CABALLOS DEL SUR PARA EL MUNDO
Pasaron algo más de 35 años desde que Francisco Irastorza, durante un viaje a Mar del Plata, les regaló a sus hijos "Pancho" y José un taco de polo a cada uno. Hoy, ambos figuran entre los principales criadores de caballos de la raza Polo Argentino, algunos de los cuales han alcanzado proyección internacional.
En el campo de la familia, en Coronel Dorrego, "Pancho" y José (hoy 54 y 53 años, respectivamente) comenzaron a practicar polo y ya nunca abandonarían su ligazón con la actividad, que hoy los tiene comprometidos por entero. Inclusive, proyectados a una generación más de los Irastorza.
Mientras se van dorando el asado y el vacío que José prepara en uno de los fogones de Villa Bordeu, su hermano Francisco recuerda que allí mismo, en la exposición de 1982, compraron el primer padrillo que dejaría una marca en la trayectoria de la firma: era Monzoncito (en homenaje a Carlos Monzón), presentado por el haras Los Tres Ases, de Fernández. Y el primer hijo que jugó el Abierto de Polo de la Argentina (1990) con Cristian Laprida, de Chapaleufú II, fue Merengue, que más tarde sería adquirido por un criador de los Estados Unidos.
Tras aquellas primeras incursiones, arrancó una seguidilla de caballos exitosos que ayudaron a consolidar el nombre de los Irastorza en el ámbito de la raza Polo Argentino, hasta alcanzar primeros planos en las últimas ediciones de la Exposición Internacional de Ganadería de Palermo.
"De Merengue tenemos propias hermanas, que son Palmerita, Galletita y Torta Frita", comenta Francisco.
Y un hijo de Galletita, Dorreguero Magnum, fue primer premio en la última muestra palermitana y campeón de su categoría, además de mejor macho tipo Polo Argentino, que en su categoría superó al macho que finalmente se vendería en el precio récord de la exposición, 210.000 pesos, un padrillo de Ellerstina, de Gonzalo Pieres (Guaminí), que adquirió Adolfo Cambiaso.
También recuerda Francisco que con la yegua Zandunga, que hace poco más de 30 años el tío Asencio le regaló a José, se conformó otra familia importante dentro de la raza.
Zandunga tuvo una hija llamada Cenicienta y ésta, a su vez, armó una familia en la que se destacó una de sus hijas, Bataraza, que fue primer premio y campeona en Palermo, comprada por Eduardo Heguy en 1998.
Tres años más tarde, en 2001, Heguy compró la hermana de aquélla, Dorreguero Blanqeuada, que este año recibió el premio a la mejor yegua en la final de una de las zonas de la Copa de la Reina, la tradicional competencia de polo celebrada en Londres.
Los Irastorza se guardaron para sí, en cambio, a Dorreguero Vasquita y Dorreguero Coupé.
Entre los equipos que compiten en el polo nacional, la presencia de ejemplares surgidos de Bahía Blanca --específicamente del trabajo de los Irastorza-- no es inusual. De allí que la participación de esos reproductores en Palermo despierta un particular interés entre los criadores, algunos de los cuales son, al mismo tiempo, integrantes de aquellos conjuntos.
Por ejemplo, Dorreguero Mosquito, que fue Gran Campeón macho en Palermo 2002, fue vendido en 17.500 pesos a un consorcio y hoy presta servicio en el Centro de Trasplantes Embrionarios Las Combes, en Trenque Lauquen. Ese mismo año se vendió una yegua que sólo había merecido un cuarto premio, en 30.500 pesos.
Además, en la reciente exposición de la Sociedad Rural Argentina, se logró el segundo precio en hembras, con 35.000 pesos, pagados por Luis Locati.
De exportación. Claro que la difusión de los machos y hembras de Irastorza no se limita al mercado nacional, sino que ha trascendido al extranjero. Los hay en plena actividad en Inglaterra, Holanda, España, Francia, Irlanda, Estados Unidos, Brasil, Venezuela y hasta en la isla de Borneo, Filipinas.
"Los compran directamente para jugar. Los caballos argentinos son considerados entre los mejores del mundo. En Europa, por caso, son tan altos los costos de la cría que les resulta más económico comprarlos afuera", señalan los hermanos Irastorza. La Argentina exporta unos 2.500 caballos por año.
