Bahía Blanca | Jueves, 02 de mayo

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Sporting reaccionó y se abrazó a una victoria tan ilógica como inesperada

El rojinegro perdía ante Rosario 2-0 y jugaba con 10 hombres, pero terminó ganando por 3 a 2, en un final apasionante. En cuartos de final enfrentará a Liniers. Nicolás Batista / nbatista@lanueva.com
Jamón del medio, es Agustín Trotta para el esfuerzo que hacen Tanner y Mauricio Molina. Sporting, con el corazón fue al frente y pasó a cuartos de final.

La combinación entre el fútbol y lo ilógico pueden crear muchas situaciones, pero hay una sensación que es segura: la pasión.

Y el ambiente puntaltense, casi en su totalidad, reflejó ese sentimiento en la tarde de ayer, en una nueva edición del clásico puntaltense que, si bien careció de brillo futbolístico, contuvo tensión, polémica, goles y un final inesperado, donde terminó triunfando Sporting ante Rosario Puerto Belgrano por 3 a 2.

El inicio fue puramente táctico. Casi como una partida de ajedrez.

Desde el arraque, Bocca tomó a Mosqueira y Marino a Jeva, sobrando en el fondo Walker. Superioridad numérica en una zona interior permeable para Rosario y de pura potencia en Sporting.

Con el control de los dos goleadores rojinegros, el francés se aseguró solvencia, aunque sufrió las varias infracciones cercanas al área y la presencia de Burgos, quien se soltaba en la zona interior y era difícil marcarlo.

A través de la libertad del volante, el más claro del primer tiempo, Sporting creció y pudo abrir el resultado con Navarro, quien ingresó por izquierda y definió, aunque sin la dirección exacta para vulnerar a Giacomaso.

El rojinegro controlaba el balón, pero no los espacios.

Enfrente, Rosario apostó al error rival y tuvo su recompensa sobre el final de la primera etapa, cuando Trotta cambió por gol el penal que había cometido Vera, quien se fue expulsado por último recurso. Duro golpe.

Encima, ya sin Burgos (lesionado), en el comienzo del complemento el tricolor volvió a lastimar. Zweedyk asistió con excelencia a Trotta, quien cabeceó al gol para marcar el 2-0. ¿Definitivo? En el fútbol nunca se sabe, pero la historia final demostraría que no fue así.

Abatido, Sporting fue y encontró el beneficio de descontar rápido (7 minutos después del 2-0). Tanner apareció solo en el segundo palo y cruzó su remate: 1-2.

Por incapacidad propia y mérito rival, el francés comenzó a replegarse y lo pagó.

En la salida de un tiro de esquina, la pelota derivó en Angel Oviedo, quien remató rasante desde afuera del área para igualar. Delirio local.

A continuación, Rosario intentó con mucha gente en ofensiva (entraron Mesa y Joel Gómez, más Walker de centrodelantero), pero no tuvo claridad para trasladar y llegar con fuerza a zona de definición.

Encima, para enmarcar la tarde inesperada, Jeva, de gran partido, marcó un golazo de tiro libre para ponerle la firma a una historia tan ilógica como apasionada.