Bahía Blanca | Jueves, 17 de julio

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El antiguo conventillo aún permanece de pie

El tiempo la fue relegando a los últimos planos, a tal punto que hoy sólo es una muestra derruida y oculta de lo que supo ser. Conocida como El Conventillo de las Catorce Provincias, la centenaria casona ubicada en Líbano 256 constituye una parte insustituible del pasado local, sobre todo de aquellos años donde la inmigración europea y la expansión urbana hacia la periferia eran moneda corriente.
El antiguo conventillo aún permanece de pie. Sociedad. La Nueva. Bahía Blanca

 El tiempo la fue relegando a los últimos planos, a tal punto que hoy sólo es una muestra derruida y oculta de lo que supo ser.


 Conocida como El Conventillo de las Catorce Provincias, la centenaria casona ubicada en Líbano 256 constituye una parte insustituible del pasado local, sobre todo de aquellos años donde la inmigración europea y la expansión urbana hacia la periferia eran moneda corriente.


 Su construcción se remonta a las primeras décadas del siglo pasado, donde supo ser casa-quinta y luego inquilinato, aunque antiguos pobladores afirman que también sirvió como posta hasta la cual llegaban los carros y chatas que traían adoquines desde Sierra Chica para pavimentar calles como Rondeau, Rodríguez y avenida Colón, entre otras.


 Pero donde no existen controversias es en torno a su rol como inquilinato, sirviendo de hogar a numerosos inmigrantes, muchos de ellos ocupados en el ferrocarril al Noroeste, quienes residían en sus habitaciones algunas temporadas hasta que podían construirse una vivienda.


 Buena parte de su historia fue recuperada por "Los Chicos de la Plaza El Tambor de Tacuarí", de la mano de la incansable Isabel Trujillo, quienes en el libro "Recuerdos Noroesteños" mencionan, entre otros aspectos, el origen de su nombre.


 "Debemos recordar que hace muchos años nuestro país estaba dividido en catorce provincias, nueve gobernaciones y un distrito federal, y tal vez el nombre del conventillo se fundamente en su función de alojar personas provenientes de todas las provincias. Sin embargo, los vecinos más antiguos afirman que su nombre se debe a que tenía siete habitaciones de cada lado (seis abajo y una en el primer piso)".


 En tal sentido, no sería extraño pensar que la denominación obedece a una simple imitación del famoso conventillo porteño ubicado en Piedras, entre Cochabamba y San Juan.


 Si, efectivamente, "Las Catorce Provincias" fue construida a principios del 1900 y sirvió en sus comienzos como inquilinato, seguramente debió haber tenido un rol fundamental a mediados de 1907, cuando en Buenos Aires, Rosario, La Plata y Bahía Blanca, estalló la huelga de inquilinos.


 Los habitantes de los conventillos pugnaron por una rebaja en los alquileres y mejores condiciones de vida en lugares donde hasta entonces residían hacinados y con falta de higiene.


 Hasta ahora, de esta casona poco se sabe. Apenas que perteneció a Felipe Trapazzo, quien se lo vendió luego a Aída Oliver viuda de Drittanti, alguno de cuyos descendientes tendría ahora potestad sobre el inmueble.


 Pero más allá de los títulos de propiedad, el la casa pertenece a un barrio (Noroeste), a una comunidad toda, y también a la ciudad, atesorando entre sus desvencijadas paredes ecos pretéritos de voces en cocoliche, sudores ferroviarios y oscuras pasiones que hoy ya nadie recuerda.
Adrián Luciani.