Bahía Blanca | Domingo, 10 de agosto

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Bahía Blanca | Domingo, 10 de agosto

De cómo ponerle buena cara a un mal recuerdo

En la noche del 16 de octubre de 1971, el plantel futbolístico del club Huracán, de Ingeniero White esperaba concentrado, en dependencias de la Base Naval Puerto Belgrano, el compromiso del día siguiente ante Gimnasia y Esgrima de Mendoza, cotejo correspondiente a una de las primeras ediciones de los entonces campeonatos Nacionales.
De cómo ponerle buena cara a un mal recuerdo. El mundo. La Nueva. Bahía Blanca


 En la noche del 16 de octubre de 1971, el plantel futbolístico del club Huracán, de Ingeniero White esperaba concentrado, en dependencias de la Base Naval Puerto Belgrano, el compromiso del día siguiente ante Gimnasia y Esgrima de Mendoza, cotejo correspondiente a una de las primeras ediciones de los entonces campeonatos Nacionales.


 Jorge "Barril" Martínez, que iba a ser el "5" titular de aquella recordada formación de la entidad del Bulevar Juan B. Justo, compartía un lugar con Enrique Magagna, un puntero izquierdo habilidoso que le discutía el puesto al potente Ricardo Ferlich.


 En medio de bromas, alguien eligió una papa para convertirla en proyectil que impactó accidentalmente en el ojo derecho de Martínez, quien se "bancó" sin problemas ese desborde de conducta.


 Así, el "Barril" --su apodo tiene aún gran poder de identificación en el ambiente-- cumplió normalmente su función de medio campo frente a los mendocinos, al igual que el siguiente ante Rosario Central, hasta que llegó el compromiso frente a Racing, en Avellaneda.


 En un determinado momento del juego, Celso Lucero --también figura clave de aquellas formaciones-- le preguntó sorprendido, ¿qué te pasa?


 "No se, de pronto vi una sombra, me pareció que se me arrimaba un rival, pero no, no había nadie", respondió Martínez entre preocupado y confundido.


 Pocas horas después, llegaría un categórico diagnóstico médico: desprendimiento de retina en el ojo derecho; precisamente el que había recibido aquel impensado impacto en la concentración de Puerto Belgrano.


 El camino al quirófano resultó indefectible final de esta historia. O el comienzo de otra...

"Se me vino todo abajo"




 Por estos días, 33 años después, Jorge Martínez memora la infeliz circunstancia, evalúa sin rencores sus consecuencias, pero admite con inocultable pesar:


 "Se me vino todo abajo. Tenía 24 años y grandes proyectos con el fútbol. Había ofertas de Colo Colo, de Chile, también me habían hablado para ir a Estudiantes o a Gimnasia. El presidente y el vice de Colón, de Santa Fe llegaron personalmente a gestionar mi pase, poco después de que me operaran en la clínica San Martín, de Buenos Aires. Pero no había tiempo para esperar mi recuperación, que llevó varios meses."
"No, no importa quien fue. No viene al caso", dice manejando códigos de vida que le vienen desde una niñez con mucho baldío y que respeta escrupulosamente ahora, mientras su taller mecánico de la calle Italia se llena de añoranzas, entre mate y mate.



  Porque el fútbol siguió formando parte de su vida. Incluso su actividad oficial en el ámbito liguista se prolongó hasta la temporada de 1977, vistiendo varias divisas. Pero aquel desgraciado "papazo" fue visagra. Marcó un antes y un después, tras un período de obligada inactividad y cargado de incertidumbres, con dos pasos más por el quirófano.

Un sereno presente




  Actualmente, comparte sus vivencias futboleras con una actividad laboral de taller propio, como justa concreción de naturales anhelos desde que, como él expresa, "yo siempre trabajé de esto, a la par de jugar al fútbol y recuerdo que el tiempo me daba para todo; para los entrenamientos y para llegar bien físicamente a los partidos e incluso a superar el cansancio de los viajes, para arrancar de nuevo con la semana de trabajo", mientras muestra alguna extrañeza por lo que ocurre con las energías de quienes ahora están absolutamente profesionalizados en la actividad deportiva.


 Llega la inevitable comparación de épocas y como suele ocurrir, la nostalgia se antepone a cualquier otro elemento de juicio.


 "Y, que querés. Aquello era otra cosa. Había más respeto por la pelota y por lo que se hacía con ella. Confieso que a mí me gustaba poco la marca. Era más de armar juego y de llegar al gol. Ahora, el jugador está más condicionado. Antes era más lindo".


 -- Claro, siempre fuiste jugador de media cancha para arriba


 -- Fijate que no. Yo empece de "4", pero a los 16 años, ya jugando en la primera de El Nacional (que por entonces tenía su cancha en Italia y Neuquén), el "vasco" Ochoa le pidió al técnico --Joaquín Cenícola-- que me pusiera de "5", porque había notado mi tendencia en el juego.


 -- "Yo venía de las inferiores y me tocó formar parte de aquel equipo que peleó la punta en el campeonato del '62 y que tenía al ruso Bosich en el arco. Además de Ochoa, jugaban "Chiche" Espejo, el "gallego" Chinestra, Juan Bazerque, Miguel Cejas, el "Negro" Salinas...


