Bahía Blanca | Martes, 30 de abril

Bahía Blanca | Martes, 30 de abril

Bahía Blanca | Martes, 30 de abril

El zurdo que andaba derecho

Atardecer de cualquier día de verano, a mediados de la década de los 80. En el gimnasio de Charlone y Castelli un grupo de basquetbolistas que hacen sus primeras experiencias como profesionales transpira copiosamente, mientras toman un descanso de las exigencias físicas a que los sometió el profesor Roque De Pascuale.
El zurdo que andaba derecho . Deportes. La Nueva. Bahía Blanca


 Atardecer de cualquier día de verano, a mediados de la década de los 80. En el gimnasio de Charlone y Castelli un grupo de basquetbolistas que hacen sus primeras experiencias como profesionales transpira copiosamente, mientras toman un descanso de las exigencias físicas a que los sometió el profesor Roque De Pascuale.


 Sin embargo, uno de ellos aprovecha la impasse para entretenerse tirando al cesto, con una particularidad. A veces probaba desde detrás del tablero; otras ubicándose fuera de las barandas y, no contento con esos ensayos peculiares, también subía a las gradas e intentaba desde allí.


 Lo notable de este jueguito (extravagante innovación del generalmente llamado "el 21") es que muchas veces la red sonaba con el clásico "chas", tras embolsar la bola y dejarla luego caer mansamente al parquet.


 "¿Que soy yo el mejor anotador del equipo? No, para nada. El más certero tirador que tenemos es el 'Zurdo", nos explicó por entonces Marcelo Richotti, base y estrella naciente del mejor Pacífico de todos los tiempos, al tiempo que señaló con un gesto al ejecutante del extraño autodesafío.


 El "Zurdo" no es otro que Carlos De Battista, un escolta inolvidable por más que siempre, y a rajatabla, prefirió mantener un perfil bajo sea como jugador, tanto como persona. Este "segundo plano" amerita todavía más que se haya constituido en uno de los más valorados, respetados y mimados no sólo por los seguidores de la casaca color verde, sino por la afición en general.


 "No estaba muy dotado técnicamente, pero trataba de contribuir en varios aspectos con mucho sacrificio" se define, a nuestro pedido, como basquetbolista. Como la respuesta es excesivamente sencilla, producto de una modestia que le brota por los poros y de su natural parquedad, bien conviene recordar qué sabía hacer dentro de un rectángulo de juego.


 Sus atributos más fuertes eran su puntería (con una muñeca muy fina desde el perímetro), su capacidad defensiva (unía concentración, tenacidad y reflejos a su repertorio de conocimientos) y su brinco (sus saltos desde atrás, ganando rebotes a robustos afroamericanos de mayor talla, provocaban masivo murmullo de admiración).


 A este repertorio conviene añadir era seguro con el destino de sus pases, aunque no un asistidor nato ("ocurre que el 'Chelo' era un base que se ocupaba de todo...", se justifica con un encogimiento de hombros), y también que era un excelente corredor del contraataque.


 "El drama es que tenía que llegar antes que él, para darle la opción de encarar hacia el aro o hacerme la descarga. Como comprenderás, no me resultaba fácil seguirle el ritmo", explica.


 Está dicho que era algo más que el escolta de Richotti. Era el complemento ideal al punto que no pocos, llegaron a decir, o escribir, que componían el mejor back court de la Liga Nacional.

Regla clave




 En junio de 1985 el congreso mundial de la FIBA fijó en 28 por 15 las medidas reglamentarias de una cancha y, al mismo tiempo, impuso el valor de tres puntos a los lanzamientos ejecutados por detrás la línea ubicada a 6m25.


 Obviamente, el aporte de Carlos De Battista pasó a resultar todavía más valioso. Su buena mano no sólo abría espacios a sus compañeros, sino que añadía anotaciones de las que duelen más.


 Sin embargo, había un "pero".


 "¿Dale 'Zurdo', tirá!", era el insistente reclamo de sus compañeros y cuerpo técnico, porque De Battista habitualmente lo retaceaba.


 "Es verdad, yo no tiraba mucho. Qué le voy a hacer. Era así. No era caradura. Prefería buscar al compañero mejor ubicado. Iba un poco con mi temperamento y, también, con mi manera de entender el básquet. Me gusta que la pelota circule y que el uno-contra-uno se use sólo como sistema generador de juego", admite.


