Brown y una merecida recordación
EL almirante Guillermo Brown, figura cumbre de la Armada argentina, acaba de ser honrado, no sólo en nuestro país, como ocurre regularmente, sino en Foxford, su pueblo natal, al oeste de Irlanda, donde se inauguró un monumento en su memoria. La recordación tuvo un particular significado, ya que alrededor de un millar de personas asistieron a la apertura de una muestra sobre la vida y los principales episodios protagonizados por Brown en su carrera naval. La exposición incluyó, asimismo, referencias históricas, geográficas y paisajísticas sobre todas las provincias argentinas, en cuya elaboración participaron alumnos de varios colegios que llevan el nombre del prócer.
LA ESTATUA de Brown fue colocada en el recién ampliado parque de la pequeña ciudad de mil habitantes, junto a varios objetos donados por la Armada argentina, entre ellos un ancla y tres cañones del siglo XIX que, durante cinco años, no pudieron ser retirados de la Aduana de Dublin debido meramente a razones burocráticas. Los actos comprendieron, por último, la presentación de una biografía de Brown, escrita por Tomas Hudson, y una charla de voceros de la cadena de televisión Discovery, que ha previsto dedicarle un documental a difundirse por todo el mundo.
EL CONTRALMIRANTE Benito Rotolo y el presidente de la Asociación Browniana de Foxford, J. J. O'Hara, fueron los encargados de presidir los homenajes, motivo suficiente para estrechar los cordiales vínculos entre las comunidades argentina e irlandesa. Porque --como dijo el mencionado jefe naval-- "Brown es un héroe que excede toda frontera".
ES MERITORIA, por otra parte, la tarea encarada por el señor O'Hara, quien está promoviendo, desde ya, los homenajes a tributarle al máximo héroe naval argentino en 2007, cuando se cumpla el sesquicentenario de su desaparición. En tal oportunidad, unos 500 nativos de Foxford vendrán a nuestro país, simultáneamente con el viaje de varios buques de la Marina de Irlanda que amarrarán en puertos nacionales. O'Hara, empresario que, entre otras actividades, se dedica a la importación de vinos de origen argentino, ha aportado de su propio bolsillo buena parte de las inversiones realizadas para conformar un museo a habilitar aquel año, que incluirá una réplica de la fragata Hércules, buque insignia de la primera escuadra naval.
CABE recordar que el año pasado, como se hace habitualmente, una comisión de la fragata Libertad, en una de las escalas de su periplo por los mares del mundo, visitó el condado de Foxford a fin de renovar los lazos de amistad y participar de la buena noticia que significó la liberación de aquellos elementos históricos demorados en Dublin. Todo apunta, de manera primordial, a que los actos a cumplirse dentro de tres años --tanto en Irlanda como en la Argentina-- alcancen la importancia que merece este singular personaje de nuestra historia naval.