Bahía Blanca | Lunes, 29 de abril

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Calle Almafuerte: un cine, un club, una iglesia, un barrio

Una calle especial. Cercana a la zona del ferrocarril al Noroeste, conviven postales del pasado ferroviario con decenas de estilos y detalles.

"Las calles y sus aceras, los principales lugares públicos de una ciudad, son sus órganos más vitales. ¿Qué es lo primero que nos viene a la mente al pensar en una ciudad? Sus calles. Cuando las calles de una ciudad ofrecen interés, la ciudad entera ofrece interés; cuando presentan un aspecto triste, toda la ciudad parece triste". Arq. Jane Jacobs

En 1918 la calle Atacama tomó el nombre de Almafuerte, en homenaje al maestro y poeta Pedro Bonifacio Palacios, fallecido un año antes. “Housman ha escrito que la poesía es algo que sentimos físicamente, con la carne y un sueño, debo a Almafuerte mi primera experiencia de esa curiosa fiebre mágica”, contó Jorge Luis Borges en referencia a los poemas de Almafuerte.

Pedro Bonifacio Palacios, Almafuerte (1854-1917)

La calle está muy relacionada con el ferrocarril Bahía Blanca al Noroeste, por su cercanía de la desaparecida estación de trenes de Sixto Laspiur al 400. En la esquina con Holdich se ubicaba la vivienda familiar de William Harding Green, gerente de esa empresa.

Caminarla es, como todo espacio urbano, detectar distintas capas de la historia, variedad de estilos de arquitectura, detalles que hablan de otros tiempos. Para descubrirlos es necesario hacerlo de manera distendida, superando todo apuro y evitando distracciones. Mirando cada edificio, cada patio, cada puerta, hacia arriba, hacia adentro, en la superficie. Es entonces cuando aparece otra ciudad, distinta y atrapante, que es nueva, pero que estuvo siempre.

Esas paredes, esas casas de patio

"Nadie te dice, nadie, que no sueñes y la luz de otros tiempos no vislumbres". Almafuerte

A principio de siglos los italianos se las ingeniaron para construir sus viviendas en terrenos angostos, ubicándola sobre una medianera y colocando los distintos ambientes en fila, cosidos por una sucesión de puertas interiores y por una galería exterior. Se las llamó “Casas chorizo” y siempre resulta una maravilla encontrarlas, con sus muretes sobre la línea municipal, sus ventanas y piertas con vidrios repartidos de colores, sus patios delanteros con algún árbol frutal.

Vitrales que enamoran

Otro estilo siempre presente y que refleja los años 30 es el art decó. Una forma de diseño de gran desarrollo entre 1930 y 1940, impulsado por París, Miami, Hollywood y Nueva York. Con sus formas abstractas y su decoración geométrica fue un símbolo de la modernidad y del glamour. El art decó urbano, barrial, tuvo en la ciudad un desarrollo amplísimo.

La geometría edl art decó

Dentro de este mismo estilo es que se ubican las denominadas “Casas barco”, inspiradas en motivos náuticos, en las cabinas de los buques, con sus formas curvas y la particular resolución de su carpintería. Un alero de poco espesor sobre las ventanas da cuenta de esta propuesta. Es habitual que sea la planta alta donde mejor se manifiesta esta propuesta de diseño.

La casa náutica, navegar sobre el cemento

Iglesias, mercados y clubes

“Nada de lo que hacemos o decimos se pierde en el vacío: el aire está lleno del pensamiento de todos”. Almafuerte

En el cruce con Gorriti aparece el singular perfil de la Iglesia Anglicana construida en 1911 por miembros de la numerosa comunidad inglesa. Da la espalda a Almafuerte con un muro perforado por tres ventanales. Es un edificio neogótico, inspirada en la arquitectura de la edad media, con sus arcos ojivales que, como flechas, llevan la mirada al cielo. Casi desconocido su interior, mantiene hasta hoy sus materiales y la espacialidad original.

