la costa pero en línea recta y con sus luces encendidas, convirtiéndose de ese modo en un blanco fácil.
Eso permitió --o al menos ayudó sobremanera-- que el submarino S13 de la armada soviética, al mando del capitán Alexandr Marinesko, lo detectara y pudiera seguirlo durante un par de horas.
No se sabe, ni nunca se sabrá, si el comandante ruso se percató de que la nave que llevaba en su periscopio era un transporte civil, ni de las características de la misma (de pasajeros), dado su tamaño, pues la visibilidad por las pésimas condiciones meteorológicas, más la oscuridad de la noche, seguramente dificultarían su definición.
El primer impacto. A las 9.10 de la noche del 31 de enero, los pasajeros sintieron el primer torpedo del S13 que chocó contra el casco del "Gustloff". Entró por debajo de la línea de flotación, pero los daños de los dos proyectiles siguientes serían mucho más letales.
El segundo alcanzó la piscina de la cubierta E, matando a casi todas las enfermeras navales, mientras que el tercero y último ingresó por la zona de la sala de máquinas, destruyendo todo lo que encontró a su paso.
Mientras el pánico se apoderó de la multitud a bordo, que pugnaba con desesperación por ganar la cubierta y poder acceder a los botes salvavidas (no pocos se arrojaron directamente a las aguas heladas), desde el puente se enviaba el SOS a la costa de Stolpmunde, en Pomerania.
Pese a las órdenes dadas para priorizar que las mujeres y los niños ocuparan los botes salvavidas, el caos cundió en el ya escorado "Gustloff" y las directivas fueron desobedecidas. Así, embarazadas y heridos se convirtieron en las primeras víctimas de la catástrofe.
En medio del desastre, algunos pocos cientos de personas consiguieron subir a los botes; otros se arrojaron al mar y pudieron ser recogidos por el torpedero alemán T36 que, en tales maniobras de rescate se salvó varias veces de ser torpedeado por el sumergible atacante.
En 50 minutos. Pese a los esfuerzos, los 50 minutos que el "Wilhelm Gustloff" tardó en irse a pique no alcanzaron para poder salvar a la gran mayoría del pasaje, como tampoco hubieran podido ser suficientes los barcos de escolta para recoger a semejante cantidad de gente.
Así, los ingentes trabajos de salvamento sólo alcanzaron para rescatar a poco más de 1.000 sobrevivientes, aunque muchos de ellos morirían más tarde de frío, además de la gran cantidad de cadáveres que flotaban con sus chalecos salvavidas.
Como una ironía de la vida frente a tanta muerte, varias mujeres embarazadas dieron a luz esa misma noche, siendo atendidas por marineros improvisados de parteros. Algunas de esas historias inspiraron al escritor Günther Grass para su novela "Im Kresbang" ("A paso de cangrejo").
A las 14 de ese 31 enero de 1945, los buques que cargaban a los sobrevivientes del "Gustloff" llegaron al puerto de Sassnitz. De las 10.000 personas que viajaban se logró salvar a poco más de 1.000, las cuales fueron derivadas al buque hospital de bandera danesa "Rey Olaf".
Contrariamente a la creencia generalizada, la tragedia del "Wilhelm Gustloff" fue el peor desastre marítimo de la historia moderna, sextuplicando la cantidad de víctimas mortales del famoso transatlántico "Titanic", con sus 1.495 muertos.
Pero se trata ésta de una historia muy poco conocida, prácticamente tabú, ya que los aliados hicieron que este suceso no trascendiera debido a que no querían poner en duda la honorabilidad de los procederes de la URSS --potencia aliada, al fin--, a la vez que los rusos también buscaban impedir que estas acciones brutales quedaran en evidencia ante el mundo.
¿Crimen de guerra o no? Sin embargo, no todos opinan del mismo modo. Para el historiador alemán Axel Schilt, la masacre del "Gustloff" no fue un crimen de guerra dado que para la Armada alemana los buques y tripulaciones civiles de países enemigos no estaban exentos de ser atacados y hundidos, según órdenes expresas del alto mando.
Hace unos pocos años atrás, cuando buzos polacos e italianos bajaron hacia el naufragio del barco, se encontraron con la sorpresa de que los restos habían sido dinamitados.
Después de la guerra, los soviéticos descendieron al "Gustloff" y destruyeron sus restos para borrar cualquier rastro que pudiese identificar el torpedeamiento y su responsable..
Una película alemana del año 1955 ("Nacht fiel über Gotenhafen") y unos pocos libros de autores teutones ("SOS Wilhelm Gustloff", de Heinz Schon, es uno de ellos), también, son las únicas alusiones y relatos públicos a este tremendo suceso.
Algunos dicen que EE.UU. tampoco se ocupó nunca de develar esta historia debido a que el buque jamás llegó a ese país y que en su pasaje no viajaba ningún ciudadano estadounidense.
Hoy, 65 años después, el "Wilhelm Gustloff" descansa en las heladas aguas del mar Báltico, a 90 metros de profundidad, seccionado en tres partes.
Sigue siendo la tumba de casi 9.000 almas y el silencioso recordatorio, para la selectiva memoria de los individuos, de que en nombre de nada el hombre es capaz de todo contra sí mismo.
La novelesca historia del capitán Marinesko
El capitán Alexandr Marinesko, verdugo del "Wilhelm Gustloff" con 9.000 almas a bordo y de otro buque más cargado con civiles inocentes, es el protagonista de una vida novelesca.
