Darregueira y su historia
Con motivo de los 100 años de Darregueira, un grupo de personas integrado por Faustino Martín, José S. Martín, arquitecta Patricia De Martino, doctora Marta Busso, Omar Rispal, doctor Diego A. Alvarez y Alberto Martínez, tuvo la feliz idea, por primera vez en la historia de Darregueira, de rendir un merecido homenaje a los ferroviarios, a esos hombres que llegaron junto con el empalme de vías que dio origen a nuestro pueblo y fueron los primeros habitantes de Darregueira.
Un mural es hoy una referencia histórica con las señales de entrada y salida de trenes, que recuerda los trenes que fueron los primeros y únicos medios de transporte de pasajeros, carga de encomienda y hacienda que funcionó durante seis décadas. Entre las décadas del 30 y 50, el número de empleados llegó a superar los 300 (Unión Ferroviaria y La Fraternidad). Tomando en cuenta a sus familias, la población ferroviaria superaba las 1.300 personas, en una población total que no creo superara los 2.000 habitantes.
Muchos de ellos integraron comisiones directivas de varias instituciones. Fueron fundadores del Club Sportivo Ferrocarril del Sud (25-10-1927), con salón de bailes en el local (hoy Banco Nación) donde todos los domingos se realizaban bailes. El 23-3-1950 se fusionó con el Club Darregueira Lawn Tennis Club, pasando a ser Club Darregueira y Biblioteca Popular Juan Bautista Alberdi. También participaron de la vida del Hospital Darregueira.
Hoy, muchas familias del pueblo devienen de aquellos ferroviarios. Por ello, fue muy oportuno el homenaje realizado el 13 de octubre.
Asimismo, cabe mencionar al Museo (5 de octubre de 1906-2006), destacando a su fundador, Aldo Migliorisi. En sus dependencias se hallan flechas y piedras elaboradas por los indios, máquinas para la elaboración de las lanas, planchas a carbón, braseros, fonógrafos, victrolas y otros elementos; también la máquina de escribir más antigua, una colección de fotos y muchas cosas más.
Darregueira tiene su página en Internet, creada por Bruno González, que permite el contacto con familiares de residentes que viven en el extranjero. También es meritoria la tarea de la señora Mabel Broneske, quien fue recopilando cientos de fotografías de toda la población para así poder incorporarlas.
Es justo el reconocimiento por el aporte que todos ellos brindaron con motivo del centenario de Darregueira, que quedará en el recuerdo de todos los habitantes de nuestro pueblo.
Tomás Morán
Darregueira
Lección de autoridad del soberano
Días pasados, el pueblo misionero ha generado un hecho político trascendente y ejemplificador. El mensaje que resulta del acto eleccionario merece, a mi criterio, varias consideraciones:
1) Si analizamos 60 años de historia argentina, veremos que la dirigencia política, salvo contadas excepciones, se ha esmerado por desnaturalizar el sistema democrático, subestimando al pueblo, medrando con pobres y humildes a través de prácticas demagógicas y autoritarias, procurando el poder sin límites, seguido del enriquecimiento personal a partir de caudales de votos inducidos por aquellas prácticas. Es como concebir la república al revés: el gobernante que debe representar al ciudadano y atender sus necesidades se sirve vilmente de él para su beneficio personal y para perpetrarse en el poder.
Este fenómeno alcanzó su máxima expresión en períodos tales como la década del 50, en buena parte en los 80, recrudeciendo en los 90 y con pretensiones de reeditarse en los tiempos que corren, a través del frustrado intento de las autoridades misioneras como metodologías que configuraron un grotesco impensado (DNI fraguados que deben comprometer al ministerio del Interior; votos de personas fallecidas y de extranjeros no habilitados; dádivas de todo tipo, incluidas las del gobierno nacional; amenazas de pérdida de empleo, quemas de parroquias, promesas de préstamos a pobres e indigentes, condicionando su devolución al éxito del comicio, etcétera).
2) El apoyo irrestricto del gobierno nacional al intento de modificar un solo artículo de la Constitución para lograr un único objetivo cual es el poder eterno, con la presencia del propio presidente y el envío de la ministra de Acción Social, diez días antes del acto, con fondos prebendarios, actitud insólita que puede responder a dos motivos: falta de información de lo que sucedía e iría a suceder, poco entendible a ese nivel, o la certeza del triunfo, no importando los métodos sobre la base de encuestas a medida y utilizando la provincia como globo de ensayo para lo que vendrá el año próximo a nivel nacional; cualquiera de las dos motivaciones son es lamentable.
