Un perito forense descartó que los chicos hayan estado secuestrados
La afirmación de que los dos chicos no estuvieron privados de su libertad, fue el dato saliente de la exposición que ayer ofreció al tribunal el doctor Jorge Pedrueza, forense encargado de las autopsias de María Victoria Chiaradía y Héctor Horacio Iglesia Braun, en la segunda jornada de testimonios en el juicio oral que se sigue por la instigación al robo con armas del Chevrolet Corsa que ocupaba la pareja, la madrugada del 27 de agosto de 2000.
El Tribunal en lo Criminal Nº 3, resolvió ayer a la tarde pasar a un cuarto intermedio hasta el lunes próximo, a las 9.30, cuando se reanudará la ronda de declaraciones testimoniales, que contará, entre otros, con la comparecencia del comisario mayor Héctor Rodolfo Díaz, ex titular de la DDI local y actual director general de Coordinación Operativa de Seguridad.
Pedrueza, en su detallada exposición, manifestó que el cuerpo humano expresa situaciones que no varían después de la muerte, las que, en este caso, no daban detalles de una permanencia en el lugar.
Dijo que el estado de higiene que presentaban las víctimas, es otro punto que potencia esta aseveración, como el hecho de que Horacio estuviera perfectamente rasurado y sin signos de crecimiento de barba.
"Ambos estaban higienizados y la ropa tenía las propiedades del contacto con la tierra y no de uso continuado. Nos llamó la atención que los dos tenían chicle en la boca", expresó Pedrueza ante los jueces Pablo Soumoulou, Guillermo Glizt y Fabiana Castaño.
Por otra parte, explicó que los cadáveres no tenían signos de lesiones producidas en actos de defensa, advirtiéndose además la inexistencia de elementos ajenos a la superficie corporal u olores que pudieran marcarse como raros.
Pedrueza señaló que no se encontraron rastros de hongos o micosis y que Horacio tenía un corte particular en sus uñas, similares a las que se producen cuando una persona se las come.
Respecto del cuerpo de María Victoria, el facultativo dijo que le llamó la atención el estado de la mano derecha.
"Era la más expuesta a los factores ambientales, por lo que tenía una transformación cadavérica de distinta etapa evolutiva que el resto del cuerpo", analizó, y acerca del estudio de ambos estómagos, comentó que se encontró una evacuidad absoluta, con la presencia de un líquido amarronado, característica de post-vaciamiento total.
"En el varón había un resto alimentario de tipo celulósico, como una rodaja de zanahoria o papa frita", agregó, a la vez que especificó que la vejiga se presentaba llena, lo que podría atribuirse a un proceso de seis horas luego de la última ingesta.
Lugar frío e incómodo. En un tramo de las explicaciones que ofreció ante las preguntas de la fiscalía, a cargo del doctor Eduardo d'Empaire, y el representante de los particulares damnificados, doctor Héctor Bertoncello, Pedrueza comentó algunas características del lugar donde fueron hallados los cuerpos.
"Llegué a la noche a la escena del crimen, con un clima muy frío. Desde lejos pude apreciar, debajo de un árbol, un montículo de ramas. Más tarde llegó la gente de La Plata, de la Policía Científica, y recién ahí pudimos llegar a los cuerpos", indicó.
En la prosecución de su relato, describió algunas particularidades del sitio, un monte de cipreses en un campo próximo al paraje San Eloy, en Coronel Suárez.
"Era un lugar de difícil acceso y estaba separado unos 50 ó 70 metros del camino principal. La arboleda del sitio era muy tupida y notorio el frío. Daba la sensación de estar en una cámara de frío. No es atípico que los cuerpos estuvieran mantenidos, por la refrigeración del lugar", afirmó.
Este último dato del profesional resultó avalado por lo que, previamente, expuso la licenciada María Cintia Píccolo, directora del Instituto Oceanográfico de Meteorología y quien llevó a cabo un estudio en el lugar, entre el 22 de octubre y el 22 de noviembre de 2000.
"Allí instalamos una estación automática dentro del monte y medimos los factores, los que comparamos con los que registra la estación situada en Coronel Suárez. Al compararlas, encontramos una diferencia promedio de un grado centígrado menos que en la localidad", afirmó Píccolo, al prestar su testimonio.
