Bahía Blanca | Sabado, 28 de junio

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Un batero Say No More

Charly García vive en un edificio antiguo ubicado en la intersección de Coronel Díaz y Santa Fe, en el barrio porteño de Palermo. Su departamento está compuesto por tres ambientes. En el living hay un sillón y un piano de cola, mientras que en su habitación se ubican los demás instrumentos, rodeados por paredes blancas que ofrecen múltiples dibujos y escrituras propias de un rato de inspiración.


 Charly García vive en un edificio antiguo ubicado en la intersección de Coronel Díaz y Santa Fe, en el barrio porteño de Palermo.


 Su departamento está compuesto por tres ambientes.


 En el living hay un sillón y un piano de cola, mientras que en su habitación se ubican los demás instrumentos, rodeados por paredes blancas que ofrecen múltiples dibujos y escrituras propias de un rato de inspiración.


 "Cuando se inicia una gira le pintan todas las paredes de blanco. Entonces cuando vuelve, escribe todo nuevamente", contó Gastón Dubarry, baterista que lo acompañó en los recitales que realizaron durante dos años en los bares de Palermo Hollywood.


 --¿Charly es lo que parece?


 --No, por lo menos con su entorno es muy caballero. Lee el diario todos los días y está informado de todo. No se le escapa nada, está muy ubicado en tiempo y espacio.


 "Claro que es muy especial con todo lo relacionado a su profesión, porque él es músico las 24 horas. A veces llegábamos de tocar a las 10 de la mañana, enchufaba todo en su casa y seguía. No se lavaba ni las manos y ni hablar de almorzar", contó Gastón.


 --Pero tuvo reacciones que no fueron las más ubicadas.


 --No trata de la misma manera a su entorno que a los fanáticos o a los periodistas. Siempre dice que no le hacen preguntas inteligentes, entonces él tiene que contestar cualquier cosa.


 "O, por ejemplo, la mayorías de los fanáticos se le acercan y no tienen nada para decirle, entonces se genera una situación bastante incómoda", reveló.


 --Tiene mucha facilidad para suspender sus shows y romper todo.


 --Puede ser, pero no acude a los recitales con ese objetivo, al contrario, va super predispuesto. Claro que si agarra un teclado y no está enchufado, se sienta en el piano y no anda, y pide una guitarra y se le sale la correa, se pone como loco.


 "Pero eso no es novedad. Con La Máquina de Hacer Pájaros y Serú Girán también rompía todo. Eso lo sacó de The Who y de Deep Purple. Dice que es parte del rock.

De un bar a otro




 Gastón Dubarry toca la batería desde que tiene 8 años. Nunca fue un fanático de Charly, aunque siempre lo admiró desde otro punto de vista.


 "Nuestro trato siempre fue más de par a par. Es una persona muy inteligente, al contrario de lo que piensa la mayoría", argumentó.


 --¿Cómo lo conociste?


 --En 2000 abrieron el bar "Say No More" en Palermo Hollywood. Autorizó el nombre y se hizo cargo del lugar. Al segundo día de la inauguración fui con mis amigos a tomar algo y cayó él.


 "Se sentó solo en una mesa, con un tecladito y se puso a tocar temas de un álbum de los Beatles que estaba pasando el DJ. Le pregunté si le podía hacer unas bases con la batería y no tuvo problema", recordó.


 --¿Cuál fue la respuesta de la gente?


 --Se comenzó a llenar hasta que Charly tuvo que pedir más espacio porque estaba rodeado. Terminamos tocando a las 11 de la mañana. Hicimos temas de los Rolling Stones, The Who, The Beatles, Prince y de él.


 --Le caíste bien.


 --Sí, y en un momento me dijo que yo iba a ser su baterista oficial de los bares, no de la banda oficial. Entonces comenzamos a tocar en circuitos como Roxy, El Bar y Kika. Me llamaba a mí y luego sumaba a algunos que aparecían en el momento. Recuerdo que una vez tocamos con Gillespie.


 --¿A qué le atribuís esa buena predisposición?


 --Creo que porque siempre tuvimos mucha afinidad en relación con la música. El escucha bandas que acá no son muy conocidas, como Vanilla Fudgis, de fines de los '70. Ese grupo fue su inspirador para el disco La máquina de hacer pájaros.

Como si fuera Lennon




 --¿Cuáles son las anécdotas que más recordás?


 --Una vez me llamó a las 2 de la mañana para ir a tocar en un bar. Me dijo que vaya y arme la batería en el centro. Yo pensé que no iba a aparecer, pero finalmente fue y no había nada preparado, ni consola de sonido.


 --¿Rompió todo?


 --Montó en cólera y comenzó a tirar todo, a insultar al boliche y a los técnicos.


 --¿Qué esconde detrás de esas reacciones?


 -- En todos los bares que va y hay buena onda, se termina creyendo que es el dueño del lugar.


 --¿Pasó en algún otro pub?


 --Una vez le agarraron ganas de tocar y me preguntó a dónde podíamos ir. Le respondí que en el único lugar que estaba todo armado era en el Roxy y entonces salimos para allá.


 "Cuando llegamos estaba tocando Catupecu Machu, que tenía una fecha programada. Para colmo, justo estaba haciendo un cover de Charly. Entonces se subió al escenario y le pidió el instrumento al bajista, y como no se lo dio lo agarró del cuello y le sacó el bajo. Entonces saltó el cantante y el público se le puso en contra", recordó.


 --Una locura.


 --No tuvo mejor idea que agarrar el micrófono y decir "quién mejor que yo para tocar mis propios temas" y continuó "¿y ustedes quiénes son?".


 "Finalmente nos bajaron a todos del escenario y fuimos al camarín. Allí Charly le dijo al cantante de Catupecu: `El Roxy es mío y yo te puedo echar cuando quiero, ustedes no van a tocar nunca más acá'", contó.


 --Se cree el mejor.


 --Cuando llega a un lugar para tocar, es como si lo hiciera John Lennon. Se cree mejor que cualquiera, aunque en muchos casos realmente es así.