Calle angosta
No me estoy refiriendo al hermoso tema musical sobre una callecita de la provincia de San Luis, sino a la angosta calle de tierra, arbolada, de Nicaragua al 900 de nuestra ciudad, y no de una vereda sola..., en la que nací y viví hasta mi adolescencia. Desde que la vida me distanció, a veces un poco lejos, otras no tanto, nunca dejé de pasar por ella y recorrerla lentamente, recordando los momentos vividos, acariciando las puertas y paredes de las casas que aún están igual, pidiendo permiso a los actuales propietarios del solar donde nací para extraer un poco de tierra y pasto para guardar en un frasco que aún conservo; lamentablemente, mi casa natal fue reemplazada por otra y no puedo tocar sus paredes y sus árboles.
Cierro los ojos y me veo de niño jugando en sus veredas, calle y baldíos, con los amigos de la infancia; imaginando a vecinos y familiares queridos que la poblaban en las décadas del 40 y 50. En las noches y favorecidos por la ausencia de luz artificial, pasábamos horas observando claramente el cielo sembrado de estrellas, buscando ávidamente Las Tres Marías, la Cruz del Sur, el lucero, etc., iluminados, muchas veces, por la majestuosa luna llena; con los años, nos enteramos de que las estrellas que veíamos "caer" en el firmamento, según nuestros primitivos conocimientos, eran meteoritos que cruzaban el espacio.
Esta evocación de mi barrio natal, que no es la primera, me llevó a pensar que, por tratarse de una cuadra (cortada) angosta, con respecto a otras de la ciudad, y en esa época donde todos nos conocíamos y tratábamos, hace que, al nacer en ella, la sienta como mi pequeña patria, como uno de su "dueños", tal como se lo es del país de origen. Seguramente, estoy cometiendo "plagio" por algunas de mis notas anteriores, pero sentí ganas de manifestarlo nuevamente.
Al ser reemplazados, lamentablemente, los antiguos almacenes del barrio (Picardi, Dottori, Calendino, Martelli, Prattini, Barsotelli, etc.), con muchos años de existencia, por nuevos sistemas de ventas, como cooperativas o supermercados, y haberse alejado para siempre la totalidad de los proveedores de alimentos y consumo diarios, con sus entrañables carros tracción a sangre, motivó que, en la actualidad, haya menos oportunidad de convivencia entre los habitantes del barrio; ni hablemos del impacto de la televisión y los juegos electrónicos en ese sentido, alejando a los chicos, jóvenes y adultos de la sanas barras de las esquinas, clubes, bares, etc.
Los niños de entonces nos entreteníamos con los juegos creados por nosotros mismos y cuando el clima o la hora no lo permitían, pasábamos gran tiempo leyendo revistas, libros de aventuras, entretenimientos, debajo de las galerías que la mayoría de las casas tenían. A la noche, la radio nos acompañaba, no muy tarde, a compartir la mesa familiar y a hacer los deberes escolares que no habíamos podido terminar durante el día para ir a jugar.
Tendría mucho más para contar, pero tengo la esperanza de que los que también vivieron en esa época seguramente me ayudarán con su memoria a transmitir a sus seres queridas sus vivencias inolvidables.
Oscar Ernesto Zara
Bahía Blanca
Caminatas por Bahía Blanca
Uno ve de buen grado cómo crece el sector norte de la ciudad. Basta ver el Paseo de las Esculturas, donde es un regocijo visual el caminar por ese sector, con su nueva iluminación, parquizado con riego por aspersión recientemente inaugurado, luego seguir por el Parque de Mayo, totalmente iluminado, juegos, asfalto, cruzar Florida y llegar al Paseo de la Mujer y continuar por esa senda hasta donde sus piernas y su estado físico se lo permitan. Sectores donde se respiran aires sanos, que, junto con la caminata, es el mejor antídoto a muchos problemas de todo tipo.
También para aquellos que les gusta caminar y tostarse la piel, lo pueden hacer por la senda peatonal de la avenida Cabrera, hermosa entrada de la ciudad, parquizada, con grandes centros comerciales, atractivas viviendas que se observan a un costado de la misma y una hermosa vista de lejos de la ciudad, su puerto y Parque Industrial y Polo Petroquímico, que desde la calle Fortaleza Protectora Argentina se puede observar, sitio donde se construirá el futuro estadio polideportivo. Sin lugar a dudas, una entrada a la ciudad donde los turistas pueden asombrarse de lo que es Bahía Blanca.
No podemos dejar de mencionar también el ingreso por la ruta 33 y por la avenida Alem, que también dan muestra a los turistas con qué ciudad se van a encontrar.
Estas son claras muestras objetivas de la permanente y constante inversión en obras y paseos públicos que, enhorabuena, la Municipalidad de Bahía Blanca viene haciendo, desde hace tiempo, en el sector norte de la ciudad, sector donde también existe una fuerte inversión privada, quedándonos para pensar, cuál de las dos fue primera, que diera fundamento a la otra. Lo importante es saber que la Municipalidad tiene interés en el crecimiento de este sector.
