A la vida, por otros caminos
Referente en el diagnóstico y tratamiento de la esterilidad, tanto en nuestro país como América latina, el director de la Fundación Halitus aborda cuestiones científicas y religiosas que giran en torno a la reproducción asistida. Es católico, pero cuestiona ciertas posturas de la Iglesia. Y considera que la fertilización in vitro es una herramienta de Dios.
La posibilidad de conocer las características genéticas del embrión antes de transferirlo al útero de la mujer y la donación de óvulos resultan para el doctor Sergio Pasqualini los avances clave que dejan estos tiempos en materia de fertilización asistida.
Tras más de 20 años de investigación, en su reciente y tercera visita a Bahía Blanca, el científico dice que el diagnóstico preimplantacional resulta una técnica que permite saber si el embrión es genéticamente normal. Y que la donación de óvulos es una solución cada vez más firme entre las parejas que buscan un hijo.
--¿El diagnóstico preimplantacional es necesario en todos los casos donde se hace un procedimiento de fertilización in vitro?
--La naturaleza hace su propia selección y se sabe que un 30 o 40 por ciento de los embriones que se forman son genéticamente malos. Es importante hacer el diagnóstico en aquellos casos donde uno piensa que el porcentaje es mayor y resulta probable que algún embrión, cuya anomalía no sea letal, siga adelante hasta que nazca un bebé con malformaciones.
--¿Sobre qué casos recaen las mayores sospechas?
--Aquellos donde hay enfermedades hereditarias, familiares, o alteraciones genéticas en el hombre (menos espermatozoides) o en la mujer (alteración, baja respuesta en el ovario o repetición de pérdidas de embarazo).
--¿Qué se tiene en cuenta al momento de la clasifiación del embrión?
--El aspecto y el ritmo de división de las células. Pero sabemos que eso no asegura normalidad. De allí que el diagnóstico permite precisión y en el momento de la transferencia se toma un embrión normal. Es una técnica que desarrollamos desde hace tres años.
--¿Puede haber otro motivo para que ese embrión no se implante?
--Sí, por caso dificultades relacionadas con la sangre (trombofilia) o inmunológicas, que son otros de los factores que están en juego para que el embrión se implante en el útero, dado que ese es un mecanismo activo, porque está constituido en un 50 por ciento por la información que aporta el hombre. Si uno sabe que el embrión que se pone es normal, tendrá grandes posibilidades de ver cómo actúa e investigar qué sucede si no se produce el embarazo.
--¿Qué indican los resultados?
--Hasta octubre del año pasado teníamos 55 casos hechos con esta técnica y cerca del 30 por ciento de embarazos.
Donar, aceptar, creer.
Pasqualini señala que el programa de ovodonación se destina a quienes tienen mala calidad de óvulos o carecen de ellos. Así, sólo se recurre a los donados en forma estrictamente anónima por mujeres de menos de 32 años sin problemas de fertilidad.
--¿A cuánto llegan las posibilidades de éxito?
--Rondan el 50 por ciento. Si están por debajo, es porque se seleccionan mal las donantes o el centro no tiene las condiciones para trabajar correctamente. Los tratamientos de fertilización in vitro fracasan porque no se consigue un buen óvulo. Con la donación crece el porcentaje de embarazos y de nacimientos sin problemas.
--¿Cómo llegan las donantes?
--Por solidaridad. La información del programa corre de boca en boca y las donantes se acercan a los centros voluntariamente.
--¿Y los de semen?
--En nuestro caso, por ejemplo, se los convoca en la Facultad de Medicina. Todo es mucho más simple por la forma de obtener el espermatozoide, porque para la muestra basta con una masturbación. En las mujeres es necesaria la estimulación ovárica y la punción de esos folículos para recuperar los óvulos.
--¿Las donantes pueden exceder los 32 años?
--La fertilidad máxima de la mujer se da a los 25 años. A partir de allí, sutil y lentamente, empieza a declinar hasta los 30; un poco más hasta los 32 y es mayor después de los 35. Por lo general, las donantes no llegan a los 30. A esa edad el tiempo aún no incide en la calidad de la respuesta ovárica.
