Rosario arribó a buen puerto y se sacó la mufa en casa
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Sábado 14 de junio. Ese día estaba marcado a fuego en el calendario de Rosario Puerto Belgrano.
En aquella fecha, el francés derrotó a Liniers por 1 a 0. Había sido la última victoria en Punta Alta. Hasta ayer...
La historia cambió desde un principio.
El gol de Horacio Schumacher, al minuto de juego, modificó todo lo pensado y liberó a Rosario, que empezó a construir su fútbol en base a la serenidad del marcador.
El encuentro manifestaba un síntoma de que algo estaba por suceder considerando la soltura de Mesa y Zweedyk por todo el frente de ataque, sumada a las urgencias defensivas del tifón cabildense, muy frágil en la mediocampo.
Asimismo, con el resultado a favor, Rosario se refugió y le otorgó el balón a su rival, que estuvo lejos de armar peligro.
De hecho, la más clara fue para el anfitrión.
Tras un tiro de esquina de Mesa, Walker se elevó casi en el área chica, pero su cabezazo fue rechazado por el travesaño.
Así pasó un primer tiempo que insinuó más de lo que realmente terminó siendo.
En el complemento, ya obligado por el cronómetro, Pacífico se adelantó, pero careció de profundidad.
Los nervios ofensivos derivaron, con el paso del tiempo, en desorganización defensiva. Aún más grande que la de los primeros 45 minutos.
En ese contexto, el francés contó con espacios para liquidar definitivamente la historia, pero la mala puntería no lo ayudó.
Para corregir eso ingresó Juan José Peralta.
El delantero, segundos después de entrar, aprovechó un error de Olea y empujó el esférico al gol. 2 a 0 e historia terminada.
Sólo hubo tiempo para confirmar la buena tarde del número 9, quien definió al primer palo tras el desborde de Rocchetti por derecha.
Todo tiene un final. En las buenas y en las malas.