Bahía Blanca | Martes, 24 de junio

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Pablo Saldías volvió a casa

Hay música, tortas, amigos y mucho calor en la casa de Pablo Saldías. No es para menos. Tras casi quince días de internación, el adolescente de 15 años le peleó a la muerte y, con mucha valentía, superó un delicado cuadro de salud, derivado de los cuatro balazos que sufrió en la masacre cometida el 28 de septiembre en la Escuela Malvinas Argentinas, de esta ciudad.
Pablo volvió a su casa y posó para la foto con su familia. (Agencia Carmen de Patagones)


 CARMEN DE PATAGONES (De nuestra agencia) -- Hay música, tortas, amigos y mucho calor en la casa de Pablo Saldías. No es para menos.


 Tras casi quince días de internación, el adolescente de 15 años le peleó a la muerte y, con mucha valentía, superó un delicado cuadro de salud, derivado de los cuatro balazos que sufrió en la masacre cometida el 28 de septiembre en la Escuela Malvinas Argentinas, de esta ciudad.


 Una importante cantidad de jóvenes, junto a Claudia, la madre de Pablo; su hermana Agustina y Daniel Vivas, pareja de la primera, acompañan al chico en su recuperación.


 Todo transcurre en la casa de la calle Yrigoyen, cerca del puente Basilio Villarino, donde la familia recibió a "La Nueva Provincia".


 "Me siento re-bien; ayer (por el domingo) salí del hospital y ahora me estoy recuperando, tengo 45 días todavía para recuperarme totalmente, pero me siento bien después de todo lo que me pasó", fueron las primeras palabras de Pablo.


 El muchacho destacó que los chicos que lo acompañan, siempre estuvieron "haciéndole el aguante".


 "Son de 'fierro', mi papá les pidió que hicieran una torta y hoy (por ayer) la teníamos; me acompañan y me miman mucho", señaló.


 Pablo ama los deportes. Hace años practicó básquetbol en el club Atenas, luego se volcó al tenis y, últimamente, al karting.


 "Más adelante no sé qué vamos a hacer; primero quiero recuperarme y después vemos", aclaró.


 Muchos oyeron hablar de Pablo Saldías; en la Comarca, el país y en el mundo. También en Villa Regina (Río Negro), desde donde un grupo de chicos que participaron durante el último fin de semana en un torneo de básquetbol, se acercaron a su casa para entregarle un obsequio.


 "Me trajeron una remera del club, con la cual habían ganado una torneo provincial", explicó.

Ritmo alterado




 Claudia Kloster resaltó la importancia de la vuelta a casa de Pablo. "De todas maneras --aclaró-- tenemos que acomodarnos, todo es diferente. El manejo es distinto, estamos centrados y predispuestos a atender a Pablo, porque él está en casa, pero no esta bien del todo".


 La mujer advirtió que el muchacho aún no fue dado de alta y que salieron del nosocomio de Viedma "para protegerlo de infecciones intrahospitalarias". "Tenemos 45 días de recuperación, entonces el ritmo de la casa está alterado, por supuesto", admitió.


 Respecto del cuidado, indicó que su hijo, además de hacer reposo, tiene que recibir ayuda para sentarse y pararse, debe alimentarse bien, tomar líquido y que se controle su temperatura corporal varias veces al día.


 La mamá de Pablo recordó que en los primeros días no se daba una cuenta de lo que estaba pasando y pensaba sólo en su hijo.


 "Estuve muy fuerte los primeros días, pero esa fortaleza ya se me está pasando y ahora me está entrando el cansancio, el llanto, la angustia; todo lo que a los humanos nos puede pasar cuando mandás los chicos a la escuela y te devuelven 'tres cuartos'", sostuvo Claudia.


 Resaltó que fue muy importante el apoyo de amigos y compañeros de Pablo y de gente que se acercó para brindar su aliento en los momentos difíciles.


 "Los primeros días no me enteré de lo que pasó. Salí de la sala de terapia intensiva el tercer día. Allí me asomé a la puerta del hospital, pero antes de eso no, porque ese fue el día que le sacaron el respirador y, hasta entonces, su situación era muy complicada, muy comprometida, y yo no tenía otra cosa que hacer que no fuera eso", indicó.


 Recién allí, agregó, supo de las marchas, abrazos y otras manifestaciones para pedir por la recuperación de su hijo. Afirmó que los carteles y la gente que se le acercaba le dieron mucha fuerza.


 "Creo que eso (Pablo) lo sintió por más que haya estado, en esos tres días, en otro mundo, porque al cuarto día se despertó", destacó.


 Indicó que en la recuperación es importante, además de la contención psicológica y familiar, el acompañamiento de sus amigos, quienes todos los días, después de las 16, llegan a su casa y se quedan hasta las 21.


 "Pablo está bastante desconcertado, es algo que lo sorprendió, no era algo esperable, pero con la compañía de sus amigos va sobrellevando las horas de recuperación", enfatizó.

Agradecimiento




 Claudia resaltó su agradecimiento a los médicos, personal y directivos de los hospitales Pedro Ecay, de Carmen de Patagones, y Artémides Zatti, de la capital rionegrina.


 "Todos se portaron de maravilla, además de familiares, amigos y todo el resto, pero los que primero actuaron y muy bien fueron los médicos y la gente de los dos hospitales", dijo.