Igual renombre tienen los polistas argentinos, solicitados en todo el mundo por su alto handicap. Pero, al mismo tiempo, son requeridos para enseñar, no sólo para jugar.
La mayoría de los polistas nacionales se dedica a la cría y a la venta de los caballos, comenta Francisco. "Es como si criaran toros o carneros", ejemplifica.
Entre Francisco y José tienen hoy 55 yeguas madres en producción, con dos padrillos probados; siempre hay un tercero o cuarto a prueba. El servicio es natural, aunque debidamente controlado, con las mayores garantías sanitarias.
En los remates selección (uno en otoño y otro en primavera) que realiza la Asociación Argentina de Criadores de Polo Argentino, Irastorza, así como José Tejera, de Buratovich, han enviado sus animales.
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UN TRABAJO DE EQUIPO
Los Irastorza subrayan a cada rato su gratitud a quienes han sido referentes en la cría de Polo Argentino y a los que hoy colaboran con la actividad de su establecimiento.
Jorge Orozco Echeverz, de El Ombucito, de Bajo Hondo, fue un pionero de la cría, habiendo arrancado a mediados del siglo anterior con Sangre Pura de Carrera, para luego dedicarse al Polo Argentino. Asesor de Francisco y José, Hoy sigue sus tareas en General Las Heras.
En la zona de influencia de Bahía Blanca hay otros criadores que también muestran una producción de primera línea; inclusive, exhibida ya en Palermo.
Guillermo Ponce, de Dufaur, José Tejera, de Mayor Buratovich, Ariel Guidoni, de Bahía San Blas; Juan y Martín Carpegna, Pedro Harriet y Santiago Francomano (continuador de su padre Oscar), de Bahía Blanca, y Raúl Cohen, de Paso Mayor, son ejemplos de la difusión que tiene el Polo Argentino.
Claro que el éxito sólo puede alcanzarse mediante un trabajo en equipo. Por ello, Francisco destaca el apoyo de su propia mujer, Laura, entusiasta y partícipe, así como del veterinario Gustavo Santiago y de Leandro Olivieri, quien se encargó de domar los caballos más importantes.
No menos relevante es la trayectoria de Fran, el hijo de Francisco, quien, con sólo 20 años, ya está haciendo una sólida experiencia en Inglaterra, además de haber recibido distinciones en la Argentina y en Chile por sus actuaciones como un polista de enorme futuro.
Hoy, Francisco Irastorza explota su haras La Reserva en el kilómetro 8 del camino La Carrindanga, mientras que José tiene la cría en Benito Juárez, aunque luego los potrillos vienen para Bahía.
Perspectivas. "El mundo abre mercados permanentemente, porque aparecen clubes y patrones que requieren caballos, y la Argentina está en condiciones de ser un proveedor de primera línea", señalan.
Francisco Irastorza no deja de mencionar a la tradición que, dentro del polo, tienen apellidos como Heguy, Pieres y Tanoira, quienes han dado lustre al deporte, proyectándolo al mundo como una marca registrada de la Argentina. En cuanto a Adolfo Cambiaso, lo señala como un criador nuevo con genética de primera.
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LOS APRESTOS PARA BORDEU
Para la exposición de Villa Bordeu, a realizarse el venidero fin de semana, fueron inscriptos 23 Polo Argentino. Entre ellos, doce potrancas de dos años sin domar de muy buena calidad, a juicio de Francisco Irastorza, uno de los expositores, junto con Tejera, Ponce, Cohen, Guidoni, Harriet y Alberto Orozco.
Los ejemplares no saldrán a venta. Sólo se los presenta con carácter de fomento con vistas a ir conformando un mercado regional.
Como jurados se desempeñarán Horacio Araya, uno de los criadores principales del país, que fue jurado en Palermo, en agosto, y Santiago Ballester.
Pero, aparte de la jura, habrá un atractivo adicional: la visita de Alberto Pedro Heguy, una parte grande de la historia del polo argentino, quien acaba de disputar un encuentro en Palermo, al cumplirse 51 años de su debut.
FOTOS DE ALBERTO BLANCO-LNP
Dorreguero Magnum, mejor macho tipo Polo en la última exposición de Palermo.
Los hermanos Francisco y José Irastorza.