Bahía Blanca | Domingo, 10 de agosto

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Bahía Blanca | Domingo, 10 de agosto

¿Doble marea o marea extraordinaria?

En forma repetida, las costas de nuestro país se ven sujetas a la fuerte acción erosiva de las olas, comúnmente llamada "marejadas". Cuando esto ocurre, las aguas suben más de lo normal y las olas acceden a lugares que normalmente están alejados de su diario movimiento y de las mareas. En la zona costera de nuestra región, cuando pasa esto, se habla de que "se juntan dos mareas".

 En forma repetida, las costas de nuestro país se ven sujetas a la fuerte acción erosiva de las olas, comúnmente llamada "marejadas". Cuando esto ocurre, las aguas suben más de lo normal y las olas acceden a lugares que normalmente están alejados de su diario movimiento y de las mareas. En la zona costera de nuestra región, cuando pasa esto, se habla de que "se juntan dos mareas".




 El presente artículo está dirigido a explicar cuáles son los procesos que dan lugar a estos eventos y desvirtuar conceptos que surgen de la mitología popular, pero que no tienen asidero real alguno. Para ello vamos a utilizar el evento ocurrido el 29 de julio último, cuando se produjeron inundaciones en Ingeniero White y fuerte erosión de las playas de Monte Hermoso y Pehuen Co.




 Resulta conveniente recordar que nuestras costas están dominadas por una marea semidiurna (hay 2 pleamares y 2 bajamares por día), con amplitudes medias que van de 2 m, en la boca del estuario de Bahía Blanca, Monte Hermoso y Pehuen Co, hasta 3,5 m, en Ingeniero White. La marea se origina, principalmente, por la atracción gravitacional que ejercen la Luna y el Sol sobre nuestro planeta, pero que se modifica por la geomorfología de la zona. Es, justamente, la geomorfología del estuario de Bahía Blanca la que produce que la marea pase de 2 m, en el mar abierto, a 3,5 m en Ingeniero White, y a 4 m, en Villarino Viejo. Esta es la marea normal que se mide constantemente con mareógrafos en sitios como la torre oceanográfica, Puerto Belgrano o Ingeniero White.




 Además de la geomorfología, el otro mecanismo que modifica la curva de marea pronosticada es el viento. En nuestra zona, el viento es una constante que la caracteriza. La mayor parte del tiempo, el viento sopla del noroeste; es decir, paralelo al canal principal del estuario. Cuando sopla muy fuerte, el efecto es el de producir variaciones sobre los valores de altura y la hora de ocurrencia de, por ejemplo, las pleamares y bajamares que se pueden obtener de una tabla de marea. Estas variaciones se denominan, técnicamente, "ondas de tormenta", aunque no haya una tormenta.




 Justamente, lo que ocurrió el 29 de julio fue una onda de tormenta importante, debido al efecto del viento sur, que actuó, principalmente, en la zona exterior del estuario. Si se analizan los registros de marea en los tres mareógrafos mencionados para el período 25 al 30 de julio, se nota que la pleamar del mediodía del 29 fue cerca de 1 m más alta que las otras pleamares. También se puede apreciar que la marea siguió todo el tiempo con su natural y normal desplazamiento sinusoidal, con sus respectivas pleamares y bajamares. Ni ahora ni nunca se juntan dos mareas. Aun si tuviésemos huracanes, sería imposible para el viento contrarrestar el movimiento de la marea.




 Si bien, durante toda esa semana, hubo vientos muy fuertes, incluso superiores a los del día 29, fueron siempre del noroeste al sudoeste. Sin embargo, desde aproximadamente las 8 de la mañana hasta casi la medianoche del 29, el viento sopló con intensidad desde el sur. Ello produjo, justamente, una onda de tormenta significativa; especialmente, cuando coincidió con la pleamar. Se debe destacar que el que produjo el incremento de la marea en toda la costa fue el viento sur que sopló en mar abierto. Los vientos dentro del estuario, aunque también del sur, no fueron tan fuertes, pero, al soplar durante la pleamar, produjeron una mayor acumulación de agua contra la costa norte del canal principal, afectando Ingeniero White, Villa del Mar y puerto Cuatreros, entre otros sitios.




 Los problemas a los que se vieron sujetos tanto Ingeniero White como Monte Hermoso y Pehuen Co se deben mucho más a los efectos de la acción del hombre que a la naturaleza. Especialmente, estas las dos últimas localidades se encuentran en un fuerte estado erosivo, cuya razón principal se debe a la urbanización, forestación y destrucción del médano frontal (también conocido como médano costero).




 Lamentablemente, ya no se puede volver atrás en ellas, por lo que es fundamental tomar medidas para que los efectos en el mediano plazo (del orden de 5 a 10 años) no sean importantes.

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Los autores son investigadores de Conicet en el Instituto Argentino de Oceanografía y profesores de la Universidad Nacional del Sur. Agradecen al Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca por los datos de marea y meteorológicos aportados.