 No obstante, no era atacante para "flotarle defensivamente". Dejarle espacio y desafiarlo era casi suicida. Por ejemplo, cierta noche contra Estudiantes aplicó 36...


 Sus altos porcentajes de aciertos también en los tiros libres era otra particularidad que exhibía. En partidos en que Pacífico estaba cerrando con alguna ventaja, los rivales solían apelar al recurso de cortar con falta.


 "Y me daban la pelota a mí. Una noche, en el último cuarto, tuve suerte y anoté 13 de 14 intentos desde la línea de libres".


 Esa facilidad le abrió otros caminos.


 "Como cuidaban que no tuviera espacio desde el perímetro, fui modificando mi ofensiva. Intentaba cortes y penetraciones en cuanto se me presentaba un hueco. Muchas veces recibía faltas", subraya.

El socio




  "A mi juicio, Marcelo Richotti, marcó un hito como base. Era determinante por peso propio y además nos hacía jugar a los demás, americanos incluidos", reflexiona Carlos De Battista, que durante la charla se refirió recurrentemente a su ex compañero y amigo.


 Las diabluras que dibujaron juntos son memorables. Explica porqué.


 "Pese a que soy un año mayor que el 'Chelo', ambos subimos muy jóvenes a primera. Y pasamos años y años jugando juntos. Llegó un momento en que ni necesitábamos mirarnos. Yo sabía que me la iba a pasar y él sabía elegir el momento y el lugar. Puertas de atrás metíamos varias por partido. Yo partía como bombero de las cortinas dobles que mis otros compañeros preparaban, pero aún así no salía a recibir. Frenaba y volvía, seguro que iba a recibir el pase... La mitad de mis puntos, por lo menos, se los debían haber anotado a él", expuso agradecido.


 Al momento de elegir cuál de los quintetos que integró le gustó más, no se tomó mucho tiempo para pensar.


 "Richotti en la base, Ariel Rodríguez de 3, Manuel Forrest o Eugene Richardson de 4 y Dave Downey de 5", selló.

Carácter




 Otra cualidad, y van. El "Zurdo" se ganó las simpatías de todos por su (impecable) conducta. Realmente, un deportista ejemplar. No golpeaba, no se enredaba en discusiones, no protestaba fallos a los jueces. Bueno, en realidad parecía mudo, porque casi no hablaba. No resultaba apocado para jugar, para nada, aunque sí para expresarse.


 Jamás fue expulsado.


 "A lo sumo, me deben sancionado cuatro o cinco faltas técnicas en toda mi carrera", dice con simpleza.


 Sin embargo, en tantas batallas vividas tiene cosas para contar, con máximo nivel de sinceridad.


 "Una vez tuve un agarrada fuerte con el uruguayo Horacio "Tato" López, que estaba en Olimpo. Todavía no sé porqué, acaso para desestabilizarme emocionalmente, me escupió. Y yo le devolví el salivazo. Sé que es un gesto asqueroso, pero tampoco era asunto de dejarle pasar una actitud de esas. No fuera cosa de que pensara que me iba a borrar..."


 La otra que recuerda De Battista fue una interna.


 "En los viajes, largos y hastiantes, algunos compañeros se entretenían jugando a los naipes. Yo prefería descansar y aprovechaba la oportunidad para ocupar una de las mejores camas que había en la parte de atrás del micro.


 "En una de esas fui al baño y, al regresar, encontré a Dave (Downey) en mi lugar. Le pedí que respetara que yo ya había ocupado ese sitio y no sólo se negó sino que se me quiso poner bravo. Casi nos vamos a las manos, de no haberse metido Eugene (Richardson) en el medio. Luego Dave se serenó, reconoció que había estado mal, me pidió disculpas y todo terminó ahí", recordó.


 De modo que Carlos De Battista era todo lo callado y respetuoso que se pueda pensar. Pero ni hablar de llevarlo por delante.

Los refuerzos




 Pacífico supo destacarse por acertar en la elección de sus refuerzos extranjeros. No trajo muchos, pero sí que exhibieron muy buen rendimiento.


 "De todos ellos creo que el más completo fue Eugene Richardson. Pero también guardo un especial recuerdo de Manuel "Manolo" Forrest, porque fuera de que jugaba un montón, era un excelente muchacho. Mientras la mayoría de los americanos se daba poco o hacía rancho aparte, el se integró muy profundamente a nosotros".


 Le pedimos al "Zurdo" un sintético repaso de los restantes.


