Bahía Blanca | Domingo, 10 de agosto

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El placer que provoca un dibujo de la Disney

Disney --verdad de perogrullo si las hay-- significa un sello de calidad en animación y productos infantiles y se encargó de demostrarlo una vez más con Vacas vaqueras, una película que intenta subrayar el valor del esfuerzo, la unión, la amistad y la siempre oportuna justicia, contra las malas costumbres de desaprensivos malhechores.




 Disney --verdad de perogrullo si las hay-- significa un sello de calidad en animación y productos infantiles y se encargó de demostrarlo una vez más con Vacas vaqueras, una película que intenta subrayar el valor del esfuerzo, la unión, la amistad y la siempre oportuna justicia, contra las malas costumbres de desaprensivos malhechores.


 La historia muestra a tres ejemplares vacunos con personalidades tan diferentes una de la otra como encantadoras, que deciden convertirse en cazadoras de recompensas para salvar de la bancarrota a la granja donde viven.


 Maggie, una vaca lechera campeona es la única que escapa de la acción del forajido Alameda Smith, un ladrón que está arrasando con todo el ganado del territorio Oeste. No logra, en cambio, salvarse de la miseria en que cae su dueño, que como el resto de sus vecinos resultó asaltado y estafado, y es vendida a la granja de Perla.


 La propiedad resulta un pequeño paraíso que su anciana dueña logra mantener con el cariño que dispensa a cada labor y a su escaso aunque muy variado y excelente ganado, compuesto por dos vacas --la respetada señora Calloway y una conciliadora y naturista Grace--, un chivo viejo y rezongón, un chancho y sus tres hijitos, tres gallinas, un gallo, y unos cuantos polluelos.


 Aunque los modos frontales de Margareth y cierto sarcasmo en sus bromas no resultan de mayor agrado a la señora "C" --como es conocida la lechera con mayor historia y rango en la casa de Perla--, el resto del plantel adivina en esta vaca regordeta sus buenas intenciones y le da la bienvenida.


 Maggie siente que allí recuperará el hogar perdido, pero Perla, al igual que sus vecinos, soporta el asedio de las deudas que intentó menguar por tan honestos como insuficientes medios. Ahora debe pagar al banco 750 dólares para evitar el remate.


 Dinero, Perla no tiene, pero la señora "C", Grace, su reciente adquisición --quien siente peligrar esta nueva oportunidad-- resulta su mejor capital.


 Las tres emprenden marcha para tratar de atrapar al ladrón, por cuya captura se ofrece recompensa, pero deben competir con Johnnie Bravo, el caballo del comisario, que pretende ganarse de este modo la simpatía de Rico, un famoso cazador de recompensas.


 Es admirable la capacidad de los guionistas Will Finn y John Stanford para trazar el perfil de todos y cada uno de los personajes que intervienen en el relato, desde su historia individual y las alternativas de su desarrollo "social", hasta sus sueños, aspiraciones y limitaciones, y las probables causas y posibles consecuencias de sus acciones.


 No aparecen, en este relato, cabos sueltos ni historias inconclusas. Todos tienen su razón de ser, cumplen en la narración su función y se mueven según el dictamen de su ser, sin fisuras.


 Una perfecta animación, con música, sonido --traducción al castellano incluida-- a la altura, generan una película que significa un placer sentarse a ver.