"Pichi" Sella cumplió 30 años con su fiel compañero: el micrófono
Del medio centenar de vida que lleva sobre sus hombros el periodista Norberto Omar Sella, más de la mitad fueron compartidos con el que alguna vez definió como su eterno acompañante, el micrófono. Y si esta aseveración aparece exagerada a primera vista, la contundencia numérica es irrebatible: el pasado 10 de septiembre celebró 30 años de actividad ininterrumpida en el periodismo.
Lo de celebrar, por otra parte es una mera expresión, porque, como ha sido costumbre en tan dilatada trayectoria, la celebración pasó como cualquier otro día de su vida, es decir, en su despacho o en el estudio de su casa, trabajando.
En estas tres décadas en que corrió tanto agua bajo un puente de comunicación --aguas serenas con las mieles del reconocimiento y a veces borrascosas como suele acontecer en la vida de los seres humanos-- Norberto Sella ha devenido portador de alias o apodo, más que de apellido.
No hay nadie en Punta Alta que no lo identifique. Si, en el universo cerrado del estudio radial dominado por una luz roja y delimitado por un vidrio detrás del cual mueven los botones los operadores; enfocado por una cámara televisiva que registra hasta el más mínimo gesto; en la otra punta de una conversación telefónica que deja escuchar su voz acompasada; o simplemente en la conversación en la vereda o en el supermercado, él mismo o alguien, dice "Pichi", quien o quienes oigan ese apelativo, reconocerán al aludido.
La intensa actividad que le ha propuesto el periodismo en tanto tiempo no le ha restado empeño para su otra pasión: el básquetbol, al cual practicó, difundió, comentó, relató y por el cual viajó por todo el territorio nacional y a otros países.
Tanto para la comunicación como para el deporte dispuso de un mentor que lo convirtió en el mejor de los discípulos, el querido y por siempre recordado Bill Américo Brussa, el "Lungo".
Sin el apoyo incondicional de su esposa "Rosy", y de sus hijos Bárbara e Ignacio --a quien ya también lo estigmatiza un sobrenombre, "Nacho", y la pasión por el básquetbol--, y el de tantos profesionales con quienes trabajó, no podría soplar 30 velas. Nada menos.
LU3, su segunda casa. Al amor por la radio se lo infundió, desde la niñez misma, su padre, quien puntillosamente todas las tardes se sentaba con la "portátil" a escuchar "La revista informativa", del periodista Juan Carlos Dobal.
LU3 Radio del Sur fue su segunda casa. La que le abrió las puertas aquella tarde del 10 de septiembre de 1979 para cubrir a un amigo y colega, el periodista puntaltense Carlos Lencinas.
No pudo tener mejor padrino profesional, Esteban Juan Carlos Dobal. En los estudios de Lamadrid al 100 de Bahía Blanca, además del informativo y de las breves periodísticas, participó del programa "Exitos de hoy y de siempre", aquella recordada serie musical cotidiana conducida por Gustavo Gabí.
Cuando el santo basquetbolístico argentino --sin cuya idea nuestro país no hubiese ganado la medalla olímpica ni arañado un campeonato mundial nada menos que ante los gigantes yugoslavos-- León Najnudel inventó la Liga Nacional de Básquetbol, "Pichi" comenzó a desandar un camino que todavía hoy recorre.
Con las estadísticas desde el piso de las canchas, integraba un equipo dirigido por Oscar Coleffi junto a Carlos Almirón y, según comentó en otros reportajes, "tocó el cielo con las manos".
De aquellas épocas con tantos kilómetros recorridos queda el recuerdo de esa campaña de Sporting en la liga de ascenso cuando defendían los colores rojinegros Manuel Forrest y un petiso endiablado, Barney Mines, gracias a los cuales hizo algunos micros y comentarios en "La hora del deporte", del desaparecido Reynaldo Gamarro.
Esa actividad fue la plataforma que lo catapultó a escenarios mayores. El Mundial de 1990 en Buenos Aires; los Panamericanos de 1992 en Mar del Plata; el Mundial de 1994 en Canadá; el Preolímpico de 1995 en Neuquén y Tucumán; el Sudamericano de 1999 en distintas ciudades argentinas.
Desde 2006, en tanto, Radio Mega deja escuchar su característico grito "Tri..., Tri..., Triiiiiiple", en cualquier parada nocturnal entre los equipos participantes de los torneos organizados por la Asociación de Básquet de Punta Alta.
Actualidad puntaltense. Semejante palmarés no tendría razón de ser en sus intenciones si no fuera por el programa que es, parafraseando a lo expresado por una de las mejores políticas más influyentes en la historia argentina, la razón de su vida.
El 3 de junio de 1987, cuando las emisoras en FM eran meros proyectos y buenas intenciones en Punta Alta, y gracias al impulso e interés de empresarios, comerciantes y de una población con ganas de escuchar en radio acerca de sus propias cosas, nació "Actualidad Puntaltense", un programa bendecido por Pablo Serrat de LU3.
La propia emisora bahiense instalaba sus equipos en la antigua Liga de Comercio local. Desde ese entonces se adueñó ininterrumpidamente de las tardes sabatinas, entre las 13 y las 17.
Ininterrumpidamente en el cabal sentido de la palabra. Porque ni siquiera dejó de emitirse en vacaciones de verano o invierno.
A partir de 1989 su lugar fue la traguería La Pirámide y desde 1994, el programa se ha alojado en la FM 2001. Se trata de una producción que, como su nombre lo indica, refleja el acontecer semanal rosaleño. Participan periodistas deportivos y de espectáculos, además de colaboradores especializados en otras áreas del conocimiento.
Además de la información, los oyentes pueden disfrutar de música exclusivamente cantada en castellano, y cuenta con un espacio de 25 minutos a todo tango.
A esa mesa de intenso trabajo sabatino se sentaron muchos de los periodistas que en la actualidad desarrollan sus tareas en distintos medios locales. Nombrarlos a todos integraría una lista demasiado extensa para este espacio. Entre tantos nombres, estamos seguros de que "Pichi" elegiría a alguien fallecido demasiado temprano y quien acaso sea una especie de ángel guardián del programa, el locutor bahiense Alejandro "Jano" De Robbio.
Mucho más que premios. La nómina de premios y galardones recibidos en 30 años es igualmente muy extensa. Comenzó en el año de los festejos del V Centenario del Descubrimiento de América cuando recibió uno de los más importantes honores para un periodista: el premio nacional Santa Clara de Asís.
Desde entonces y hasta ahora suma la friolera de 16 premiaciones entre las que sobresalen los Néstor Francischelli otorgados por la Dirección de Cultura del municipio rosaleño (5 en total); los Gaviota de Plata y los de Oro, de Mar del Plata, a nivel nacional, entregados por SADAP, Asociación Argentina de Artistas y Profesionales (en seis ocasiones); y el último, el Faro de Oro como mejor relator deportivo. Hasta ese lujo se dio.
Pero, como suele afirmar con la seriedad y humildad que lo caracterizan, el mayor halago obtenido es simplemente que lo estimen y lo reconozcan como alguien quien, desde el periodismo y con la mayor honestidad, trabaja por y para su querida ciudad.