Bahía Blanca | Domingo, 10 de agosto

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Julio Bocca sorprende y hace camino al bailar

El bailarín y coreógrafo Julio Bocca, quien actuó en la quinta luna del Festival Mayor del Folklore de Cosquín, afirmó que "fue una enorme responsabilidad para mi representar el Bocca Tango en este poderoso festival, que ya es histórico y forma parte de nuestra cultura en todas sus expresiones".


 COSQUIN (Télam) -- El bailarín y coreógrafo Julio Bocca, quien actuó en la quinta luna del Festival Mayor del Folklore de Cosquín, afirmó que "fue una enorme responsabilidad para mi representar el Bocca Tango en este poderoso festival, que ya es histórico y forma parte de nuestra cultura en todas sus expresiones".


 El show fue cerrado con la presencia de Sandra Mihanovich, quien los acompañó en la interpretación de la canción Tonada del viejo amor.


 "Desde esta obra que presentamos en Buenos Aires y en distintas ciudades del país y el exterior, le brindamos un sincero pero sencillo tributo a dos figuras de la música, desgraciadamente desaparecidas, como Waldo de los Ríos y Domingo Cura", señaló el artista.


 -- ¿De dónde surgió la idea de "Bocca Tango"?


 -- Lo representamos por primera vez en el año 2001, en un momento fatal de nuestro país, con escaso presupuesto y la idea de hacer un espectáculo que nos represente no sólo en el país sino también en el mundo, con la coreografía de Ana María Stekelman y el apoyo de la Fundación Piazzolla.


 -- El desnudo de la primera bailarina causó sorpresa en el público de Cosquín.


 -- No sé si se debe decir desnudo, porque tiene toda la belleza del cuerpo de una mujer y está acompañado por la danza y la música acorde con ese momento de la obra, pero es muy artístico y no tiene nada que ver con desnudos que se pueden ver en el cine o la televisión, que surcan lo bochornoso.

No todo es tango




 -- ¿Cómo se inserta el folklore en la puesta?


 -- De una forma muy sencilla, porque lo tomamos de otro espectáculo que habíamos hecho antes y siempre pensando en el exterior, para demostrar que Argentina no sólo es tango.


 -- ¿Qué sintió al subir al escenario de Cosquín, con un público que quizás no está muy acostumbrado a este tipo de arte?


 -- Cuando hicimos la primera recorrida por el escenario con la plaza vacía, todo me pareció imponente. A la noche, con todo ese publico ahí, no tenía palabras para explicarlo, tuve sensaciones que hay que vivirlas para entenderlas, porque no se pueden contar.


 -- ¿Qué tiene pensado hacer después de Cosquín?


 -- Realmente es muy intenso el trabajo que nos espera porque hay fechas en el interior del país, en los Estados Unidos, Japón, Europa y Canadá, y por lo tanto tendré mucha actividad en el resto del año, no sólo con el Ballet, sino también con algunas actuaciones en solitario.


 -- ¿Piensa en algún momento revertir aquella decisión que tomó hace algún tiempo de no presentarse más en el Teatro Colón?


 -- Al principio me dolió mucho porque ahí estudié y me formé, pero siento que en el Colón me trataron como un nenito que recién empieza y no me sentí respetado. Sin embargo, justo este año el ballet festeja sus 80 años de existencia, por lo tanto no hay una decisión final tomada.


 -- ¿Cuál es el nivel que tiene la danza hoy en Argentina?


 -- Es muy importante. Hoy existen muchas escuelas, institutos, carreras, que antes no estaban, por lo tanto los bailarines tienen muchas más opciones para elegir su carrera, pero también la competencia es mayor.


 -- En algún momento, dijo que se iba a retirar joven de la actividad, ¿sigue pensando lo mismo?


 -- Eso creo que lo dije cuando tenía 20. Los Chalchaleros (participó en el video de despedida del conjunto) se fueron con 54 años de carrera y yo calculo que para un bailarín los 40 es la edad justa para despedirse y dedicarse a la escuela y la formación de otros bailarines.


 "La carrera de bailarín es muy exigente, sacrificada. Cuando decida retirarme me dedicaré a la docencia, porque es algo que me gusta y me permitirá seguir ligado a la danza.


 "También tengo muy claro que hay que dejarle abierto el camino a la gente joven, que viene con muchas ganas y deseos de ocupar un lugar".

El arte en sus máximas expresiones




 Ya no asombran los cambios. Se aprecian en todo análisis. Vistas y aprobadas las innovaciones estructurales, el arte conforma el epicentro de atención y tratamiento en esta 45ª convocatoria coscoína.


 La música vinculada a la poesía y la danza ofrecen a los espectadores de la Próspero Molina, aspectos merecedores del reconocimiento que a su fundamento artístico no le mezquina la gente para expresarlo.


 No es simplemente el aplauso al folklore en su estelar dimensión, desde sus figuras convocantes a los más humildes e inhibidos protagonistas que lo ventilan. Además, la "manifestación del silencio" es uno de los aspectos a reconocer en esta propuesta.


 El bailarín Julio Bocca y su compañera captaron ese silencio precedente al aplauso que generó su entrega de notable jerarquía artística. El encumbrado artista no es ajeno a participaciones asociadas al folklore, si se recuerda la grabación bailando con su madre en el Cabildo de Buenos Aires, aquella zamba Esa moza es tucumana, de Pérez y Castilla en oportunidad de la despedida de Los Chalchaleros.


 Otros ejemplos "respetuosos" de este festival han sido la interpretación de la cantante lírica Gabriela Pochinki del Ave María invitando a toda la plaza a ponerse de pie como solemne oración.


 También Jairo, cantando aquel Antiguos dueños de las flechas (de Luna y Ramírez) con particulares arreglos, reivindicando a los indios tobas del norte argentino. El tema fue escuchado durante más de 7 minutos con profunda admiración y en silencio absoluto.


 Estas circunstancias gratifican la vigencia del folklore en un ámbito artístico ampliado a sus principios. Buena conclusi{on de lo que hasta hoy, implica un muy buen balance artístico en el Cosquín 2005.

Roberto Oña/Especial para "La Nueva Provincia"