Bahía Blanca | Domingo, 10 de agosto

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EN RIVADAVIA Y RINCON

El renacer de los Angelitos El Café de los Angelitos reabierto el martes último, tras permanecer cerrado los últimos 15 de sus 117 años de historia, y brindará espectáculos de tango todos las días en la reconocida esquina porteña de Rivadavia y Rincón, visitada durante el siglo pasado por figuras notables como Carlos Gardel y Osvaldo Pugliese.

El renacer de los Angelitos




 El Café de los Angelitos reabierto el martes último, tras permanecer cerrado los últimos 15 de sus 117 años de historia, y brindará espectáculos de tango todos las días en la reconocida esquina porteña de Rivadavia y Rincón, visitada durante el siglo pasado por figuras notables como Carlos Gardel y Osvaldo Pugliese.








 El bar, otrora llamado Bar Rivadavia y punto de reunión de payadores, luego "malandras" y finalmente tangueros, volvió a abrir sus puertas tras haber sido cerrado en 1992 y demolido en 2000, con una función privada, previa a la apertura general al público, que tuvo lugar el miércoles a las 18.


 Ubicado en Rivadavia 2100, en la zona de Congreso, en el barrio de Balvanera, a metros de la que fue la casa de Gardel (en Rincón), el edificio duplicó su tamaño original, lo que le permitirá funcionar como bar las 24 horas del día y durante las noches como restaurante, con un espectáculo de tango.


 El show, para el que se dispuso un escenario de 12 metros por 4 y en el que participarán 22 artistas, está especialmente destinado al mercado turístico, con precios de entrada muy elevados para la clientela porteña: entre 250 y 450 pesos por persona, muy lejos de los 3,50 pesos que cuesta el café.


 La capacidad del bar fue ampliada para 250 personas y se lo remodeló con la premisa de mantener la estética tradicional porteña de principios del siglo XX, aunque con mayor ostentación: vitrales, bronces, cristales, mosaicos, dos cocinas y palcos, entre otras cosas.


 Junto a una muestra de 350 fotos que ilustran la historia del café, inmortalizado en un tango de Cátulo Castillo, Los Angelitos cuenta con un museo itinerante en el subsuelo, donde hay muestras artísticas y una tienda de recuerdos.


 Una de las fotos de la galería tiene como protagonistas a las Hermanitas Cacace, quienes en la década del 1930 crearon una orquesta de señoritas --número que contaba con cuatro mujeres que tocaban diferentes instrumentos--, que actuó allí varias veces.


 La única sobreviviente de esa banda, Juanita Cacace, de 92 años, fue quien cedió esa fotografía a la colección, tras visitar las obras de reconstrucción y presenciar un ensayo de la nueva orquesta de señoritas, algo que, según contó, la conmovió.


 "Una prima mía tocaba el violín y otra el piano y yo, tras la muerte de mi padre, descubrí que podía tocar el bandoneón como él. Entonces, con otra chica que tocaba el contrabajo, formamos en los años 30 una orquesta de señoritas, que clásicamente no tenían bandoneón, y nos empezaron a llamar `Las Hermanitas Cacace'".


 Según explicó, las primas Cacace se enamoraron en Rivadavia y Rincón, cuando "tres hombres de negocios se acercaron a nosotras y terminamos casándonos las tres".


 Sobre su primera visita al nuevo bar, dijo: "me causó mucha emoción ver el ensayo de la nueva orquesta, porque siempre viví por esa zona y ese ambiente de la música. La música es como el perfume, te trae recuerdos.


 Visitado durante más de un siglo por músicos, deportistas, políticos y poetas, Los Angelitos fue refugio primero de payadores, luego de escritores y malevos (de donde surge su irónico nombre), hasta que se inclinó definitivamente por el tango y atrajo a Gardel, Pugliese y Aníbal Troilo, entre otros, junto a políticos como José Ingenieros y Juan B. Justo.


 En enero de 1992 debió cerrar por motivos económicos y en 2000 fue demolido por el deterioro del edificio y aunque las obras para la reapertura arrancaron en 2001, el resultado recién verá la luz ahora, tras una inversión superior a los dos millones de pesos.


 Héctor Romero, de 65 años, taxista, sanjuanino y tanguero, contó: "en 1967, siendo voluntario de la Marina, fui al Café de los Angelitos y estaba Pichuco (Aníbal Troilo) en una mesa. Entonces le pidieron que tocara para los presentes y lo hizo".


 "En aquellos tiempos también vi allí a Julián Miró, que se parecía tanto a Gardel; a Floreal Ruiz, que hacía el acto vivo en el cine Normandie, y a Pepe Cibrian con Ana María Campoy. Ella trabajaba entonces en el Teatro Cómico, hoy Lola Membrives".




(destacar)

250/450

pesos es el valor del show, especialmente destinado (por cuestión de costos) para el mercado turístico.




La premisa fue mantener la estética tradicional porteña de principios del siglo XX, aunque con mayor ostentación (vitales, bronces, cristales, mosaicos, dos cocinas y palcos, entre otras cosas)