3) Si el gobierno nacional entendía que un triunfo de su candidato sería capitalizado para la próxima contienda nacional, en sentido inverso también deberíamos razonar diciendo que la abrumadora derrota consumada es una muestra representativa que también debe proyectarse a nivel nacional, sobre todo si se piensan reeditar aquellas prácticas fraudulentas y aberrantes.
4) El fenómeno debe configurar un llamado a la reflexión a la dirigencia. Es un triunfo de la democracia, significa la preeminencia del deber ser por sobre el ser y lo que es sustancial en una democracia verdadera: un ciudadano puede ser humilde, pobre y muchas veces indigente, pero no exento de dignidad. El misionero nos ha brindado un ejemplo de maduración electoral que debemos capitalizar: tiene necesidades, pero no votó por interés, votó con el corazón. Y una reflexión vinculada: el gobernante debe combatir la pobreza y no usufructuarla para sus propios intereses.
Cr. Oscar Dante García
Bahía Blanca
Larga cola de jubilados
Días pasados caminaba, las 9.40, por la calle Las Heras, donde se encuentra el banco que paga las jubilaciones. Quedé vivamente sorprendido al contemplar que, desde la puerta del banco hasta Soler, se formaba una larga cola superior a lo imaginado.
Lo que más me sorprendió fue contemplar la edad de la mayoría de los que esperaban la hora de apertura. Al consultar con quienes estaban en los lugares finales, recibí la lógica respuesta: "¿Le parece justo que debamos soportar viento, frío, lluvia y esta larga fila y, allí adentro, están las sillas vacías? Y luego esperar otro tanto hasta que sólo cuatro ventanillas se encarguen del pago?".
Era evidente el malestar de tanta gente de mucha edad que, dado su interés por ir muy temprano, no lograba una consideración especial, al menos, la de estar sentados en el salón, lejos de los problemas del tiempo.
Es cierto que son muchos los que van demasiado temprano. Se me ocurre que, por la edad, alguna autoridad bancaria debería estudiar una medida para que gente de edad avanzada tenga una especial consideración. ¿Será posible?
Adalberto de Simone
Bahía Blanca
El país y las reelecciones
Quizás será por el desgaste producido por el hecho de gobernar, por el cansancio propio del ejercicio de la función o por la formación de entornos rapaces que se aproximan al poder para su propio beneficio, el caso es que la historia argentina nos muestra que nunca segundas partes fueron buenas.
Incluso, grandes estadistas que ejercieron mandatos brillantes en su primer período decayeron y entraron en la espiral de la debacle en sus reelecciones y llevaron al país al caos, al favorecer las condiciones para la irrupción de gobiernos de facto que completaron el derrumbe.
Esto es lo que ha hecho que, en el último siglo, mientras el resto del mundo avanzaba, la Argentina se sumergía en una involución paralizante, alternando sucesivamente entre gobiernos democráticos y gobiernos de facto y, lo que es más grave aún, fomentando una división cada vez más profunda entre los simpatizantes de unos y otros, como si, en lugar de tratarse de compatriotas, fueran facciones enemigas que sólo pueden resolver sus problemas mediante la violencia.
Por otra parte, es inadmisible creer que en un país de casi 40 millones de habitantes no pueda encontrarse alguien capaz de reemplazar y mejorar, si es posible, con ideas innovadoras y audaces a cualquier gobernante por bueno que éste sea.
Esto sucede también porque, en lugar de discutir ideas y propuestas, lo que se discute son candidaturas que permitan acceder al poder o perpetuarse en él, que es como poner el carro adelante del caballo.
Incuestionablemente, en el mundo moderno, con la velocidad con que se desenvuelven los acontecimientos y las facilidades tecnológicas existentes, un período de gobierno de cuatro años es tiempo suficiente para ejecutar grandes obras y gobiernos brillantes.
Por estos motivos, a mi entender, ni siquiera una reelección consecutiva debería ser permitida por la Constitución. Cualquiera que haya ejercido un buen mandato, aun dejando pasar un período, puede volver a ser elegido si su sucesor no fue mejor.
Antonio Martínez
Bahía Blanca