Luego, Pedrueza recordó lo que personalmente percibió cuando tomó contacto visual con los cuerpos.
"Estaban semienterrados, con tierra del lugar. En el foso de extracción había quedado marcado el formato de algo parecido a una pala y también me resultó llamativo el hallazgo de las cápsulas en una línea de simetría hacia la derecha de los cuerpos", indicó.
Pedrueza halló una explicación a la no presencia de roedores o animales carroñeros: el lugar y las condiciones que se dieron, no resultaban propicios para la aparición de alimañas.
Seguidamente, se refirió el profesional a la denominada mancha verde abdominal, como indicio del proceso putrefactivo de un cuerpo.
"Se dice que aparece luego de las 36 horas, aunque ésto no es tan preciso, porque la posición de los cuerpos o el frío y las condiciones climáticas del sitio donde se encuentran, pueden retrasarlo", concluyó.
Conmovedor relato de la abuela de María Victoria Chiaradía
El testimonio de la abuela de María Victoria Chiaradía, Catalina Malandra de Peralta, abrió la segunda jornada del juicio que se lleva adelante en el quinto piso --ayer contó con un escaso marco de público-- de los tribunales locales.
La mujer fue quien, alrededor de las 5.20 del 27 de agosto de 2000, atendió el teléfono y escuchó a María Victoria cuando explicaba que llegaría un poco más tarde, supuestamente por un problema mecánico en el coche de su novio.
"Abuela, avisále a mamá que vamos a llegar más tarde, ya que se le rompió el auto a Horacio", dijo la señora, al recordar textualmente las palabras de su nieta.
Catalina Malandra detalló la ropa que vestía la muchacha cuando la vio por última vez con vida, aproximadamente a la 0.40 del día 27.
Además, se le exhibieron la bufanda y el pañuelo secuestrados como evidencia, momento en que se emocionó y tuvo que ser contenida por su hija Mirta Peralta --estuvo acompañada por su marido Roberto Chiaradía y los padres de Horacio, Héctor Iglesia y Silvia Braun-- para poder continuar con la exposición.
La mujer reconoció sin dudar ambos elementos, que fueron incautados durante el allanamiento a una propiedad de Martín, en Gregorio de Laferrere, partido de La Matanza.
La bufanda y el pañuelo también habían sido individualizados por Chiaradía y Mirta Peralta, como pertenecientes a su hija fallecida.
La audiencia continuó con la declaración de amigos de Victoria y Horacio, quienes fueron interrogados acerca de costumbres de los novios, actividades y lugares que solían frecuentar.
En primer termino ingresó Valeria Yanina Vitale, quien relató el episodio de su cumpleaños, fiesta a la que asistió Horacio y de la que se retiró a la 0.37, con la idea de buscar a María Victoria para ir al cine.
Cuando el doctor Bertoncello la consultó acerca de si el muchacho manifestaba algún temor, la joven respondió negativamente, y aclaró que "estaba tranquilo". "Me dijo que iba a ir al cine porque tenía una cita postergada", añadió.
Mauricio Duralde, amigo de Horacio, se refirió a un comentario que el joven le hizo poco antes de aquél fatídico día: "En una oportunidad me comentó que tenía la sensación de que alguien lo había seguido, porque se encontró a una persona en varios lugares, pero no estaba atemorizado ni nada por el estilo".
Tras negar ambos testigos tener conocimiento sobre supuestas amistades de las víctimas en Tornquist, las preguntas estuvieron orientadas hacia la relación de la pareja.
Los deponentes fueron coincidentes en señalar que sabían que los chicos mantenían relaciones y la forma en que se cuidaban. Duralde deslizó que Horacio le decía que solía ir con su novia a la calle Zelarrayán, cerca del Camino Parque Sesquicentenario, o a un hotel alojamiento.
Una declaración similar a las anteriores, respecto del vínculo de la pareja, ofreció María Belén Lorea, quien, además, reconoció la bufanda secuestrada como la que usaba María Victoria.
El "otro" Corsa. Emir Enzo González, confirmó su intervención en la venta del Chevrolet Corsa gris de la familia Wilhem --en el que murieron dos jóvenes hermanos en un accidente ocurrido cerca de Necochea--, vehículo adquirido por Martín Goyeneche en Rivera, en el año 2000.