--¿Y respecto de los hombres?
--El porcentaje de riesgo genético es mayor por sobre los 45 años, pero el donante de semen es preferible que no tenga más de 30.
--¿Hay parejas que piden donantes conocidos?
--Quienes lo hicieron, desistieron. Sobran los argumentos para comprender que eso no es conveniente.
--La mujer que recibe el óvulo tendrá el 100 por ciento de la carga genética de la donante. ¿Se puede considerar la posibilidad de evitar grandes contrastes físicos?
--Cuando se hace la implantación de óvulos se buscan caracteres físicos similares a la pareja. Así como hay chicos adoptados que mimetizan los movimientos de los padres, en estos casos es mucho más. La diferencia está en que este es un embarazo muy deseado.
--¿Cuándo se recurre a un útero portador?
--Aclaro que es el tema que más rechazo provoca entre quienes se oponen a estas técnicas. Se indica cuando hay motivos muy bien fundamentados. No es que una mujer pide que otra le lleve el embrión para evitar las estrías. Debe ser, por caso, ante una hipertensión maligna en la que el embarazo pone en riesgo la vida. Eso explica la necesidad de tener un hijo genéticamente propio en un útero portador.
Embarazos múltiples.
La técnica de la fertilización in vitro está inexorablemente ligada a las posibilidades de un embarazo múltiple. Pasqualini indica que la tasa global es del 18 por ciento.
--¿Cómo se asume el anuncio de mellizos?
--Para la pareja que busca un embarazo, es bienvenido.
--¿En qué porcentaje se estiman los nacimientos de trillizos?
--Entre el 2 y 3 por ciento.
--Y en este caso, ¿también son bienvenidos?
--En general sí, sobre todo si hace tiempo que la pareja busca hijos.
--¿Quiénes no se ponen contentos?
--Los médicos, porque sabemos los riesgos que implica y el cambio de vida que se producirá en la pareja, por todo lo que acarrea la crianza de tres chicos juntos.
--¿Cómo pueden reducirse las posibilidades de un embarazo múltiple?
--Limitando la cantidad de embriones que uno transfiere llegado el momento y trabajando en las condiciones correctas.
--¿Pasa lo mismo en todo el mundo?
--El éxito, en los Estados Unidos, es lograr el embarazo; en Europa, un solo bebé.
--¿El nivel de excelencia está dado según los países?
--No, por los centros con sus profesionales y equipamientos. Hay especialistas que van de un país a otro para poder desarrollar su trabajo, como los médicos italianos, limitados ante la ley restrictiva por la cual no se pueden colocar más de tres óvulos por paciente. Eso baja drásticamente las chances de lograr el embarazo. En Halitus manejamos 1.200 ciclos de fertilización in vitro de alta complejidad con un 22 por ciento de embarazos.
Causas y reacciones.
La respuesta médica a "¿Por qué no me embarazo?" puede surgir tras un proceso de alta complejidad. Pasqualini asegura que muchas veces se evalúa hormonalmente a la mujer, se le hacen intensos estudios, y que nada se revela hasta que se cumple la fertilización in vitro.
También dice que el hombre es más expresivo, que se le práctica un espermograma y que, si está bien, es difícil que sea el causante del problema.
En cambio, ejemplifica que ante 10 mujeres de 35 años asistidas con la misma medicación, todas pueden responder cada mes de una manera distinta.
--¿Cómo reaccionan las parejas tras un tratamiento que no llega al embarazo?
--Ante el diagnóstico de un tumor, el paciente se desespera y después viene la aceptación. En la infertilidad pasa lo mismo. Con el tiempo, la mayoría cambia, se informa y sabe que se pueden lograr mejores resultados.
Límites religiosos.
--¿La Iglesia Católica endurecerá su oposición?
--Pienso que sí. Este Papa fue el consulto del anterior en toda la temática. Desde los inicios de la fertilización in vitro, Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI, es un férreo opositor y no va a cambiar su postura.
