Sin pelos en la lengua
La polémica que se generó sobre la ausencia de Divididos en Cosquín, la carencia de lugares cerrados para tocar comparados con los recitales en la Casa Rosada, el negocio de las compañías discográficas y su reciente actuación con Gustavo Cerati fueron algunos de los temas que Ricardo Mollo se encargó de dejar bien claros.
Junto a Catriel Ciavarella (batería) y Diego Arnedo (bajo) pasaron el fin de semana último por Carhué con toda su energía, aunque con mucha humildad. Allí, además de brindar un gran recital, ofrecieron una entrevista en la que el cantante y guitarrista no tuvo pelos en la lengua.
"Los periodistas tienen que tener cuidado con lo que escriben. Decimos una cosa y después se sintetiza tanto que terminamos diciendo algo que no es así", dijo acerca de su no inclusión en la grilla del Cosquín Rock 2007.
--El año pasado tampoco estuvieron ¿cuál es la razón?
--Principalmente, diferencias ideológicas con el organizador. A mí no me gusta participar de un festival donde sólo me muestran una sierra y un logo de fernet y no me dicen quién toca. ¿Acaso los grupos no importan?, ¿entonces para qué vamos a ir?. No nos olvidemos que los que convocan son los grupos, no el festival.
--¿Y qué relación tienen con Callejeros?
--Anteriormente a todo lo que se desató con Callejeros, nosotros no compartíamos nada con ellos. No me gusta su música ni su manera de llevar las cosas.
--¿Hubieras tocado en ese festival con ellos en la grilla?
--No.
--...
--La razón original es otra. Ahora, si querés saber, tampoco hubiera tocado. Armar esa pelea no tiene sentido, las cosas son claras. El año pasado no estuvimos y este tampoco por la política que llevan adelante los organizadores. Encima se suma esto, así que menos vamos a ir.
--¿Entonces qué buscan de un festival?
--Nosotros buscamos energía, que haya paz y buena música. La gente se tiene que ir contenta de los recitales, sin vivir situaciones de peligro.
--La frase "Rock nacional" parece que los mete a Divididos, a Callejeros y a tantos otros dentro de una misma bolsa.
--Y adentro de una misma radio.
--En la misma que está Miranda.
--No tengo nada contra ellos. Me parece que es un grupo que hace su música, son distintos a todos. Más allá de que me guste o no lo que hacen, los respeto por su audacia (risas).
--Los festivales al aire libre terminan con el otoño. ¿Pensás que la mayoría de las bandas que recién comienzan pasarán nuevamente un invierno sin tocar en lugares cerrados?
--Seguirá todo igual. Cuando se terminen los recitales al aire libre vendrá el problema. Durante todo el invierno hay un montón de grupos que no tiene dónde tocar. Escucho eso cada vez que llegamos a algún lugar.
--¿Te suena raro que nadie haga nada?
--No sé si es raro. Siempre se atacó a los jóvenes. Claro que después esa música es utilizada para propagandas políticas y para comerciales de shampoo... Cuando necesitan hacer algo te invitan a tocar a la Casa Rosada.
--¿Te invitaron?
--Cada vez que nos invitaron les dijimos lo mismo. Que abran todos los lugares que cerraron y después vamos. Si no parece que ahora la música pasa sólo por la Rosada. Y nunca fue así.
El negocio del disco
El presente que atraviesan las producciones de rock nacional es bastante complicado. Parece que para llegar a todo el país con la difusión que realmente merecen resulta casi imposible. Mollo explicó por qué.
"Acá hay un gran negocio que no tiene que ver con el rock nacional y que es la música extranjera. Todas las discográficas son compañías multinacionales que son subsidiarias del producto que viene de afuera. Lo primero que hacen es promocionar su música, con la salvedad de que para estar instalados acá tiene que grabar algún grupo argentino", sostuvo Mollo.
--Querés decir que no les importa lo nacional.
--Ahí está el problema. Graban lo nacional y lo meten en un cajón. Pero si viene Robbie Williams empapelan la ciudad. Los artistas internacionales son prioritarios, cuentan con toda la prensa.
--Sin embargo hay grupos locales que progresaron y mucho.
--Los grupos nacionales despegan por su propio peso, no por un trabajo de promoción de una de estas compañías.
--¿Para cuándo el próximo disco de Divididos?
--Sólo hay música, las letras aún no están, por eso no podemos contar mucho y tampoco lo podemos tararear (risas).
--¿Cuáles son las ventajas de no contar con una compañía discográfica?
--Grabás un disco cuando querés, nadie te apura. De hecho estamos equipando nuestra sala para grabar en el lugar que hace muchos años lo queremos hacer. El disco seguramente saldrá en 2007.
--No parecen ansiosos por una nueva producción.
--Un disco vale 25 pesos y una entrada para un show lo mismo. La gente prefiere comprarse una entrada que un disco. Es bastante curioso. Hay un avance informático importante, pero hay cosas inalterables. La energía de un show en vivo es lo más lindo. Claro que hacer un disco es una linda retribución personal.
La relación con Cerati
No hace mucho tiempo y ante la sorpresa de muchos de sus fanáticos, Ricardo Mollo participó como invitado en un recital de Gustavo Cerati.
Antes de eso, los cánticos del público de ambos proyectos se insultaban mutuamente gracias a una polémica generada, según Mollo, por los medios.
"En el suplemento Sí! de "Clarín" se dedican a hacer antagonismos entre una banda del rock barrial y otra del rock no sé cuánto. La gente lee esas cosas y les cree. Hay que tener cuidado con eso", dijo el líder de Divididos.
--¿Qué se siente tocar con Cerati?
--Fue realmente muy emocionante. Ahí terminaron todos los comentarios rápidamente. A Gustavo lo conozco desde hace muchos años. Nos prestamos instrumentos antes de que comenzaran los antagonismos. Pero cada uno hizo su historia. En un momento me comenzaron a molestar los cánticos, por eso le pedí si me invitaba a su show y me dijo que sí.
No es un mito
Sobre los últimos días de agosto de 2002 la lluvia no tuvo piedad con nuestra ciudad e inundó unas cuantas calles. En el momento en que comenzó a caer el agua, Divididos tocaba en el club Olimpo (Colón y Angel Brunel), ante unas 1.500 personas. El show se tuvo que suspender antes de lo previsto ya que había riesgos de electrocución.
En ese recital se comentaba que el grupo, luego de la prueba de sonido, había pasado por la casa de unos pibes que ensayaban uno de los temas de La era de la boludez. Claro que nadie lo confirmó.
"Pasamos por la casa de unos chicos, estaban tocando un tema nuestro y nos metimos. Les dijimos que así no era el tema. Golpeamos y estaba un amigo de la banda en la puerta. Se quedó duro", recordó.