Las otras caras de la rural
La mañana, castigada por el frío viento, fue ganando movimiento de a poco.
Los visitantes llegaron de manera paulatina. Cerca del mediodía y ya con una temperatura más agradable, una gran cantidad de público se hizo presente en el predio de la rural.
No faltaron las bombachas, la boina, las botas y el mate.
Dos galpones con una increíble variedad de stands recibió a los curiosos visitantes. Artículos de talabartería, máquinas industriales, alimentos, bijouterie y telefonía entre otros, pusieron a la vista lo mejor de sus productos para la 121 Exposición Rural de Villa Bordeu.
También, estuvieron presentes entidades formativas como la Escuela Agrotécnica de Coronel Suárez y de Capacitación Laboral del Centro San Roque.
El lugar contó con gran grupo de trabajo que se dividió en limpieza; mantenimiento; jurados de admisión y clasificación; control de estacionamiento; servicio de ambulancia y seguridad privada.
Con el número uno
El stand número uno fue ocupado por la gente de LU2 y FM Ciudad. Durante la mañana del sábado, el conductor Gustavo Daich, estuvo al frente del programa Latino; y desde las 18, Florencia Albanesi y su equipo transmitieron Flor de Tarde.
Con una sonrisa, Ivana, se encargó de atender y brindar informes sobre las reconocidas emisoras radiales.
También, la gente pudo acceder a una cabina de locución y --después de elegir a un artista o a un periodista de la ciudad-- realizar una entrevista virtual, que el coordinador Tristán Colángelo grababa y editaba para que los improvisados entrevistadores se lo llevaran como recuerdo en un compac disc.
No soy de aquí...
"¿Una foto? ¡Esperá que me pongo el sombrero! --advirtió entusiasmado Giusseppe De Pian--. Yo forjo cuchillos, pero con acero alemán", aclaró.
Giusseppe es muy alto. De rasgos fuertes, pero de hablar sereno...
"Tengo mucha historia, nací en Feltre (en la provincia de Beluno, Italia, sobre el límite con Austria), ahí me crié, entre la soledad y la naturaleza de las montañas".
Sin embargo, el fantasma de la Segunda Guerra Mundial marcó impiadosa su niñez.
"Tuve que vivir ese horror. Aún hasta hace poco, solía sentir las sirenas del bombardeo en mis oídos", admitió angustiado.
Ya de adolescente, comenzó a trabajar en una fábrica de repuestos de armas y, apenas consiguió dinero, decidió viajar a nuestro país.
"Vine acá en el año '59 para cazar ciervos y jabalíes y me entusiasmé con este país. La vida tiene muchas vueltas y terminé quedándome acá", dijo.
Dos matrimonios y cinco hijos fueron más que motivos suficientes.
Hoy, a los 72 años, todavía extraña su tierra.
"Volví dos veces. El desarraigo es muy tirano; sin embargo recuerdo que cuando estuve allá, un día, escuché una zamba y se me cayeron las lágrimas..."
Su corazón se dividió en dos.
"Acá tengo todo, pero todavía me queda un sueño. Quiero volver por última vez, hacer mi viaje final y poder pasar un mes de vacaciones en el cerro en que viví mi infancia", reconoce.
Los ojos de Giusseppe se pierden cristalinos en el pasado...
Piensa en su querido Feltre.
"A pesar de todo, soy feliz", recita entre suspiros mientras acomoda su capello alpino.
No dejarse vencer
Sentada junto a sus cajitas, Elsa Herzog, tomaba mate apacible.
"Querés pasar?", invitó apurada.
"Fijate los motivos que uso, los saqué de una revista viejísima francesa", advirtió, mostrando los tallados de flores y mariposas que descansan sobre las tapas.
"Yo siempre hice baile folklórico, pero un accidente me ocasionó una incapacidad que me obligó a alejarme de la danza", recordó.
Todo cambió a partir de ese momento, pero había que salir adelante.
"Empecé a buscar algo para hacer, tenía que sentirme útil, viva... Se me ocurrió incurrir en tallado y me fue gustando cada vez más. Mi marido también se enganchó y hoy podemos exponer con orgullo estas queridas manualidades", dijo.