 -- Cuando llegué a Primera, ofrecían algo de plata o te conseguían trabajo. Yo preferí el trabajo y por eso empecé como mecánico en Sosa y Cía, que era concesionario Fiat. Después, con los años, llegó lo del taller propio.


 
Olimpo, Huracán y... aquel día



 -- Cuando El Nacional dejó la actividad, quedamos todos libres y yo arregle con Olimpo. Allí estuve hasta el '70, año en que pasé a Huracán.


 -- Por entonces, Olimpo armaba equipos con muchos jugadores de afuera. A mí, aparte de alternar en primera, me tocó integrar una reserva muy fuerte, que fue campeona invicta y en la que también estaban, entre otros, Carlos Lamonega y Eduardo Duca, que habían jugado en muy buenos equipos de Bella Vista y la selección de la Liga del Sur.


 -- Después llegó el pase a Huracán, con el que clasificamos para jugar el Nacional del '71. Tras el accidente y la operación, yo seguí jugando pero lo mío en el fútbol ya no fue lo mismo. El cuidado del ojo derecho pasó a tener mucha importancia en mi vida y en mi desenvolvimiento personal. De allí en adelante, nada resultó fácil en ese sentido...


 -- De lo que fue aquel equipo, todos se acuerdan. Había llegado dos veces al torneo Nacional y para mi fue muy lindo estar a lado de tipos como Celso Lucero, el "Muchi" De Nápoli, el "Chiquito" Lliteras, el ruso Ferlich, Hugo Rosales...


 Sí, cómo no me voy a acordar como formábamos. Santos; Fiore, Becchio, Ginder, Vicente Rodríguez; Lucero, yo, De Nápoli, Rosales, Lliteras y Férlich. También alternaban Héctor Giménez, Magagna, "Pastilla" Rodríguez y el "Loco" Carro, que nos hizo un versito a cada uno y se tomó el trabajo de imprimirlos, algo que conservo con mucho cariño. El técnico era Isidoro Gottardi.


 -- Yo tuve el honor de ser capitán del equipo y en el debut contra Central Córdoba, de Santiago del Estero, metí el primer gol, a los dos minutos de juego. Ganamos 2 a 0.


 -- Además, jugué en Sporting donde fuimos campeones en un torneo Preparación, pasé por Bella Vista, hasta que volví a Huracán. Me retiré después de un partido contra Olimpo, en el Bulevar durante el torneo del '77.


 -- Pero mirá, yo del fútbol no me fui nunca. Espero los sábados con mucha ansiedad para prenderme en los partidos de la Liga La Amistad, en la categoría de los de '45 para arriba. Allí me cruzo con el Negro Cheiles y los hermanos Gerardi, entre otros. Y siempre juego de "5"...

El rincón de las anécdotas
-- Como integrante de aquel equipo de Huracán, me tocó ir a Buenos Aires para participar de la fiesta que hacía la revista "El Gráfico". Viajé junto con Roberto Cortina Bazán --ex jefe de Deportes de este diario-- Osvaldo J. Ochoa y "Beto" Cabrera (los tres de lamentadas desapariciones). Me acuerdo que Roberto tenía un mal presentimiento con los viajes en avión, de ida y vuelta. Decía que cómo tenía muchos encima, suponía que en alguno podía pasar algo. Yo lo paré diciéndole que en mi caso, era el primero, así que más vale dejara la mala idea para más adelante...

-- Con 17 años, me convocaron para integrar el seleccionado de la Liga del Sur. El técnico era Eugenio "Tate" Scipio y jugaban Marcos Rupérez, "Buby" Paolucci, "Toscano" López, Carlos Lamonega, Salvador Cicchini, Osvaldo Mosconi, entre los que recuerdo. En un partido contra Boca, faltó Paolucci y me pusieron a mí de "3". Por allí Rattín pasó de largo y no tuve más remedio que tirarle el trancazo. Cuando se levantó se me paró adelante diciéndome de todo. Yo no terminaba de mirar para arriba por lo grandote que lo vi, mientras tenía ganas de irme a mi casa.

-- Jugando como refuerzo para Olimpo en un partido amistoso ante Independiente, me mandaron a la marca de nada menos que de Ricardo Bochini. Confieso que lo miré bastante antes de empezar a jugar. Porque durante el partido no lo pude agarrar nunca. De cualquier manera, estar contra jugadores como esos era para irse a dormir contento.

Era como Bianchi











 "Entre los técnicos, tengo un grato recuerdo de Alfredo Cortés, cuando lo tuve en Olimpo. Era espectacular como armaba el grupo humano. Sabía lo que le tenía que decir a cada uno. Usaba al jugador donde más convenía y te convencía de que eras un fenómeno para el puesto. Yo comparo su forma de trabajar con lo que hace Carlos Bianchi en Boca".

Personal

Nombre y apellido: Jorge Martínez
Fecha de nacimiento: 11-4-46
Estado civil: casado
Esposa: María Cristina Di Biassi
Hijos: dos, Mauro Jorge (29) y Lucía Pamela (24)
Trayectoria: El Nacional, Olimpo, Huracán, Bella Vista, Sporting y nuevamente Huracán
Apodo: Barril