Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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Un teólogo en el trono de Pedro

Benedicto XVI llegó al trono de Pedro con una impresionante colección de libros, artículos, comentarios e incluso un volumen de memorias, considerados verdaderos manuales de Teología y en los que se adivina el tipo de Iglesia que defenderá durante su Pontificado. Durante años, el cardenal Joseph Ratzinger se dedicó a reflexionar sobre los grandes misterios de la Iglesia y alumbró algunos de los más valiosos libros de teología de los últimos tiempos.


 CIUDAD DEL VATICANO (AFP-NA) -- Benedicto XVI llegó al trono de Pedro con una impresionante colección de libros, artículos, comentarios e incluso un volumen de memorias, considerados verdaderos manuales de Teología y en los que se adivina el tipo de Iglesia que defenderá durante su Pontificado.


 Durante años, el cardenal Joseph Ratzinger se dedicó a reflexionar sobre los grandes misterios de la Iglesia y alumbró algunos de los más valiosos libros de teología de los últimos tiempos.


 Muchos de estos textos se deben a su cargo de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, una especie de guardián del dogma, pero la mayoría surgen de una necesidad de plasmar su pensamiento, lo cual le llevó incluso a pedir a Juan Pablo II que le dejara retirarse a algún monasterio alejado para dedicarse sólo a sus libros. El Papa obviamente se negó.


 El cardenal Ratzinger escribió acerca de los Sacramentos, la Liturgia, el matrimonio homosexual, el sacerdocio, Juan Pablo II, los jóvenes, la crisis de la fe en Europa, el fundamentalismo islámico o los enemigos actuales de la fe católica.


 Al religioso alemán le tocó además interpretar encíclicas e incluso la propia Biblia, lo cual le hizo parecer muchas veces retrógrado a ojos de algunos críticos, aunque nadie le puede negar que es claro, preciso y brillante.


 En sus textos, Ratzinger ha querido respetar el legado del Concilio Vaticano II sin alejar a la Iglesia de su férrea línea doctrinaria y moral como dice en su autobiografía "Mi vida".


 Al releer sus escritos se perciben algunas de sus grandes preocupaciones: la pérdida de la pureza de la fe, las interpretaciones demasiado personales y fáciles del Evangelio, la religión impregnada de política o el aumento de las sectas.


 Sus escritos están muy influidos por San Agustín, pero principalmente por su periodo más pesimista.


 En su libro "Juan Pablo II: Un papa entre dos milenios", Ratzinger se convierte en la voz de un amigo y compañero del Papa con el que formaba un dúo perfecto, según sus allegados.


 Posteriormente, Ratzinger dedicó muchos textos a interpretar el Concilio Vaticano II. Según el teólogo brasileño Leonardo Boff, condenado al silencio por el Juan Pablo II debido a un comentario sobre este concilio, el cardenal teutón interpretó esta reunión crucial en la que la Iglesia se abrió al mundo de forma arrogante e incorrecta, más propia del periodo pre-Vaticano II.


 El actual Papa también dedicó muchas páginas a la Teología de la Liberación, primero con curiosidad y después con una condena sin concesiones.


 Uno de los últimos textos escritos por Ratzinger antes de ser elegido fue su comentario al Vía Crucis de la Semana Santa del 2005.