Las manos de Elsa se movían rápidas y ágiles y fueron ellas las que le demostraron que no hay nada que pueda impedir la pasión de crear.
Artesano del olvido
"Ante todo, soy artesano de campo. Presentame así", reclamó Omar Balle cuando nos acercamos a su stand de yuguillos.
"Lo que yo hago es un arte del olvido. Cuando trabajaba en el campo, siempre me mandaban a quemar los yuguillos y las cosas que ya no servían; a mi me parecía una falta de respeto por la historia del campo. Así que comencé a recolectar todas esas cosas y de allí salieron lámparas, bodegas, sillas y hasta espejos", contó Omar.
Veinte años de trabajo, lo llevaron por lugares que nunca hubiera conocido.
"Anduve por todas partes, pero soy nativo de San Miguel Arcángel", contó.
Entusiasmado, mostró sus carpetas con los recortes de las exposiciones a las que asistió.
"Siempre fui bien recibido y conozco mucha gente gracias a esto. Ahora estoy esperando tener la oportunidad de establecerme en Bahía Blanca para poder montar mi taller", culminó.
Un impasse
Después de participar del festival de música folklórica, Diego Marelo, Marco Dome y Adrián Soto decidieron descansar en el verde césped del predio ruralista.
Lo chicos de la Agrupación Musical Andina de Ritmos Autóctonos (AMARA) de Cerri, cosecharon elogios por sus cálidas y tradicionales melodías.
Así es que, en un alto de la tarde, Diego (quena); Marco (charango) y Adrián, a cargo del sikus (Maika), se dedicaron a hilvanar delicados sonidos en el aire, para el deleite de quienes paseaban bajo el sol de la tarde.
Buen sonido.
"Lluvia", la más mimada
El jueves, el corralito ubicado en el primer galpón donde se alojan los ponies, tuvo una inesperada llegada.
Es que "Lluvia" --nombre con que se la bautizó con motivo del clima que imperó en-- nació antes de lo esperado.
Apenas sosteniéndose en sus patitas tambaleantes, la pequeña recibió --principalmente de los más pequeños--, una cálida y mimada bienvenida a este mundo.
A pesar de todo...
Como desde hace ya 45 años, a Esteban Carmen Villalba se lo pudo ver desde temprano, marcando un tranco prudente.
"¿Un café?", ofrecía complaciente, regalando un poco de calor.
"Ya hace mucho que estoy acá, es una larga historia. Pero en total son 58 años de laburo", agregó.
"Tuve una vida muy sufrida. Empecé a vender a los 10 años en los remates, reuniones hípicas y domas que, por aquellos tiempos, se hacían en Mayor Buratovich, de donde soy oriundo", reveló.
La vida lo enfrentó a tristes acontecimientos, cómo la pérdida de sus dos mujeres y otro accidente que lo mantuvo en terapia y con un futuro incierto, en el año '77.
Pero Esteban no se queja.
Agradece.
"A Dios, porque a pesar de lo malo que me pasó, hoy puedo trabajar en éste ámbito donde he cosechado muchas amistades. Claro que lo más importante es que tengo a mis tres hijos, mis nietos y mis bisnietos que hoy me acompañan en la vida y que disimulan cualquier dolor", subrayó.
Dio media vuelta y se fue con su clásico "café, café...",
Sesión de belleza
Minutos antes de presentar sus productos, los cabañeros de Nuevo Lucero completaban detalles en uno de los ejemplares Corriedale previo a su presentación ante el jurado.
Juan Cayssials, de Pigüé, reconoció que el trabajo previo es importantísimo.
"Tenemos que recortarles la lana y limar todas las imperfecciones que hallamos. Estas ovejas son esquiladas en marzo y a partir de allí son encerradas en las cabañas donde se las alimenta con avena en grano, pellets de alfalfa, alimento balanceado y fardos; además, se les enseña a carretear para la competencia", explicó el productor.
Después consiguió el premio al lote Gran Campeón a corral de pedigree; mejor ejemplar de corral y los dos primeros premios individuales.
Valía la pena el trabajo ¿no?