El difícil arte de ser Casero
BUENOS AIRES (Télam) -- El actor y músico Alfredo Casero acaba de editar su libro Un tranvía llamado Vaporeso, bajo el seudónimo de Cristopher Sarrasani, en un intento de reconectarse con su público, dentro del proyecto "The Casero Experimendo".
Este incluye, además del libro coescrito con Nancy Diez, el lanzamiento en abril de un compacto con canciones inéditas, presentaciones unipersonales en el interior y el sembrado y cosecha de alfalfa en la provincia de San Luis.
Casero adquirió su campo "pensando que estaba en Córdoba, porque está cerca de Villa Dolores pero queda en San Luis, aunque cuando se enteró mi contador casi me mata, así que tuve que asociarme con un amigo".
"Como lo que había era alfalfa, la mejoré, la puse a laburar y como era rica y nutritiva, la envuelvo en fardos para el invierno y después se la vendo a alguno que tenga caballos", resumió.
Dijo además que nunca imaginó dedicarse a esas tareas: "A mí me gusta mucho el interior, la Naturaleza, pero yo no conocía nada, ni Córdoba, ni San Luis; llegué y todos me miraban como pensando que iba a hacer una película porque estaba con Juan Palomino".
En la ficción.
Sobre Vaporeso, un personaje ficticio que mencionó repetidamente en su viejo programa Cha cha chá, el cómico dijo que es "un hombre probo, una gran persona como todos los que te enseñaron que lo fueron y vos no tenés muy claro por qué".
"Es como Sarmiento pero menos, y yo soy como el alumno al que le dieron un libro, es como esos jóvenes de hoy que hablan del peronismo del cuarentipico; ellos no saben de qué se trató si no lo vivieron", apuntó.
"En realidad, el libro lo tenía escrito aproximadamente desde 1994, pero ahora está mejorado después de haberlo leído de nuevo; ahora que casi me muero de risa al leer eso que tenía perdido en una computadora"
Según Casero, ni el libro ni el cd que prepara son grandes negocios, sino que "tienen que ver con un momento mío en la vida donde se me nota más... ¿ingenuo? No... (busca la palabra) cándido en el momento de hacer reír".
"Era el estado mío más puro, porque después con el tiempo uno se convierte más en personaje que lo que es al principio, cuando uno está trabajando con esa fuerza, y al mismo tiempo el libro me hizo recapitular sobre algunos errores que cometí", señaló.
TV, de lejos.
El voluminoso comediante intentó quitarle importancia a su ausencia de la televisión, de donde fue eyectado la última vez tras el primer programa de A todo culorr, junto a Leticia Bredice, por Canal 13.
"Perder el espacio televisivo no es sólo un problema mío, es de toda la gente que hace TV, aunque no sé cuánto pueden llegar a durar los formatos que ahora tenemos, ya que la gente tiene 90 mil canales para elegir...".
Dijo que espera una mejoría en la televisión pública "para que mejore también la educación, ya que la TV tiene que ser un vehículo de educación. Imaginemos que a un renacentista, a Leonardo Da Vinci, le dijeran que puede mandar imágenes en movimiento a través del éter: el tipo lo único que mandaría sería belleza".
"En cambio, nosotros usamos la TV para alarmar, para tirar mala onda, para que los televidentes se asusten; usamos políticamente mal un vehículo que tiene que ser sagrado.
"Yo aprendí mucho de lo que sé en la televisión, viendo Jardilín, y me duele ahora que mi hija y sus amigos vean The History Channel o Discovery Channel, donde se les dice que `los (norte) americanos hicieron bien en invadir tal lugar'", agregó.
Casero suele saltar de un tema a otro y esta vez lo hizo: "Ojalá pueda volver a hacer algo que tenga que ver con lo que yo sé hacer. ¡Pero es tan difícil ser Casero!"