Bahía Blanca | Lunes, 29 de abril

Bahía Blanca | Lunes, 29 de abril

Bahía Blanca | Lunes, 29 de abril

Bahía Blanca y un Bicentenario tan próximo como lejano

Aunar voluntades, multiplicar esfuerzos y sumar peso político a nivel nacional y provincial para que las cosas se concreten, constituyen deberes irrenunciables en los próximos años.

Apenas cuatro años restan para el Bicentenario, una porción de tiempo ínfima, pero al mismo enorme, si se pretende alcanzar en 2028, aunque más no sea, una pequeña parte del esplendor que logró Bahía Blanca en su centenario.

Probablemente no todo el mundo esté de acuerdo en medir el progreso de una ciudad por la construcción de majestuosos edificios públicos y privados, como sucedió hace casi 100 años, o con sumar refinerías, muelles, caminos, ferrocarriles, escuelas y ser el segundo centro urbano de la provincia en contar con cloacas.

Pero lo que no puede discutirse es que, a diferencia de hoy, en 1928 soplaban vientos cargados de enorme optimismo sobre el futuro de la ciudad, por entonces una tierra de oportunidades en constante crecimiento, a la que muchos no dudaron en llamar la Liverpool de Sudamérica o la California del Sur.

“Bahía Blanca está desconocida -publicó La Nueva Provincia en abril de 1928-. No hay sitio, por apartado que esté de la ciudad, adonde no llegue ese ambiente de fiesta que se refleja en todos los rostros. Todos nos sentimos orgullosos de ser bahienses, satisfacción legítima si se tiene en cuenta que somos forjadores de esta grandeza que ahora exhibimos como el artista a su obra maestra en un gran certamen”.

Por supuesto, el país también era otro y la Bahía Blanca del centenario no constituye un buen espejo para que la ciudad hoy intente mirarse de cara a sus 200 años, sobre todo luego de décadas de desinversión en infraestructura y servicios, además de evidenciar un difícil panorama económico y social.

Sin embargo, a la hora del balance, también hay que ser justos y señalar que si bien la ciudad no pudo, o no supo, estar a la altura de lo que ella imaginó para sí misma un siglo atrás, quien realmente no cumplió con las expectativas creadas fue el país.

Incluso, en un contexto nacional muy desfavorable sobre todo a partir de la década del 70 y a diferencia de otras ciudades que se estancaron, Bahía Blanca logró algunos factores de crecimiento importantes, por caso en materia industrial.

Y pese a todo, pese al cúmulo de dificultades y a esa pesada y antigua mochila, el orgullo bahiense sigue intacto, quizás como una huella genética heredada de aquellos lejanos y venturosos tiempos del centenario.

Tal vez en esa voluntad de progreso se alimente  parte del ideario de la actual administración municipal, al propiciar un acuerdo transversal capaz de aglutinar a todos los sectores detrás de un plan director que busque dar respuesta a las necesidades locales.

Agua, asfalto, cloacas, energía eléctrica, accesos viales y seguridad, son sólo algunas de las materias pendientes, todo esto en un escenario social que duele, con 112.828 personas por debajo de la línea de pobreza y grandes desigualdades entre un sector norte mucho mejor provisto que un sur cargado de carencias.

De todas formas, en un complicado escenario nacional que se ha agravado en los últimos años, y a diferencia de otras ciudades, Bahía Blanca y la región son centro de importantes inversiones privadas que continúan manteniendo viva parte de su economía.

Ejemplos de esto son la construcción de un muelle a unos dos kilómetros de la costa, en Puerto Rosales, iniciada por Oiltanking para potenciar las exportaciones de petróleo neuquino y mejorar el cabotaje de crudo.

También en el mismo sentido va la duplicación de capacidad en el sistema de oleoductos encarada por Oldelval y las obras de ampliación iniciadas por Refinería Bahía Blanca para despachar petróleo a mercados extranjeros.

Y a esto, sin ánimo de generar falsas expectativas que luego se traduzcan en nuevos desencantos, hay que seguirle sumando la posible concreción del gigantesco proyecto que impulsan YPF y Petronas para convertir en gas natural licuado (GNL) el gas natural de Vaca Muerta y exportarlo al mundo por barco.

Ambas empresas ya hicieron la correspondiente reserva de tierras en un área próxima a la central termoeléctrica Piedrabuena, lanzaron la licitación de la ingeniería para instalar dos buques de licuefacción que comenzarán la producción de GNL y, a más tardar en julio de 2025, tomarán una decisión definitiva sobre el multimillonario proyecto.

A esto deben agregarse otras iniciativas en danza vinculadas con la industrialización del gas de Vaca Muerta, sobre todo a partir de la mayor disponibilidad local de ese recurso generada por el gasoducto Presidente Kirchner, más las permanentes inversiones realizadas por las terminales cerealeras y un municipio que, pese a la retirada nacional en materia de obra pública, parece no haberse resignado a la no concreción de varias iniciativas de peso (sobre todo accesos viales) y buscará la forma de que se realicen.

Pero más allá de eso, tal como sucedió en 1928, el panorama de cara al Bicentenario dependerá en buena forma de la marcha de la economía nacional y de las perspectivas que surjan para el desarrollo del país.

Mientras tanto, aunar voluntades, multiplicar esfuerzos y sumar peso político a nivel nacional y provincial para que las cosas se concreten, constituyen deberes irrenunciables de toda la dirigencia local, sobre todo si se busca convertir a 2028 en un año de festejos y no en una mera conmemoración.