--¿Qué nota en otras religiones?
--Que son mucho más abiertas y que aceptan lo que se hace para que la pareja pueda tener sus hijos.
--¿También el judaísmo?
--Por medio de un rabino que se especializó en el tema de la reproducción y que acompaña al paciente, trabajamos mucho con la comunidad judía que, en cambio, no acepta las donaciones de semen y óvulos.
--¿Cuál es su posición frente a los encuadres legales?
--La ley no puede condicionarse al gusto de una religión. Debe estar hecha para una sociedad pluralista, con el objetivo de regular y no de prohibir. A la fertilización asistida no se le puede quitar oportunidad. Ante las dificultades para lograr un embarazo, cada uno debe tomar la decisión por convicciones propias.
--¿Usted es católico?
--Sí. Y como hace mucho que estoy en este tema, cada vez creo más en Dios y menos en los hombres. Lamento que posturas religiosas equivocadas le quiten oportunidades a muchas parejas que no podrán recuperar el tiempo biológico perdido.
--¿No tener hijos biológicos puede resultar una decisión divina?
--Con ese concepto, no se podría operar un cáncer. Cuando se extirpa un tumor el paciente anda bien o no, independientemente de la terapia. Acá pasa lo mismo. Un excelente tratamiento no es el que decide si la mujer quedará embarazada. Dios da las herramientas y hay que usarlas. En medicina, todo lo que está bien hecho me parece fantástico.
Ricardo Aure
desglosados
El valor de la tranquilidad
Aunque advierte que es difícil que una mujer no quede embarazada sólo por un problema emocional, el doctor Pasqualini alerta que el estrés siempre está presente en la esterilidad y la otorga plena validez a la frase "No me rompan los ovarios".
También puntualiza que la fertilidad disminuye por diversos factores, aunque aún no le resulta inquietante.
"Como en la mujer es a todo o nada, porque ovula o no, es mucho más importante que esté tranquila. Nuestras asistidas, con ese fin, se preparan en talleres de relajación y yoga", dice.
Clonación humana
"Es muy poco probable pensar hoy en la clonación humana. No porque no se pueda hacer, sino por las consecuencias. Vemos las malformaciones de una vaca y parece que no pasa nada. ¿Quién se hará cargo de un bebé con problemas?", se pregunta Pasqualini.
En cuanto a los fines terapéuticos, piensa que potencialmente daría grandes beneficios, pero que aún no es algo concreto.
"¡Cómo hago para que una célula cardíaca se incorpore al corazón y se sincronice con todas las demás para actuar en consonancia? Una cosa es obtener la célula en el laboratorio y otra, que cumpla la función que uno pretende."
Pasqualini asevera que en el tema de la clonación todo está "muy inflado" y que los investigadores sufren presiones de quienes ponen el dinero y exigen prontos resultados.
Ciclos, subdesarrollo y educación sexual
"Antes, para una mujer de 40 o 50 años, dejar de tener hijos era un alivio porque ya los había tenido. No es que a esa edad se esté vieja, pero hay que reconocer que su ovario ya pasó de moda", explica Pasqualini.
El investigador define a los bebés que se entregan en adopción como el producto del subdesarrollo y la mala educación sexual.
"Si no se quiere ser mamá, no hay que embarazarse. Claro que eso depende de la educación sexual y del acceso a los métodos anticonceptivos. En el norte se ven montones de mujeres que dan chicos y hasta parece una actitud fomentada, porque para muchos es un negocio redituable."
De sus experiencias en los talleres con adolescentes, concluye que la educación sexual ya no les corresponde a los padres.
"Cuanto más cerrados y conservadores sean los padres, peor será el diálogo sobre este tema, aunque ellos son los que más se oponen a que el colegio intervenga. Por supuesto que también habrá que fijar qué tipo de información dará la escuela. Lo cierto es que si los chicos quieren quemar el colegio para que no les tomen examen, en la casa les debieron haber enseñado que no se debe incendiar un colegio."