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A 15 años del último vuelo del "Aguilucho"

El "Aguilucho" Oscar Alfredo Gálvez dejó de volar un 16 de diciembre de 1989, pero el recuerdo de su talento incomparable y su carisma quedaron grabados para siempre en la historia grande del automovilismo nacional. Por eso, sus hazañas aflorarán permanentemente, resaltando entre otras tantas el haber sido el primer piloto argentino que venció a los grandes de la Fórmula 1 en 1949, en los bosques de Palermo.


 BUENOS AIRES (Télam) -- El "Aguilucho" Oscar Alfredo Gálvez dejó de volar un 16 de diciembre de 1989, pero el recuerdo de su talento incomparable y su carisma quedaron grabados para siempre en la historia grande del automovilismo nacional.


 Por eso, sus hazañas aflorarán permanentemente, resaltando entre otras tantas el haber sido el primer piloto argentino que venció a los grandes de la Fórmula 1 en 1949, en los bosques de Palermo.


 Oscar Gálvez nació el 17 de agosto de 1913 en San Martín, provincia de Buenos Aires, y fue el tercer hijo (Marcelino Luis, Alejandro, Oscar, Juan y Roberto) de Marcelino Gálvez y María Orlando, quien ante la inquietud de Oscar de comprarse un auto le dijo: "estás loco, te vas a matar".


 Lejos de acatar el consejo materno, Oscar tuvo como aliado a su hermano Juan (quien conquistó nada menos que 9 títulos de Turismo Carretera) y juntos compraron un Ford T modelo '27 a 150 pesos y lo prepararon a escondidas de sus padres en el taller de un amigo, para correr picadas. Oscar tenía apenas 16 años.


 Ahí comenzaba la historia del piloto-preparador que después predominaría en el automovilismo vernáculo y también, a partir de entonces, el verborrágico y temperamental Oscar Gálvez daba los primeros pasos que lo convertirían con el tiempo en leyenda a lo largo de sus 27 años de trayectoria, desde su debut oficial el 5 de agosto de 1937 hasta su retiro, el 18 de octubre de 1964.


 Como era muy hábil en las picadas, alguien le dijo a Oscar que se probara en una carrera en serio y a los 24 años debutó en el Gran Premio Argentino de Carretera con un Ford V8 '35, y en un tramo hasta Rosario ya mostró las uñas, puesto que punteó gran parte de la etapa, pero luego abandonó en la segunda por un vuelco.


 Su primer triunfo llegó el 20 de octubre de 1939, en un Gran Premio que finalizó en Concordia bajo una intensa lluvia, y dicen los testigos de la época que Oscar Gálvez hizo maravillas al volante y cautivó a la cátedra que ya lo comenzaba a considerar como uno de los grandes volantes.


 "¿Sabés quién me puso el Aguilucho?" preguntó Oscar con su característica voz cascada, y se respondió: "fue el periodista Pedro Fiore, en la Buenos Aires-Caracas, cuando caí en un barranco en Ica, camino a Lima, dijo que había volado como un aguilucho. También me decían `El Barrilete', porque detrás de mí siempre estaba la cola".

Un adelantado




 Oscar Gálvez fue un adelantado en todo: fue el primer piloto en el país en usar casco y cinturón de seguridad, y qué paradoja, su hermano Juan se mató en 1963 en Olavarría por no usar el cinturón por temor a morir quemado.


 El "Aguilucho" también fue el primero en pintar una publicidad en su auto, en cambiar una caja de velocidades en 28 minutos (Perú, 1940) y también hacer locuras como la de poner la marcha atrás andando hacia adelante a 120 km/h.


 Hay muchísimas máximas de Oscar Gálvez, como "el hombre que corre en auto tiene que preocuparse ante todo por ser uno solo con el coche y así llegar a dominarlo totalmente" o "las carreras están hechas para correrlas a fondo". Y así precisamente fue su vida, con el pie derecho hasta la tabla.


 El 19 de marzo de 1989 el viejo autódromo municipal pasó a denominarse "Oscar Alfredo Gálvez" y el "Aguilucho" recibió una de las mayores ovaciones que se recuerden, nada menos que en el máximo coliseo del automovilismo argentino, donde todo piloto quiere ganar para "graduarse".


 Nueve meses más tarde, el 16 de diciembre, la vida de Oscar Gálvez se apagó y los motores de carrera que tanto amaba hicieron lo mismo, se llamaron a un respetuoso y profundo silencio porque se había ido uno de los más grandes. El "Aguilucho" había empeza a revolotear en la memoria de todos.

Cuando les pasó el trapo a los "gringos"




 Una de sus mayores hazañas fue haberle ganado a los grandes pilotos europeos de posguerra en aquella recordada carrera en los bosques de Palermo, el 6 de febrero de 1949, también bajo la lluvia y con un pesado Alfa Romeo 3800, por el que pagó 35.000 pesos, y que hizo que resignara dos plantas de la casa de tres que le estaban construyendo, para darse el gran gusto.


 Venció nada menos que a Achile Varzi, Luigi Villoresi, Giuseppe Farina, Alberto Ascari, y al más grande, Juan Manuel Fangio, pilotos que un año después comenzaban a correr en el primer Campeonato de la nueva Fórmula 1, del cual Farina fue el primer campeón de la especialidad.


 El primer título de campeón argentino de TC llegó en 1947 y luego le sucedieron los de 1948, 1953, 1954 y 1961. Triunfó en 6 Grandes Premios y 39 carreras de TC y otras tantas en otras categorías. Además, se impuso en el segundo tramo del Gran Premio de la América del Sur en 1948.