Si juega Alecha, este Olimpo no se va a quedar nunca en “Pampa” y la vía

Redacción de La Nueva.

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Le dicen Hernán, o "Negro". Pero su juego, su presencia y su personalidad merecen un apodo con más peso específico y que a algunos memoriosos, o no tanto, lo relacionen con jugadores que en el fútbol triunfen o hayan triunfado con el mote de "Pampa". Por eso, a partir de hoy, Sergio Hernán Alecha, el "5" de la Primera local de Olimpo, será "el Pampa", aunque no le haya pedido permiso para "bautizarlo" y se tenga que enterar porque lo está leyendo en este momento.

El volante santarroseño, categoría 1996, es "completito": firme, con criterio y con excelente coordinación para pasar de defensa a ataque con o sin balón.

"Si, tiene un gran futuro", señaló su DT, Carlos Mungo, quien admitió que siente un gran orgullo por dirigir a un equipo que ama jugar a la pelota.

Y a eso me voy a referir. Más allá de haberle ganado con justicia y autoridad a Liniers, al que le terminó haciendo precio con un 3-1 que no reflejó la verdadera superioridad del aurinegro frente a un rival con pibes que son muy pibes.

Estos chicos de Olimpo intentan hacer lo que vienen aprendiendo categoría por categoría, sobre todo en las menores de AFA, donde la línea ideológica es igual para todos: respetar una forma y un estilo.

Sin embargo, en la cancha donde juegan es imposible poner la redonda al piso y tocar. Lo intentan, pero la ecuación de dinámica + velocidad + precisión casi nunca da el resultado esperado.

Ojo, el piso del escenario de La Armonía no es un desastre, pero atenta con la propuesta de este elenco olimpiense que, a diferencia de otros equipos de la Liga del Sur, está preparado para hacer todo en base a una velocidad tan extrema como asombrosa.

Con presión o sin presión. Por todo por o por nada. Por puntos "gordos" o puntos que no suman nada, estos gurrumines de Olimpo juegan a jugar, a ser y no a aparentar, porque es lo que "mamaron" de chiquitos, sabiendo diferenciar las buenas intenciones de las otras.

Ayer vencieron al Chivo con dos goles de pelota parada y una genialidad de Enrique Blanco, pero más allá de eso, varios de estos chicos juegan para crecer, para llegar al fútbol grande, para cristalizar sus sueños. Y está bien que piensen así...