Aquellos a quienes nos gustan las caminatas o debemos hacerlas por distintas razones, pero que vivimos en el sector sur de la ciudad, y que no podemos cruzar la misma hacia esos hermosos sitios, para disfrutar de una sana y reponedora caminata sin contaminación visual, contamos con la frondosa arboleda de la avenida Arias, desde calle Ecuador hasta avenida Colón, donde, durante las primeras horas de la mañana o al caer el sol, una gran cantidad de ciudadanos bahienses del sur de la misma (Villa Rosas, Loma Paraguaya, Barrio Rucci, Barrio San Martín, Barrio Colón, Barrio Pedro Pico) realizan su ejercicio aeróbico diario.
A lo largo de ese trayecto, podemos disfrutar del sonido del roce del viento sobre los árboles, el aire puro (más otros tipos de aire) sobre nuestro rostro. No contamos con el Paseo de las Esculturas, pero contamos con el paseo de las "bolsitas de nilón". No tenemos el arroyo Napostá, pero tenemos los canales de agua servida. No tenemos una hermosa vista de la ciudad, pero tenemos un hermoso paisaje de chimeneas humeantes. No tenemos el camino parquizado, pero tenemos altos yuyos que no nos permiten ver qué hay en los grandes descampados del lugar, como para no preocuparnos de nada y seguir la caminata. Desde calle Pedro Pico hasta Colón, no tenemos sendas, pero tenemos varios obstáculos para sortear, lo que hace más aeróbica la caminata. Desde Pedro Pico hasta Colón, no contamos con iluminación (vía naranja es hasta Pedro Pico, sólo para Villa Rosas), por ello no caminamos de noche ni circulan vehículos por ese sector. No podemos ver pasar el tren, pero podemos apreciar las vías muertas y vagones abandonados sobre Fitz Roy.
También tenemos nuestra entrada a la ciudad, por el sur de la misma, por avenida Colón. Allí, podemos observar unos pacíficos equinos comiendo el pasto. Disfrutar del hermoso paisaje del edificio abandonado de Cánepa, de la ex heladería Milano. Desde Colón y paralelo a las vías del Neuquén, podemos ver un pintoresco canal de aguas servidas que dobla en Fitz Roy. Podemos comprar fruta fresca frente a la Plaza de las Américas.
También podemos observar vehículos abandonados en Arias y Colón, donde aclaramos que no pretende ser una imitación del paseo de calle Urquiza. También podemos ver la hermosa pirámide con su globo terráqueo en su vértice, siempre pintada con simpáticos grafitis, en la inconclusa Plaza de las Américas. También se puede observar el pintoresco, centenario y deteriorado adoquinado de la frondosa avenida Arias, que llevara los vehículos de la época al puerto de Ingeniero White.
Aquellos turistas que ingresan por la avenida Colón tienen la suerte de ver estos paisajes pintorescos y, luego, encontrarse a sólo 18 cuadras con la plaza Rivadavia, siguiendo por la misma avenida principal de la ciudad por donde ingresaron.
Estas son claras muestras objetivas de la permanente y constante falta de inversión en obras y paseos públicos que la Municipalidad de Bahía Blanca viene haciendo, desde hace tiempo, en el sector sur de la ciudad, sector por donde no existe una inversión privada, quedándonos para pensar, cuál de las dos fue primera, que diera fundamento a la otra. Lo importante es saber: La Municipalidad, ¿tiene interés en el crecimiento de este sector?
Lo único que esperamos y deseamos los que vivimos en el sur de la ciudad es que el turista que entre por el sur se vaya por el sur, a fin de no generarle una serie de preguntas que no se quién se las podrá responder.
¡El sur también existe!
Alberto Giménez
Bahía Blanca
Calles bahienses
Deseo referirme en esta oportunidad al estado deplorable de las calles bahienses. Sin lugar a dudas, circular por algunas de las distintas arterias es una verdadera amenaza en lo que concierne a nuestras vidas y, además, por los ocasionales daños a los vehículos.
La mayoría de las calles tiene pozos de todos los tamaños, ya sea producidos por pérdidas de agua, mal mantenimiento y ni hablar de las calles de tierra: es imposible transitarlas en época de verano, ya que no las riegan y ni pensar que pase alguna máquina niveladora. En algunas, todavía existen empedrados, que son excelentes destructores de los trenes delanteros.
Y uno se pregunta para qué nos exigen tener los vehículos en condiciones, obtener la tan rigurosa VTV, si uno, ni bien sale de realizarla, comienza el calvario de la total destrucción vehicular. Y ni hablar de los que andan en motos y bicicletas: pobres de ellos.
Sería primordial encarar una progresiva reparación de nuestras queridas calles bahienses, por donde yo a diario circulo y miles de personas andan como pueden.
Julio César Pérez
Bahía Blanca