Claudia Kloster, madre de uno de los heridos, no guarda rencor
CARMEN DE PATAGONES (De nuestra agencia) -- Con voz pausada, atendiendo cada requisitoria, Claudia Kloster transita su nueva vida. Sin rencores, sin odios, acompañando y brindándole a su hijo Pablo (Saldías) todo ese amor que siempre le brindó, pero hoy más potenciado para que, junto a su familia, amigos y allegados, pueda sobrellevar y si es posible superar por completo, las consecuencias del trágico 28 de septiembre de 2004.
"Pasamos un año difícil porque Pablo, por su condición de inmunodeprimido, sumado al estrés postraumático, se enfermó durante todo el año. La historia no terminó cuando le dieron el alta, al contrario, ahí empezó", relató a "La Nueva Provincia".
Al referirse al fatídico hecho que tuvo a su hijo como una de las víctimas --resultó gravemente herido junto a otros cuatro compañeros--, la mujer resaltó: "Lo único que yo quería era a mi hijo vivo".
"A medida que el tiempo va pasando también quiero a mi hijo sano, inteligente, sin estrés, recuperado; algunas cosas se pueden ir mejorando progresivamente y otras hay que aceptar que quedaron como consecuencia...", dijo.
Para Kloster, su familia está en una etapa en la que hay que aceptar y aprender qué es lo que quedó: "Un certificado de discapacidad es mucho mejor que un certificado de defunción", sostuvo.
Tras resaltar que el estado de ánimo de Pablo "en general está bien", aclaró que "se ha enfermado muy seguido, porque está bajo de defensas, ya que el estrés hace que sufra muchos cambios de humor, ese estado repercute en todo el ámbito familiar".
"A mí me cuesta mucho aceptar que si esto fue un caso único en el país y el tercero en el mundo, ¿por qué me tocó a mí? Todos vamos al psicólogo, pero cuando se habla de la tragedia de Patagones, tener que decir 'mi hijo es (una de las víctimas)', se hace difícil aceptarlo", confió.
A partir de lo sucedido, Pablo Saldías y su familia, compuesta por Claudia, Daniel Vivas (pareja de su mamá) y su hermana Agustina, necesitan de vez en cuando ausentarse de la
Comarca, "como para salir un poco de toda esta locura".
"Porque el hecho de estar metidos en el asunto no deja de ser una locura. En cada lugar donde hemos estado se dieron vuelta para mirarlo (a Pablo); no te queda otra que acostumbrarte. Si decís que sos de Patagones, te miran bien y algunos hasta te identifican", expresó la mujer.
Señaló que esas actitudes originan un dolor muy profundo y admitió que no le sería indiferente si le hubiera pasado al vecino, "pero me pasó a mí".
"El (por Pablo) me lo dice muchas veces: 'Mamá, yo estoy distinto, esta situación me cambió la vida', y por supuesto que eso ocurrió. Si a un chico de 15 años, que tiene que vivir semejante situación, no le cambia un poco su vida interior, tendría que decir que está loco", precisó.
La tragedia
El 28 de septiembre del año pasado, como todos los días, "Junior", hijo de un suboficial de la Prefectura, ingresó junto a sus 29 compañeros en el aula de 1º "B", de la Escuela Polimodal Nº 1, Islas Malvinas, en San Lorenzo 169.
Antes de la llegada de profesores y preceptores, mientras los chicos se acomodaban en sus bancos, el adolescente extrajo el arma reglamentaria de su padre --que se había llevado de su casa a escondidas-- y, sin decir palabra, comenzó a disparar en todas direcciones hasta vaciar el cargador, que tenía 13 proyectiles.
Las balas hirieron de muerte a Federico Ponce, Evangelina Miranda y Sandra Núñez, todos de 15 años, mientras que Leonardi, Verónica Casasolo, Rodrigo Torres, Pablo Saldías y Natalia Salomón, sufrieron heridas graves.
Claudia Kloster agradece a Dios que su hijo "no perdió la conexión con lo amigos" y reiteró que el chico "vivió una situación muy fuerte, que le ha generado un crecimiento; tuvo que madurar de golpe".
"Hay muchas cosas que debe que aceptar y las acepta, como por ejemplo las cicatrices que tiene. Es todo un aprendizaje que involucra a toda la familia", manifestó.
Resaltó la atención médica que recibió su hijo durante el tiempo que permaneció internado y recordó que "estuvo cincuenta días acostado, después de eso vino el verano y anduvo bien, pero comenzaron las clases y volvieron los decaimientos".
Si bien Pablo asiste a otro establecimiento, "donde está muy contenido, muy cuidado", el ambiente escolar "siempre va a remontar esta historia", expresó.
"Fue un año difícil"
Como se acordó con padres, alumnos y docentes de la Escuela Islas Malvinas, Raquel Incaminato, inspectora jefe distrital de Patagones, no habla de tragedia, masacre o matanza, sino del "homenaje a las víctimas del 28 de septiembre".
"Durante todo este tiempo hemos tratado de recomponer la institución, desde todo punto de vista, apuntando todos los trabajos hacia los adolescentes, que es la situación más compleja", dijo.
Sobre el tiempo transcurrido desde aquel nefasto día, la funcionaria señaló que "fue un año difícil, la situación fue compleja; todos aprendimos en este proceso", y admitió: "Por ahí nos habremos equivocado, pero hemos estado trabajando acompañando el proceso. De todas maneras, algunas cosas nos indican que hemos avanzado".
"Nunca estás conforme con los resultados, pero la idea es seguir acompañando, consensuando cada acción que vayamos desarrollando, lo hacemos con el consenso de todos los actores que tengan que ver con la institución", finalizó.
Actos. Mañana, cuando se cumpla un año del drama, las víctimas fatales serán recordadas con una serie de actos que culminarán con una marcha que ha sido convocada bajo el lema "Por la vida, la paz, la justicia y contención". Previamente, se oficiará una misa.