Verbitsky mostró una carta de Scilingo y lo complicó
BUENOS AIRES y MADRID (Télam, DyN y EFE) -- Adolfo Scilingo afirmó ayer que jamás integró un "grupo de tareas" o recibió instrucción de inteligencia para participar en la lucha antiguerrillera, aunque su situación quedó complicada porque el periodista Horacio Verbitsky presentó una carta donde el ex militar reconoce la existencia de un plan represivo.
La prueba fue entregada al tribunal español que lo juzga por violaciones a los derechos humanos.
"Había dos cartas, una dirigida a mí y otra al actual jefe de la Armada, almirante Jorge Godoy, según él un viejo amigo suyo", dijo Verbitsky.
"A mí me pedía que publicara la esquela que enviaba a Godoy", detalló.
En esa nota, con fecha 16 de marzo de 2004, Scilingo pregunta al comandante del arma: "¿Dónde estaba cuando en la ESMA se torturaba, se hacía desaparecer a miles de personas y se robaban niños?".
Desde 1999, Scilingo asegura que él no participó y que, en sus dichos de 1997 --los que motivaron el juicio--, se inculpó para fomentar la investigación de lo ocurrido.
En la exposición, Verbitsky, de 63 años, confirmó toda la información que consta en su libro El vuelo (1995), después de tres meses en los que tuvo entre doce y trece entrevistas con Scilingo. El periodista describió esas charlas como sesiones de psicoanálisis.
El actual director del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) aportó la carta dirigida a Godoy, donde Scilingo lo acusó de haber ocultado lo sucedido y de haber intentado comprar su silencio.
"No puedo aceptar que, ahora, desde tu alta responsabilidad, digas que lo que sabemos hoy por la acción de la justicia es que la ESMA fue utilizada para hechos calificados como aberrantes. Te recuerdo una vez más que tu lo sabías desde marzo de 1976 y nada hiciste para evitarlo porque estabas de acuerdo con ello", escribió.
Verbitsky dijo que en esa carta, escrita de puño y letra, Scilingo hablaba también de denominados "los vuelos de la muerte".
Horas antes, interrogado por su abogado defensor, el español Fernando Martínez Morata, había insistido que sus dichos de 1997, ante el juez Baltasar Garzón, sólo habían pretendido colaborar en el esclarecimiento de los hechos.
--¿Se lo preparó para integrar "grupos de tareas"?
--No, nunca se me preparó.
--¿Integró algún "grupo de tareas"?
--Nunca, nunca.
Los grupos de tareas, básicamente, se habían conformado en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) para combatir a las células terroristas de la agrupación Montoneros y del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
--¿Recibió formación de inteligencia?
--No, menos que menos. Yo soy electricista.
Martínez Morata lo interrogó con precisión para tratar de demostrar que Scilingo acataba órdenes de sus superiores, que su confesión de 1997 fue acordada con los abogados que hoy integran la acusación particular, y que no participó en dos "vuelos de la muerte" o en el secuestro de un opositor, como dijera a Garzón.
Vestido con traje gris, camisa celeste y corbata azul, Scilingo --que respondió valiéndose de variada documentación-- se sintió mareado y pidió agua.
El acusado reiteró que estuvo en la ESMA entre el 7 de febrero de 1977 y el 16 de marzo de 1978; por lo tanto, no participó en los hechos que denunció ante Garzón, anteriores y posteriores a esas fechas y tampoco en dos "vuelos de la muerte".
--Si esas fechas son ciertas... hasta la indagatoria (1999 en que se retractó), ¿todos estos actos que usted relató son inciertos?, le preguntó Martínez Morata.
--Tenía que facilitar al juez todo lo que me preguntase. Era mi función. Declaré con machetes porque era imposible que me acordara de tantas barbaridades.
Scilingo, de 58 años, se refirió en esos términos a su confesión del 8, 9 y 10 de octubre de 1997 ante Garzón.
--¿Es cierto que en esa reunión usted dijo que no se iba a autoinculpar?
--Sí.
Ahora, la defensa de Scilingo podría requerir la comparecencia de militares retirados que estuvieron en la ESMA. La audiencia seguirá hoy y la sentencia del proceso se aguarda para marzo.