Bahía Blanca | Domingo, 29 de junio

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Los pulperos de Las Grutas, artesanos de un oficio singular

LAS GRUTAS, Río Negro (Télam) -- En el balneario Las Grutas, sobre la costa atlántica rionegrina y a unos 200 kilómetros de Viedma, los pescadores pulperos realizan la explotación artesanal de un recurso ictícola casi exclusivo, que se convierte en atracción turística. Para los miles de veraneantes que eligen Las Grutas para sus vacaciones, éstas no son tales sin la degustación de algunas de las muchas variantes culinarias del plato de pulpo.




 LAS GRUTAS, Río Negro (Télam) -- En el balneario Las Grutas, sobre la costa atlántica rionegrina y a unos 200 kilómetros de Viedma, los pescadores pulperos realizan la explotación artesanal de un recurso ictícola casi exclusivo, que se convierte en atracción turística.


 Para los miles de veraneantes que eligen Las Grutas para sus vacaciones, éstas no son tales sin la degustación de algunas de las muchas variantes culinarias del plato de pulpo.


 Los restaurantes de la villa turística compiten en cuanto a la mejor elaboración de esas exquisiteces y, en el mismo sentido, se esmeran varias miniempresas de productos envasados.


 Pero no sería posible deleitarse con el incomparable sabor de este molusco si no existieran los pulperos, artesanos experimentados en un oficio que tiene sus claves y secretos.


 Los pulperos viven en un modesto barrio hacia el sudoeste de la población, sobre un formidable balcón al mar, donde al caer la tarde comercializan en forma directa su cosecha diaria, a razón de 25 pesos el kilo.


 Solos o en grupos familiares, casi siempre el padre y sus hijos, los pulperos salen hacia la playa un par de horas después de la primera pleamar de cada día, armados con ganchos metálicos de 40 centímetros de largo.


 "Hace 30 años los pulpos estaban acá cerca nomás, pero con el avance de la gente se fueron retirando y ahora hay que alejarse del pueblo unos 10 kilómetros por lo menos" dijo Domingo Rondeau, más conocido en el ambiente como "Pata".


 Con 58 años de edad y más de tres décadas en la actividad, que comparte con la albañilería fuera de la temporada de pesca, "Pata" es uno de los referentes del mundo de los pulperos.


 "El pulpo se acerca a la playa y queda entre rocas, debajo de las piedras o en unos aleros que se forman por dentro de las grietas, nosotros metemos los ganchos y los vamos sacando de a uno por vez" explicó a Télam.


 La tarea exige concentración y mirada alerta, para detectar la sutil turbulencia que delata al molusco, pero también una cintura resistente para permanecer muchas horas con el cuerpo agachado.


 Pata asegura que "en una buena salida uno puede juntar 50 pulpos, que son como 10 kilos, y para eso hay que trabajar no menos de cuatro horas, hasta que la marea vuelve a subir".


 Algunos días, si llevaron bastante hielo en las conservadoras, en lugar de volver a Las Grutas se quedan a esperar el siguiente movimiento del mar, y acampan en las enramadas que ellos mismos arman sobre la playa.


 Algunos pocos pulperos tienen vehículo propio, pero casi todos dependen de un transportista que les cobra una suma fija diaria para llevarlos y pasarlos a buscar al regreso.


 El sitio donde se logran mejores capturas es Fuerte Argentino, una playa ubicada a 40 kilómetros del pueblo, hacia el sudoeste del golfo, que se caracteriza por un alto acantilado que desde lejos parece una fortificación.


 Agustín Sánchez, operador de turismo de aventura en la zona, llevó a Télam hasta el lugar, en su camioneta de tracción doble apta para atravesar los accidentes de la playa.


 "Esta es un área de enorme riqueza natural, con una biodiversidad sorprendente, y los pulperos son bastante respetuosos del medio ambiente" comentó, mientras orientaba al cronista.


 No obstante, manifestó su preocupación porque, en las últimas temporadas, se autorizaron excursiones con camiones pesados tipo militar, que generan enormes huellas en la arena y agreden la vegetación silvestre.


 "Pata" compartía esta inquietud y afirmó: "Nosotros no hacemos daño, cuidamos la playa y los caminos, porque necesitamos que la naturaleza nos siga dando el pulpo para ganarnos unos pesos".