Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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El "Matador" Carlos Sainz se acordó de ganar

Para el español Carlos Sainz (Citroën Xsara WRC) esta XXIV edición del Rally de la República Argentina significará un hito importante en su extensa carrera como piloto, porque la cómoda victoria conseguida ayer en Córdoba le permitió cortar una racha de poco más de un año sin triunfos y también convertirse en el piloto más ganador de la historia de esta especialidad.


 VILLA CARLOS PAZ, Córdoba (DyN) -- Para el español Carlos Sainz (Citroën Xsara WRC) esta XXIV edición del Rally de la República Argentina significará un hito importante en su extensa carrera como piloto, porque la cómoda victoria conseguida ayer en Córdoba le permitió cortar una racha de poco más de un año sin triunfos y también convertirse en el piloto más ganador de la historia de esta especialidad.


 La trama de este capítulo del rally argentino se definió el sábado en la prueba especial número 19 (Cosquín-Villa Allende), cuando el finlandés Marcus Grönholm golpeó su Peugeot 307 WRC contra una piedra ubicada al ingreso de un puente y abandonó.


 Esto fue fundamental porque Grönholm, como Sainz, eran, junto al primero abandonado y luego reenganchado noruego Petter Solberg (Subaru Impreza WRC), los únicos pilotos que desde el inicio mismo del rally habían mostrado su decisión para ir en busca del triunfo.


 Entonces, cuando Grönholm dejó la carrera, Sainz ya no tuvo rivales que lo pudieran complicar en las 7 pruebas especiales que aún quedaban para terminar la competencia.


 Es más: incluso se podría decir que los mayores enemigos del madrileño eran él mismo y los caminos que debía recorrer en el Valle de Traslasierra, el escenario de la última etapa.


 Y un piloto como Sainz, con 17 años de experiencia en esta categoría, decidió que él no sería uno de sus mayores enemigos en el camino hacia su 26ª victoria en el Rally Mundial y su tercera en la Argentina (1991 con Toyota Celica y 2002 con Ford Focus WRC, después de las exclusiones de Grönholm y Richard Burns).


 Por eso, desde que a las 8.44 de la víspera se puso en marcha la carrera, el "Matador" salió a recorrer la ruta con calma y sin prisa, consciente de que su escolta y compañero de equipo, Sebastien Loeb, no iba a presionarlo, porque con el segundo puesto el francés también hacía negocio en su búsqueda del campeonato.


 Así fue como Sainz dejó que el mismo Loeb, o los finlandeses Harri Rovanpera (Peugeot 307 WRC) y Mikko Hirvonen (Subaru Impreza WRC) se repartieran las victorias en esta última etapa de la carrera. Era, al fin y al cabo, lo lógico, lo que cualquier corredor con la experiencia del español debía hacer.


 Los mismo que Sainz en la clase mayor hicieron los argentinos Luis Pérez Companc (Peugeot 206 WRC) y Gabriel Pozzo (Subaru Impreza), porque tanto uno como el otro se jugaban en esta última etapa se jugaban mucho.


 Pérez Companc luchó por el halago de ser el piloto argentino mejor ubicado en la general, al ocupar el 6º lugar; el cordobés, por quedarse con el triunfo en el Grupo N4 al igual que en el 2000, y la 8ª posición en la clasificación final de la prueba.


 Más aún: Pozzo (quien hasta hace no mucho tiempo atendía un cyber-café en la capital provincial y estaba ahogado en un destino incierto) hasta se dio el lujo de ganar en esta última etapa de la carrera tres pruebas especiales (Carlos Paz-Cabalango, Cosquín-Villa Allende y Mina Clavero-Giulio César) y ser segundo en los tramos Tanti-Cosquín y El Cóndor-Copina.


 Sainz se dio el gran gusto de ganar en una tierra que lo adoptó como uno de los suyos y además igualó en cantidad de victorias en la Argentina a otros dos grandes del Rally como el italiano Massimo Biasión y el finlandés Tommi Makkinen.


 El madrileño hizo historia. Habrá que ver si, como insinuó en algún momento, éste es el año de su despedida.