"Mientras no moleste, voy a seguir corriendo en moto"
Dicen que la pasión no tiene edad. Que cuando uno ama algo (o a alguien), los límites se tornan imprecisos o indivisables. Eso lo debe saber bien el piloto pigüense Antonio Di Felice, quien a pesar del duro golpe que le asestó la vida (perdió hace años a su hijo Antonio, también corredor), sigue adelante en esta existencia con una sonrisa y con las mismas ganas que cuando comenzó a los 16 años.
En los boxes de Dublin, entre carrera y carrera, distendido y siempre dispuesto, ésta fue la charla que mantuvo con "La Nueva Provincia".
--¿Cuánto hace que corrés?
--Arranqué a los 16 años, estuve compitiendo tres años a escondidas de mis viejos, porque no me dejaban correr; después me enamoré y me casé, instalé la carpintería y dejé por algunos años, porque la familia y el trabajo están antes que las motos.
"En ese interín nació mi hijo, y cuando el `Negro' tenía 16 años, él empezó a correr y al año, año y medio después retorné yo, o sea que hace muchos abriles que estoy en esto. Pero yo no digo que estoy corriendo, sino que estoy participando".
--¿Qué es para vos el Speedway?
--Siempre amé al Speedway. Dejé de correr pero no de ir a las carreras. Pigüé fue una cuna de este deporte, porque siempre hubo chicos que surgieron allá, como "Rulo" Foisac, el "Fanfa" Capella, el "Chimango" Piriz, que fueron campeones en sus categorías. Los años en que no corrí, igual siempre traía (a Bahía) a alguno, o sea que siempre estuve prendido.
"Cuando llegaban los sábados, mi señora siempre decía: `otra vez no vas a estar mañana', pero ella sabía que yo amaba a este deporte, y lo sigo amando. La prueba está en que hoy mi nieta me empuja la moto, mi hija me sigue, mi mujer no me deja, y no traigo a nadie más porque no tengo lugar".
--¿Pensaste cómo va a ser tu vida cuando ya no te subas a la moto de carreras?
--¿Querés que te sea sincero...? Tengo miedo de dejar. No quiero molestar en la pista, me cuido mucho porque al otro día tengo que ir a trabajar, ya que soy un laburante como cualquier otro, porque si bien quizás mi posición no es mala, no puedo dejar de trabajar.
"El día que deje de correr --y mi mujer también me lo dice--, quizás ni venga a las carreras. Por eso trato de seguirla peleando, porque me siento muy bien, me hace muy bien. El viernes ya me despreocupo un poco del taller pensando en el domingo; a veces los chicos quieren probar y entonces les voy a regar un poco la pista. Para mí es un entretenimiento muy grande.
"Soy muy familiero, no me doy ningún otro gusto, porque no me voy de j... por ahí; la única j... mía es esto, y la comparto con mi familia. Tengo un dicho: mientras no me saquen una vuelta y no moleste, voy a seguir corriendo. Por eso, no te puedo decir hoy cuándo voy a parar".
Un presente agridulce
--¿Cómo ves a esta temporada? ¿Te parece que es como un resurgir de la categoría, que hay más interés por parte del público?
--Para ser honesto, estos últimos años estoy bastante triste con el Speedway, porque si bien en tanto tiempo lo he visto caer y levantarse muchas veces, creo que el problema más grande que tenemos es que hoy la juventud no se "enchufa" con esto.
"Me acuerdo cuando empezó el `Negro' (su hijo), armaba la moto con cualquier fierro para poder ir a correr. Hoy los chicos tienen muchas más posibilidades y no las aprovechan; conozco muy buenos pilotos que tienen una o dos motos de 500 cc y no las aprovechan, y eso me duele mucho. Por eso también hay pocos corredores.
"Y por allí el que quiere correr, el que tiene muchas ganas, con un dólar a tres pesos, una goma que vale 500 pesos, una biela que es carísima..., se le hace muy difícil, cosa a la que tampoco escapa el 200 cc, donde los costos también son altos si se quiere andar adelante".
--Pero se nota una recuperación en el interés del público.
--Sí, por suerte. Esta temporada, con la venida de los extranjeros se "enchufan" más los nacionales, y si bien hay pocas motos, se han hecho muy buenos espectáculos. Y otra cosa: hay que agradecer muchísimo al público, porque a Daireaux va mucha gente, acá también, y eso es muy importante para que los dirigentes puedan seguir adelante.
--¿Cuál es la razón para que no haya tantos chicos que quieran correr?
--Voy a decir algo que a muchos les va a molestar: los chicos hoy están en la pavada. La computadora, el cyber, las chicas también, y ojo que a nosotros también nos gustaban. Si un mecánico gasta mucho dinero en preparar la moto y el pibe se acuesta a la 7 de la mañana el día de la carrera, después no se puede ni subir.
"Por ahí no parece, pero éste es un deporte para el que hay que estar muy bien físicamente, porque si no puede lastimarse; y por ahí ves que en carrera van bárbaro dos vueltas, decaen en la tercera y después pierden todo el ritmo. Eso denota el mal estado físico".
Un poco de diversión
"La parte mecánica la hacés el `Rusito' (Claudio) Schutz. Tengo dos motores, un 125 que era del `Negro', con el que aprendieron casi todos los chicos de Pigüé, y un 175 que es mío, pero como no consigo pistón para éste, estoy corriendo con el más chico. Y se pega unos sustos bárbaros con mis 80 kilos (risas). Pero vengo a divertirme y con eso me conformo", comentó.
Viejos son los trapos
63 son los años que tiene el pigüense Antonio Di Felice. Con ese solo dato basta para darse cuenta de que es un apasionado del Speedway.
Marcelo Quaglia/"La Nueva Provincia"