Bahía Blanca | Viernes, 18 de julio

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Sorín abre "La ventana" de su cine espontáneo e intimista

Mañana se estrenará en salas bahienses La ventana, el filme que el realizador cinematográfico Carlos Sorín filmar en buena parte en la estancia "San Juan", en La Vitícola, a 20 kilómetros de nuestra ciudad. La película es interpretada por Antonio "Taco" Larreta, Arturo Goetz, Jorge Diez, Carla Peterson y Marina Glezer, entre otros.

 Mañana se estrenará en salas bahienses La ventana, el filme que el realizador cinematográfico Carlos Sorín filmar en buena parte en la estancia "San Juan", en La Vitícola, a 20 kilómetros de nuestra ciudad.


 La película es interpretada por Antonio "Taco" Larreta, Arturo Goetz, Jorge Diez, Carla Peterson y Marina Glezer, entre otros.


 "Los argumentos nacen como muchísimas ideas, que duran como una mariposa, una sola noche. A veces me entusiasmo con una, casi hasta una instancia de guión, y la historia se cae", sostuvo el cineasta.


 Agregó que "después de varios meses va tomando una suerte de consistencia y después puedo definirla; creo que la muerte de mi padre influyó en la película, porque desparrama todo un halo en la vida de uno".


 "Creo que mi obsesión por Antón Chéjov y fundamentalmente por un cuento de Raymond Carver, Tres rosas amarillas, que narra los últimos minutos de la vida del escritor ruso, influyeron muchísimo", añadió.

Las inspiraciones




 Y explicó que otra referencia ineludible fue Madre e hijo (1996), de Alexander Sokurov, "en lo que hace a su estética, aunque esa película es muchísimo más extrema, hecha con la mínima cantidad de elementos, que también fue un `shock' haberla visto".


 Sorín contó que en su adolescencia, cuando dejó de ver "las clásicas películas de cowboys", la primera "adulta" que lo sorprendió fue Cuando huye el día (1957) de Ingmar Bergman, de la que se volvió fanático. "La habré visto por lo menos 15 veces".


 Pasados los años, cuando escribía el guión de La ventana, "me venía constantemente a la cabeza esa película y reconocí cómo a esa visión del personaje de Larreta --una niñera de 80 años atrás-- permaneció en mí durante tantos años".


 Al reverla "comprendí sobre todo que las grandes obras maestras conservan su frescura más allá de los años y que mi película, de alguna manera, era casi una `remake' por los temas esenciales".

Título atractivo




 Sobre el título de su filme contó que en un principio se llamaba Agua que brilla porque iba a ser rodada en los Esteros del Iberá, pero una epidemia de fiebre amarilla en la zona hizo cambiar la locación.


 Al cambiar el lugar de filmación por el del sur de la provincia de Buenos Aires el título perdía sentido, "y entonces la ventana empezó a aparecer en el rodaje como un hecho protagónico y me gustó ese nombre".


 "Ventana es un nombre que dispara cosas del adentro y del afuera, de lo exterior y la interioridad, en fin, me pareció que era un título atractivo", expresó.


 El encuentro del cineasta y su actor protagónico, Antonio "Taco" Larreta --un prócer del teatro uruguayo y guionista de Los santos inocentes (1984), en España-- se produjo por obra de amigos en común y una buena dosis de sorpresa.


 "Yo estaba de jurado en el Festival de La Habana y mi socio, el español José María Morales, estaba trabajando con Taco en un proyecto sobre los libertadores de América y cuando le conté mi proyecto me dijo: `Es él", comentó.


 Y agregó que su búsqueda apuntaba a un actor con la edad del personaje, "que la fragilidad que da esa edad no fuera actuada, y buscaba a un escritor porque creo que nada mejor que uno de ellos para interpretar a un escritor, y nada mejor que un afinador de pianos para hacer un afinador".


 Luego del encuentro hubo sendos viajes del coproductor y el realizador a Montevideo.


 "Yo iba muy nervioso y lo encontré a él (Larreta) también muy nervioso", puntualizó.


 Hubo encuentros frecuentes, un guión que Larreta leyó y luego le fue retirado para fomentar la espontaneidad --un sello en los filmes de Sorín-- de sus intervenciones y dos semanas de filmación tras un tiempo de aclimatación en la estancia "San Juan" donde permaneció el equipo.


 El resultado fue una enorme compenetración entre el director y su actor y una película que no pasará inadvertida en la historia del cine argentino. (Télam)