 "Los primeros que llegaron --y con los que hicimos mejor campaña-- fueron Neal Robinson, excepcionalmente dotado, y Randy Burkert, un blanco que no tenía tiro externo pero reboteaba y defendía con fuerza", repasa.


 Y continúa.


 "Chris Raven era un tirador, Mike Carter un loco lindo y capaz, Mark Hilton un obrero de lujo y Brent Hagwood un poder de salto tremendo".


 Un párrafo especial dedicó a otro refuerzo de fugaz paso por el club.


 "No tengo presente ahora los motivos, pero en una temporada Richardson retrasó su llegada, de modo que acudieron de urgencia a traerle un reemplazante temporario. Recuerdo que llegó Donald "La Bomba" Reese quien, aún fuera de estado, demostró una potencia fenomenal. Con él ganamos 4 de 5 juegos y lamentamos su corte debido a que arribó Eugene".

El amanecer




 El punto de partida de Pacífico en la elite nació en un cuadrangular selectivo llevado a cabo en Pergamino, en julio de 1984, con tres representativos bahienses y uno local. Estudiantes derrotó a Pacífico en la final, pero ambos quedaron habilitados para integrar el lote de equipos que habría de dar vida a la etapa llamada Transición, previa a la primera edición de la Liga Nacional A. Afuera quedaron Olimpo y Comunicaciones.


 "Como deportista fue un cambio tremendo. De practicar tres veces por semana, sin exigencia, se pasó a entrenar a diario y después a doble turno. En lo personal, un mayor estímulo para desarrollar otra actividad. Hasta la época de la Liga había estudiado, nada más. A partir de ahí dejé inconclusos mis estudios universitarios y hasta empecé a cobrar algún dinero", relata Walter De Battista.


 El 13 de julio de 1984 los verdes debutan derrotando a Ferro, con un hecho curioso: sólo puso en cancha 5 jugadores. Esta es la reseña estadística.


 Pacífico (87): Burkert 13, Richotti 17, De Battista 18, Otton Jascowsky 12, Robinson 27. DT: Oscar Sánchez. En el banco quedaron Fernando y César Petroni, David Jascowsky, Nelson Falcetta, Juan C. Belleggia, Héctor Ceballos y Fernando Lliteras. Preparador físico, Roque De Pascuale.


 Ferro (68): Maggi 8, Belli 9, Cortijo 10, Uranga 15, Maretto 20, iniciaron; Darrás 6, Tourn y Borcel. DT: Luis Martínez.


 Arbitros: Juan Gómez, de Córdoba, y Alberto García, de Mendoza.


 Primer tiempo: 37-37.


 Fue homenajeado el capitalino Carlos Ferello, quien al final opinó para "La Nueva Provincia" sobre el rendimiento de cada jugador.


 "Hace lo justo. Salta, marca y mete", juzgó sobre De Battista.


 Al año siguiente Ferello tomó la conducción técnica del equipo.


 Ese triunfo frente al equipo de Caballito, sería el primero de una temporada rebosante de éxitos para Pacífico, en la que concluyó tercero en tanto el albo finalizó sexto.


 "Recuerdo que la cancha de Estudiantes, que elegimos para la localía, estaba repleta. Fueron muchas las veces que Pacífico metió más de 5.000 espectadores allí", memoró agradecido.


 Y, según el "Zurdo", ¿cuál fue la fórmula para tanta convocatoria?


 "Creo que porque desplegábamos un básquetbol rápido y agradable a la vista... y porque ganábamos, no me voy a engañar. También puede ser que, ya estando también Olimpo en la A, Pacífico tomó la imagen de equipo chico, de barrio, y la gente siempre se inclina por el supuestamente más débil", trazó.

Tiros libres




 Carlos De Battista se inició en Pacífico en 1966.


 "Tenía 7 años. Mi primer entrenador fue "Coquito" Bruni" y tenía como compañeros a Pedro Blásquez, Hugo Sanguini y a Ricardo "Peludo" Bianchi, entre otros".


 Su primer título lo ganó en juveniles.


 "A los 15 años, en 1975, ya me dieron la oportunidad de jugar en el equipo superior. Le ganamos a Alem y conseguimos el ascenso a primera".


 Integró la selección mayor bahiense, y fue varias veces campeón provincial.


 "En 1983, en Olavarría, en 1987 en San Nicolás y en Junín, en 1989. También fui con Provincia al argentino de Paraná y clasificamos terceros".


 La abrupta despedida de Pacífico de la Liga Nacional le dejó un sedimento amargo.


