Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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Alicia Kozak, una artista singular

"Admiro desde pequeña a las pinturas de Rembrandt, Miguel Angel, Dalí y otros clásicos de quienes hacía reproducciones. Los que me conocían me pedían dibujos para exponer en sus negocios u oficinas. Y así empecé, hasta trabajar con carteles y logotipos", dijo a manera de presentación Alicia Kozak.
Alicia Kozak, una artista singular . Aplausos. La Nueva. Bahía Blanca


 "Admiro desde pequeña a las pinturas de Rembrandt, Miguel Angel, Dalí y otros clásicos de quienes hacía reproducciones. Los que me conocían me pedían dibujos para exponer en sus negocios u oficinas. Y así empecé, hasta trabajar con carteles y logotipos", dijo a manera de presentación Alicia Kozak.


 De una actividad realizada por amor al arte a la determinación de tomarla como una profesión, medió apenas un paso: que le pidieran un presupuesto por primera vez en su vida. "Fue un momento mágico porque me iban a pagar por lo que me gustaba hacer. Desde entonces no paré de trabajar", expuso.


 Ese momento ocurrió a sus 18 años y, hasta la actualidad, se ha repetido 18 años más. Los carteles forman parte de su vida, aunque también despunta el vicio con retratos, dibujos y otras pinturas, y hasta con la artesanía de juguetes de madera.


 "Cuando trabajo, soy yo y la pintura. El resto desaparece. La gente que me ve arriba de una escalera, o tirada en el piso, o en la calle, a veces charla conmigo. Generalmente les sorprende que sea una mujer la que hace ese trabajo. Hay chicas que gritan ¡Arriba las mujeres! y no falta el varón que me susurra canchero que vaya a lavar los platos", reconoció.


 Expuesta a insolaciones en el verano y a los rigores de las sudestadas o los inviernos, las inclemencias de tiempo son las incomodidades insoslayables en su tarea, tanto para su salud como para las pinturas. En esos casos, las condiciones de humedad y el aguarrás cobran suma importancia. Tampoco hay horarios fijos, ya que de ser necesario, debe pasar la noche en vela entre pinceles y olor a pintura.


 Precisamente su condición femenina es la que la favorece al momento de pactar un trabajo con un potencial cliente porque, como suele creerse, ellas son más detallistas.

Gajes del oficio. A falta de lugares adonde formarse en la faz académica, el aprendizaje de algunos secretos se compensa con la lectura de la literatura específica o la consulta entre pares.




 Al respecto, el muralista Omar Sirena, su colega "Bambino" Ostertag (integrante de una memorable dupla con su fallecido compañero Acevedo), y "Pincelito" --marca registrada del fileteado en Coronel Rosales, y con quien iniciará un curso en breve-- son sus modelos, y quienes les brindan consejos que por supuesto toma con esmero y sigue hasta en el más mínimo detalle.


 "Primero se hace un molde y luego se lo amplía, a escala y en un tablero, según el tamaño pedido, con el método de Miguel Angel, con alfileres y tiza oscura", explicó la letrista.


 Agregó que las letras más complicadas son las redondas, especialmente las óes y las ces. Entre los números, es el 8. Los pinceles deben ser largos y hay que acostarlo para usar el filo y poder dar contornos exactos. La concentración es fundamental, porque siempre al mejor letrista se le puede escapar una letra. Por caso, debió rehacer un hermoso cartel que decía "Bienvenido".


 La superficie del vidrio es indudablemente la más difícil para pintar porque no absorbe la pintura y se chorrea con facilidad. Las letras y los logotipos --que también diseña-- son los trabajos más solicitados, aunque ha pintado ramos de flores y otras imágenes.


 Ha trabajado a gran altura, en donde se enseñoreaba el vértigo que impedía trabajar a colegas masculinos, y a ras del suelo, y hasta hizo lo propio alrededor de una cancha de fútbol. Entre sus proyectos más caros incluye el pintado de un mural o una reproducción gigante de alguna obra clásica.