El éxodo del campo pampeano a las ciudades no se detiene
SANTA ROSA (A) -- Mas de 80 años pasaron desde aquel gran éxodo que se registró en la provincia de La Pampa cuando, debido a los problemas climáticos, muchos campesinos dejaron su tierra para radicarse en los centros urbanos.
Hoy resulta posible comprender esa migración --registrada desde 1925 en adelante-- como un producto de las sequías, la arenas, los vientos y las heladas, a lo que se sumaron el desamparo de los diferentes gobierno y la indiferencia total de los terratenientes.
Ese movimiento poblacional continuó durante décadas, a tal punto que, en las últimas tres, las sociedades campesinas se han encontrado sujetas a un profundo proceso de transformación socioproductiva, como consecuencia de la progresiva penetración del capitalismo en las sociedades rurales.
Todo esto lo afirma el ingeniero Ricardo Thornton en su libro La extensión rural en debate, que escribió junto con el licenciado Gustavo Cimadevilla, y que fue editado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
"En los últimos años, al INTA se le ha presentado la problemática del éxodo de campesinos como un emergente muy fuerte", dijo Thornton a "La Nueva Provincia".
"La problemática del productor es que está siendo expulsado del sistema. Esto es algo que viene sucediendo desde que existen los sectores industrial y productivo-agrario, cuya presencia ha generado una migración campo-ciudad en busca de fuentes de trabajo", agregó.
Según el profesional, en la actualidad las familias que se trasladan del campo a la ciudad no consiguen trabajo, lo que genera un amontonamiento de pobreza y exclusión social en los cordones periurbanos de muchas localidades.
Por esto, el INTA está buscando desde hace varios años la manera de contener a la gente dentro del sistema rural argentino.
"Hemos hecho un análisis de la situación, y esto tiene varios componentes, pero se puede sintetizar en varios aspectos", indicó.
"El (aspecto) principal es el hombre en sí mismo y su capacidad para poder desarrollarse en la actividad agropecuaria: hay gente capacitada para ser productor y generar riquezas en el ámbito del agro, así como hay gente que tiene capacidad para ser un buen empleado del sector público o privado", agregó el ingeniero.
Otro aspecto --dijo-- está relacionado con el contexto macroeconómico, microeconómico y político de cada situación.
Buscando una explicación a este fenómeno, Thornton afirmó que el sector agropecuario, durante la década del '90, sufrió un golpe muy fuerte que ocasionó una alteración de su economía, lo que muchas veces acababa con la expulsión de los propios hijos del hogar, ya que la empresa agraria no permitía mantenerlos a todos.
Mayores desafíos.
El INTA ha ido adaptando sus metodologías de relación y, consecuentemente, su capacidad de llegada a los sectores que dependen del apoyo público.
De esta manera, pasó de realizar una atención extensionista personalizada a una con mayor actuación mediática, y luego a la tercerización de una parte significativa de sus servicios, con la creación de los grupos Cambio Rural.
"Ahora estamos integrándonos con organismos del Estado y del sector privado, dando asistencia técnica, capacitación y ayudando a los productores a analizar nuevas alternativas de actividades económicas productivas", apuntó Thornton.
"Por ejemplo, un pequeño chacarero, que no pueda dedicarse a la producción clásica de ganadería y agricultura, puede trabajar también con la cunicultura, la apicultura o el ganado lanar", añadió.
"De esta manera, se diversifica la empresa agropecuaria, y toda la familia puede participar de este proceso", continuó.
La juventud.
El desmembramiento familiar fue y sigue siendo una realidad en las familias campesinas.
El creciente asentamiento de los hombres de campo en residencias urbanas, su mayor movilidad, el carácter de conexión con el mundo comunicacional que permiten los medios globales, la telefonía celular e Internet rompieron con cierta imaginación acerca del aislamiento y los problemas de integración.
"Estamos tratando, junto con otros organismos de Estado, privados y públicos, de darles una mano para contener a los jóvenes", afirmó Thornton, quien explicó que hay que dejar de darles mensajes negativos sobre su futuro.
"Parece que hacemos un esfuerzo sistematizado de destruirles cualquier ilusión o expectativa. Lo que debemos hacer es motivarlos, y que entiendan que sus expectativas y sus ideales se pueden cumplir", finalizó.
La historia del éxodo pampeano
La crisis del sistema capitalista mundial de 1929 se reflejó en la Argentina con agudeza.
En La Pampa, esta situación se vivió con una particular gravedad, dada su subordinación total a las actividades agropecuarias, a la concentración de la propiedad de la tierra desde su génesis y a la ausencia de auxilio económico nacional.
El análisis del fenómeno fue realizado por el licenciado Jorge Echenique en su libro Pampa Central, segunda parte (1925-1952).
En él, consigna que las pérdidas de la cosecha granera --durante varios años-- y la disminución de la producción ganadera en 1930 desencadenaron una década trágica para el campo pampeano.
La crisis castigaba no sólo a La Pampa, sino a colonos de Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe, y el comercio pampeano sufrió sus consecuencias, con una reducción importante del número de firmas.
"El diario "Gobierno Propio" --cita Echenique en su obra-- dio cuenta de la emigración de 180 familias de la zona de Bernasconi al norte del país, abandonando las tierras en que la Jewish Colonization los había instalado.
"Colonos de General Campos siguieron el mismo camino y desde esos meses de marzo-abril de 1931, la palabra éxodo se instaló en todo comentario sobre La Pampa", agregó.
Según el escritor, en mayo de ese año, 476 familias de los alrededores de Toay partieron hacia Chaco.
"Ese viaje fue motivo de congoja pero a nadie escapaba que el máximo sufrimiento alcanzaba a esos rusos-alemanes provenientes de colonias lejanas, en sus chatas cargadas de gente, bultos y chapas", completó.
Por algunas reacciones internas, y mas allá de algunas manifestaciones de vergüenza porque sucedía el éxodo justo en La Pampa --comenta Echenique-- se observa un intento de esclarecer las causas del fenómeno, y determinar por qué el Estado no intervino para evitarlo.