 "Si bien no la viví de cerca, porque justo había pasado a Gimnasia de Comodoro, me dolió mucho".


 Carlos De Battista pasó luego por varios clubes. Y, en todos menos en El Nacional, fue campeón.


 "En Gimnasia (CR) ascendimos a la Liga A; en Unión de Río Colorado, ganamos el selectivo; lo mismo que con Espora de Punta Alta y Costa Sud de Tres Arroyos. Después pasé a El Nacional y terminé en Pacífico".


  No recuerda el año en que se retiró, pero sí las circunstancias.


 "Salimos campeones con Pacífico y al año siguiente el equipo se desmembró. Debimos jugar playoffs para evitar el descenso. En el primer juego contra Estrella me lesioné (siempre sufrí de las rodillas) y no pude jugar contra Estudiantes. Me querían operar otra vez. 'No, para caminar ando bárbaro', le respondí. Y planté bandera".


 A la hora de un balance, resume recuerdos.


 "El adversario más difícil sobre el que me tocó defender era el uruguayo 'Fefo' Ruiz, a pesar que sólo tiraba tras recibir un montonazo de cortinas. Cuando andaba derecho te mataba. Y me sacó muchas veces por límites de faltas que, a veces, inventaba. Tenía esa habilidad".


 Tenía un espejo de dónde aprender.


 "Me identificaba con 'Beto' Cabrera, que era técnicamente el mejor. Un adelantado. Recuerdo que cuando debuté en la selección tenía 17 años y no sólo me aconsejaba sino que me protegía. 'Hace tu juego, yo voy a estar siempre listo para recibir si te ves en apuros', me decía".


 De chiquito, era muy competitivo.


 "En menores solíamos tener un duelo especial con Marcelo Allende, que era muy guapo y batallador".


 No quiere hablar, para nada, sobre si los clubes (en especial Pacífico, donde desarrolló la mayor parte de su campaña) le quedó debiendo dinero. Su respuesta, además, lo pinta a cuerpo entero.


 "No voy a decirte ni una palabra al respecto. Los dirigentes van y vienen y el club es lo que queda. Por eso nunca se me cruzó por la cabeza iniciar una acción judicial".


 No obstante su retiro, el "Zurdo" sigue ligado a Pacífico y al básquetbol.


 "Llevo años dirigiendo chicos y también cadetes y juveniles. Tengo paciencia y conocimientos de tanto tiempo jugando y aprendiendo. Con los mayores no me gusta tanto. ¿Si alguno que formé me dio satisfacciones? Las alegrías me la dan todos. Sí, probablemente Dante Richotti, sobrino de Marcelo y a quien tuve en premini, cadetes y juveniles, es el que mayor progresión está alcanzando. Actualmente está jugando en Italia".

Inolvidable




 Para citar el debut de Carlos De Battista (y Pacífico) en la formalizada Liga Nacional asoma interesante situar la época.


 En 1985 Juan Alberto Espil estaba en segunda de ascenso y ascendió a primera, con la dirección técnica del portorriqueño Julio Toro Díaz.


 En tanto, Bahiense del Norte lograba el título de tercera de ascenso, con el hoy medallista de oro olímpico Alejandro "Puma" Montecchia, orientado por Santos "Oveja" Hernández, actual entrenador de la selección mayor argentina.


 El 26 de abril, en cancha de Independiente, los verdes derrotan a Atenas, con esta estadística.


 Pacífico (90): Richotti 10, De Batista 11, Ceballos 16, Robinson 33, Hagwood 20, iniciaron; Belleggia. DT: Carlos Ferello.


 Atenas (82): Jones 29, Ligorria 10, Scott 6, Prato 18, Marcelo Milanesio 10, iniciaron; Costa 2, Mario Milanesio 2, Dómene y Blasi. DT: Walter Garrone.


 Primer tiempo: Pacífico 49-43.


 Arbitros: Jorge Morillo (Capital) y Yolando Giorgio (Entre Ríos).

Personal




 Carlos Walter De Battista nació en calle Güemes 1065, Bahía Blanca, el 7 de mayo de 1959.


 Está casado con Laura Liliana Fermanelli, de cuyo matrimonio nacieron Antonella (15) y Julieta (9).


 Tiene un hermano, Néstor Daniel (43).


 Es apicultor y trabaja en computación.


 Tiene estudios secundarios completo.

Enrique Nocent/"La Nueva Provincia"