"Vino Goyeneche, lo fue a ver, lo revisó e hicimos el negocio. Volvió a los 8 o 10 días a buscarlo, con un carro y una camioneta, pero como no se lo podía subir a mano, se utilizó una grúa de la Cooperativa", relató el testigo, quien percibió por la operación 2.000 pesos, más la comisión.
González, en el breve lapso que estuvo ante el tribunal, no supo responder acerca de las características fisonómicas de la persona que acompañó a Goyeneche para llevarse el coche siniestrado.
"No presté atención en eso, no reparé en ese detalle", se excusó.
Inmediatamente después compareció en la audiencia Juan Mario Wilhem, anterior dueño de la unidad, quien sólo se refirió a las características del vehículo que terminó en manos del chapista suarense, ahora detenido por instigación al robo agravado del automotor de la pareja asesinada.
Según consideró establecido la fiscalía, el Chevrolet Corsa de Iglesia iba a ser "ponchado" con los datos correspondientes al vehículo de Wilhem.
El chapista pediría declarar
El miércoles próximo, Martín Goyeneche le solicitaría al tribunal, por intermedio de su abogado particular, declarar en el juicio por la instigación al robo calificado del Corsa propiedad del comisario mayor Héctor Horacio Iglesia.
Así lo adelantó ayer, en diálogo con la prensa, el doctor Miguel Angel Pierri, representante legal del chapista suarense.
"El próximo miércoles, si sigue manteniendo su voluntad de declarar y ejercer su defensa, así lo va a hacer. Hasta ahora no lo hizo porque no estaba en el orden de prueba y, en segundo lugar, porque queríamos escuchar algunos testimonios", expresó.
El letrado capitalino, quien en la víspera fue el primero en manifestarle al tribunal su intención de desistir de gran parte de los testigos propuestos, opinó en la víspera, que "el juicio ya terminó".
"Me quedan nada más que una serie de testigos técnicos que quiero escuchar", añadió y, al pedírsele que se explayara sobre su afirmación, señaló: "Digo que se terminó porque, desde el punto de vista de esta defensa, se produjo la prueba que se quería producir, y ahora tenemos que escucharlo a Goyeneche, si lo quiere hacer".
Pierri le confirmó al tribunal su particular interés porque se escuche en la sala a los testigos César Alberto Lara y Jorge Horacio Anrique, ex empleados de Goyeneche; a Verónica Obes y a Fernando Gómez, allegados al otro detenido, Rubén Martín; al subcomisario Abel Maggi, titular de Operaciones de la DDI, y al comisario general retirado Amadeo D'Angelo, ex titular de Investigaciones y cabeza visible de la pesquisa.
"Si mienten, irán presos, y si dicen la verdad, cambiará la historia de esta cuestión", dijo el defensor de Goyeneche, tras manifestar sus dudas respecto de los dichos de las cuatro primeros testigos.
"D'Angelo --agregó-- fue la persona que más cerca estuvo de Goyeneche por casi sesenta días y, desde la óptica de esta defensa, mi asistido estaba brindando una colaboración que lo hizo terminar detenido".
Indicó, a su vez, que "he cambiado mi visión de este juicio y, en particular, de la data de la muerte de estos jóvenes; acá, la verdad ya se dijo, independientemente del veredicto".
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Desistidos. Tanto la fiscalía como los representantes de los particulares damnificados, desistieron de la comparencia de los testigos Orfilio Rodolfo Schatz, Natalio Oryejosvski, Alicia Capelli de Steffens, Alicia Campos de Ferreras y el licenciado Carlos Arrúa. Por la tarde, las partes acordaron no hacer comparecer al comisario mayor Orlando Ramírez, al oficial inspector Alberto Aguirre, al inspector Marcelo Daniel Corola y al sargento Alberto José Granieri.
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Testigos del lunes. Para la reanudación del debate, está previsto que declaren María Alejandra Faranaccio, Juliana Keller, María Inés Tolcachir, Vanesa Soledad Godoy Prieto, Héctor Rodolfo Díaz, Julio César López y Oscar Ismael Castellano. También deberán comparecer Jorge Martín, Jorge Roth, Norberto Molina, Jorge Horacio Anrique, César Lara, Omar Santarelli, Karina Codina, Mario Reser, Enrique Soulé y Luis Goity.