Bahía Blanca | Jueves, 26 de junio

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Lágrimas sobre la nieve

Hace 45 días que el Aconcagua quedó a los pies de este bahiense de 29 años. Gran parte de la aventura la compartió con Pablo Vogel y Sergio Val. Toda una historia que hace 12 años comenzó en el Tres Picos. ----------------------- Las fotos lo devuelven a los 6.959 metros de la cima del Aconcagua. Y se emociona.
Lágrimas sobre la nieve. Sociedad. La Nueva. Bahía Blanca

Hace 45 días que el Aconcagua quedó a los pies de este bahiense de 29 años. Gran parte de la aventura la compartió con
Pablo Vogel y Sergio Val. Toda una historia que hace 12 años comenzó en el Tres Picos.





 Las fotos lo devuelven a los 6.959 metros de la cima del Aconcagua. Y se emociona.


 Le cuesta contarlo, pero esas imágenes dicen casi todo.


 Pasarán los años y Diego Cassola siempre volverá a las 14.30 del jueves 22 de enero, cuando sus pies se afirmaron sobre el techo de América y sus ojos empapados se clavaron en ese impresionante cielo azul.


 --No tengo palabras para describir todo lo que se siente allá arriba. Pensé en mis seres queridos y no podía parar de llorar. Sólo atiné a darle un fuerte abrazo a Diego Meroño, un chico de Buenos Aires que se integró a la expedición.


 Cassola es el único de los tres bahienses que logró hacer cumbre en el desafiante Aconcagua. Sus otros compañeros --Pablo Vogel y Sergio Val--, tuvieron que regresar poco antes, pero la suma de los esfuerzos hoy se refleja en esa sensación de misión cumplida que comparten.
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 Españoles, polacos, franceses, alemanes, japoneses, chinos... El mundo se concentra en el camino que lleva a la cima del Aconcagua. Y es así, porque la mayoría de los escaladores son extranjeros y sólo ellos pueden pagar los 300 dólares que vale el permiso en la temporada alta y los 180 dólares por el alquiler de una mula para cargas los equipos y la comida.


 Para los argentinos, la autorización "sólo" cuesta 300 pesos.


 La aventura del grupo de bahienses tardó un año en organizarse y fue todo un trabajo de hormiga reunir la plata (más de mil pesos por cabeza) para concretarla. Como pudieron, más la ayuda de algunas firmas comerciales, llegar a juntar la suma.


 Peso a peso.


 Diego Cassola, de 29 años, trabaja con su padre y su hermano en un negocio de venta de lubricantes. También estudia Abogacía en la UNS.


 Sergio, de 28, se desempeña en Profertil, está casado y es papá de una hija, mientras que Pablo, de la misma edad, es empleado de Glencore.


 El viernes 2 de enero, cargaron un carrito con lo que necesitaban y en el Volskwagen Gol de Pablo emprendieron la marcha desde Bahía. El plan fue bien "gasolero" y la primera etapa se cumplió hasta el Cordón del Plata.


 --Ese lugar resultó clave para nuestra aclimatación. Allí subimos el Cerro Vallecitos (5.500 metros) y nos fue muy bien, porque ese prólogo, por lo general se hace en Plaza de Mulas, ya en el ascenso del Aconcagua, pero se vuelve más complicado por la altura y por la gran cantidad de gente --señala Diego.


 El lunes 18 iniciaron el ascenso. Primero, la base (Plaza de Mulas), donde permanecieron durante tres días por las intensas tormentas; luego, Plaza Canadá, a 5.000 metros; Nido de Cóndores, a 5.700 y la siguiente escala, Berlín.


 En ese punto, Sergio --por un problema familiar-- y Pablo, debieron emprender el descenso.


 Cassola junto a Meroño, un porteño que vive en España y al que conocieron el año pasado subiendo El Plata, y Matías Flynn, también de Buenos Aires --quien se sumó al grupo en Plaza de Mulas--, se aferraron a sus bastones y salieron en la búsqueda de la cima, a las 7 del lunes 22.


 En ese tramo final, Matías perdió uno de los mitones en el Portezuelo de los Vientos. Estaban a 6.700 metros y la sensación térmica era de 35 grados bajo cero.


 --¿Qué hizo? Aumentó el ritmo. Se adelantó y consiguió llegar a un reparo en la base de la canaleta de la montaña. Estuvo en la cumbre 10 minutos antes que nosotros, y con las últimas fuerzas. Bajó exhausto, pero lo rescataron unos españoles que lo acompañaron hasta Berlín, donde se repuso.


 Diego cuenta que de la canaleta a la cumbre median 100 metros de una pendiente tan pronunciada que desanima a muchos.
Tan cerca pero tan lejos.



 --Delante nuestro había un grupo de cinco franceses y sólo uno pudo llegar.


 El cielo estaba muy limpio y algunas nubes se asomaban a la lejanía cuando él puso sus pies en la cima.


 --Allí arriba brotan sensaciones indescriptibles. Me acordé de mucha gente querida... Anímicamente pasaba en un momento muy especial, porque había terminado con un noviazgo de 13 años, pero las ganas de llegar fueron más fuertes.


 Cassola tardó dos horas en regresar a Berlín y cinco, en total, hasta la base del Aconcagua.


 --Fue crítico porque casi de pronto se cerró todo. Con visibilidad cero, nos guiamos por las huellas, que estaban firmes, y llegamos bien y regulando el paso.


 Era el punto final para un capítulo escrito a pulmón.


 Diego volvió sus ojos a la cumbre que tantas veces había soñado y entre la avalancha de recuerdos irrumpió aquella primera prueba de pibe, en el Tres Picos, junto a Sergio y Pablo.


 Ahora sabe que en esta parte del planeta, más alto no se puede llegar.


Apuntes
* Protagonistas
-- Diego, Pablo y Sergio se conocen de "toda la vida", primero los unió el barrio Pedro Pico y, después, la pasión por las montañas.
En 1994, subieron el Lanín (3.777 metros). En 2000, intentaron el Aconcagua, pero llegaron hasta el campamento Berlín.
* La ropa.
-- Capa fina de polipropileno, calzas, cubre pantalón, dos pares de medias, camiseta térmica, buzo polar, chaleco de plumas, anorak, botas rígidas dobles con ampones, pasamontañas, capucha y mitones.
* Comida.
-- Fiambre, queso, sopa con fideos, arroz, jugo de frutas, sales para agregarle al agua de nieve. Tomaron unos cuatro litros de agua por día.
* Sorpresa
-- Diego Cassola necesitaba hablar por teléfono desde Plaza de Mulas. Cuando dijo que era bahiense, alguien lo conectó con Graciela "Popi" Spagnuoli, quien se desempeña como instructora en la ruta normal que conduce a la cima del Aconcagua.














 "Popi", nacida hace 26 años en el barrio Kilómetro 5, registra importantes cumbres en América, Africa y Europa.


5.019
ascensos se registraron desde el 15 de noviembre de 2003, cuando se inició la temporada, hasta la primera semana de este mes. La cifra representa un incremento del 12 por ciento con respecto al año anterior.






 Para el final de la temporada se espera que unas 7.000 personas hayan llegado al cerro más alto de América, lo que significará para la economía mendocina un ingreso cercano a los dos millones de pesos.


 Los extranjeros representan un 87 por ciento, en especial europeos, estadounidenses y orientales, y en este ciclo, que concluirá el 15 de marzo, se destaca la presencia de visitantes que llegaron sólo para practicar trekking, de distinta duración.