Nacido en Odessa en 1913, hijo de un marino rumano y una ucraniana, Marinesko pasó a la historia de la Segunda Guerra Mundial como el responsable del "ataque del siglo", por el cual Hitler lo declaró en el último año de la guerra (y en el suyo también) su "enemigo personal".
Marinesko había tenido un "incidente" en 1944 por el cual estaba en la mira de las autoridades de la URSS, que habían prohibido a sus ciudadanos confraternizar con los finlandeses (otrora aliados de los alemanes).
La historia dice que este oficial de la Marina de Guerra soviética no regresó una noche a su barco porque se quedó "festejando" con la dueña finlandesa de la taberna en la que había estado bebiendo copiosamente, lo que le valió una severísima reprimenda que marcó su carrera naval.
Sabedor de que se le podía venir una sanción aún mucho más grave, como la cárcel o la internación en un "gulag" de la Siberia, Marinesko pensó al avistar el convoy en el que navegaba el "Gustloff" que si lograba hundir a la enorme nave que tenía en el periscopio (justamente este barco de pasajeros), sería no sólo condecorado sino también eximido del castigo que intuía en ciernes.
Así fue que lanzó el primero de tres torpedos que impactaron en el abarrotado paquebote alemán, que se fue a pique en 50 minutos.
Pero su derrotero masacrador no terminó allí. El capitán Marinesko hundiría otro atestado buque de refugiados germanos: el "General Von Steuben", de 14.600 toneladas, con unas 4.600 personas a bordo, entre soldados heridos, hombres civiles, mujeres y niños.
Después de divisar el resplandor de las chimeneas del "Steuben", en una cacería que se prolongó por cuatro horas, el submarino S13 de Marinesko envió a este otro navío al fondo del mar en 20 minutos, pudiendo salvar la escolta a sólo 659 vidas.
Así, en un lapso de 10 días, este marino ruso hundió a los dos barcos de pasajeros más grandes de Alemania y mató casi de un plumazo a 12.000 personas.
Por estas acciones, el comandante del S13 fue condecorado con la medalla de la Bandera Roja, un reconocimiento menor por parte del Soviet ante semejante "hazaña" militar.
Después de la guerra, Marinesko, en estado de ebriedad, tuvo un altercado con un alto jefe naval, tras lo cual pidió la baja de la Marina, siendo enviado posteriormente como encargado de una oficina burcrática de poca monta, en la cual años más tarde sería acusado de malversar bienes socialistas (le encontraron una cama del organismo en su casa...).
Por este hecho fue condenado a tres años de prisión y enviado a un campo de concentración ruso, en el que terminó sus días en 1963, a causa de un cáncer de garganta.
Poco antes de su muerte, Alexandr Marinesko recuperó sus galones de capitán y en 1990, Mikahil Gorbachev le otorgó el título y medalla de Héroe de la Unión Soviética.
Actualmente, en su ciudad natal Odessa, existe una estatua suya que lo recuerda a él y su "hazaña" bélica.
Las distintas misiones
El "Wilhelm Gustloff" fue un trasatlántico construido en 1937 para la organización de la estructura nazi "Kraft durch Freude" (KdF), "Fuerza por la Alegría", un subgrupo del "Deutsche Arbeitsfront" (DAF) o "Fuerza del Trabajo".
El DAF era un organismo encargado de organizar la fuerza laboral alemana en pro del Partido Nacionalsocialista, y la KdF se encargaba de organizar las actividades culturales y recreativas para los trabajadores.
Esto incluía viajes y cruceros de turismo a distintas partes de Alemania y otros países, algo que antes sólo era posible para los alemanes ricos y poderosos. De este modo --según la creencia del partido nazi-- los trabajadores compensarían dedicando el mayor esfuerzo al trabajo productivo para el Reich.
* Desde su botadura hasta 1939, el "Gustloff" realizó una serie de cruceros a distintas partes de Alemania y Europa, como España y Dinamarca, y visitó también los países escandinavos. Antes del comienzo de la II Guerra Mundial, el buque fue utilizado para repatriar a los integrantes de la Legión Cóndor que ayudó a Francisco Franco a ganar la Guerra Civil Española.
* Meses después de la invasión a Polonia, en 1939, el trasatlántico fue pintado de blanco con una banda verde y utilizado como buque hospital. También fue utilizado para regresar a Alemania a efectivos heridos o en baja de los frentes de batalla.
* De mayo a julio de 1940, el "Gustloff" actuó en Oslo, Noruega, para atender las necesidades sanitarias de la campaña del ejército alemán en ese país nórdico.
* Desde mediados de 1940 hasta fines de 1944, se lo utilizó como Wohnschiff, una especie de buque barraca o escuela para los cadetes de la Marina que iban a servir en los submarinos U-Boot.
* En enero de 1945, el gran almirante Dönitz ordenó que la nave se abocara a evacuar a las poblaciones alemanas del este ante el avance de las tropas rusas.
Algunos datos
* Nombre: "Wilhelm Gustloff"
* Tipo: crucero de pasajeros
* Desplazamiento: 25.484 toneladas
* Eslora (largo): 208,5 metros
* Manga (ancho): 23,5 metros
* Propulsión: 4 motores diesel Mann de 8 cilindros y 9.500 HP
* Velocidad: 15,5 nudos
* Tripulación: 420 personas (marineros y oficiales)
* Capacidad de pasaje: 1.465 personas.
* Constructor: Astillero Blohm und Voss, de Hamburgo
* Año de botadura: 1937