Unas cuadras más adelante la sede de la Unión Ferroviaria, con sus letras originales colocadas en 1940 sobre un voladizo que supo hacer las veces de marquesina. Local social de ese gremio, allí funcionó el cine teatro Unión, todo un referente del barrio y de la historia de los cines locales.

El cine Unión, un clásico del barrio

Sobre la vereda se inauguró, en 1952, un mástil, que tenía como base una belleza de líneas art decó. Nada queda de ese componente. La base sobrevivió hasta hace unos años y fue demolida sin demasiado sentido ni justificación.

Basamento del mástil, joyita art decó demolida

Vecino a la Unión, las huellas de uno de los muchos mercados Modelo construidos en la ciudad en la década del 60. Se lo bautizó “Galería mercado Almafuerte” y contaba con 13 locales ordenados en dos filas, separados por un generoso pasillo. Café al paso, kiosco, casa de pastas, carnicería, panadería y pescadería, eran algunos de los rubros presentes.

Tenía en el frente un voladizo con varias luces, marcando el ingreso. En la pared lateral exterior se utilizó fulget, un material de terminación muy de moda entonces, que contiene un colorido juego de guardas.

Guardas en Fulget.

Una la esquina de Holdich está la sede del club Almafuerte, fundado en 1920. Club de barrio, con canchas de bochas y de pelota a paleta. Su esquina es hoy un salón de eventos, resuelto su frente con líneas art decó.

En la esquina un mástil marca el carácter institucional del lugar y a su lado sobrevive una vieja garita de ómnibus, resuelta con una columna metálica central y un techo plegado de chapa.

La garita como testimonio de otros tiempos

Qué mirar

La tintorería de un campeón con el nombre de su hija

Una tintorería. No quedan muchas en la ciudad pero ésta en particular tiene una historia distinta. Lleva el nombre de Natalia y fue abierto hace décadas por Carlos María Giménez, acaso el boxeador más grande que dio esta ciudad, campeón argentino welter y que dos veces tuvo oportunidad de disputar la corona mundial de su categoría. No pudo obtener la corona, enfrentando en ambas ocasiones a Kid Pambelé, para muchos el más extraordinario boxeador que vio el mundo.

 Un poco de misterio para un edificio que de claro corte industrial. Los memoriosos aseguran que allí funcionó el depósito de la desaparecida cooperativa ferroviaria. En la esquina quedan los paños donde alguna vez hubo una leyenda que daba cuenta de su uso pero que el tiempo ha borrado.

Almafuerte casi Gorriti. Allí tenía su consultorio el médico pediatra Nedo Albanesi, todo un referente en la medicina local, fallecido en 1979, a la muy temprana edad de 48 años. Por ordenanza municipal de 2013 –jamás cumplida—un espacio verde a materializarse en el parque Noroeste llevará su nombre.

Nedo Albanesi, pediatra

Una casa de las primeras décadas del siglo XX, cuando el ornamento, las cornisas y las balaustradas era parte clave del diseño de las fachadas. El revoque símil piedra intacto, las guirnaldas y detalles eran componentes decorativos inevitables.

En la misma línea, otra casona con sus balcones en planta baja, hechos de hierro forjado y con una importante curvatura. Se dice que la forma acompañaba los amplios vestidos que utilizaban las mujeres de la época, para que al asomarse por la ventana tuvieran lugar para ubicarse.

Un destino que se ha hecho común para varias estaciones de servicio en la ciudad. Cierre y abandono. Estructuras que se oxidan y un cerco de obra que se convierte en permanente.

Una casona cargada de historia que ha quedado reducida a ruinas. Fue la vivienda familiar de William Bremen Harding Green, gerente de la empresa del Buenos Aires al Noroeste, que maneja ese ferrocarril, puerto Galván los tranvías eléctricos, el servicio de agua corrientes, la provisión de electricidad y de gas.

En la década del 40 se convirtió en un instituto de menores con problemas con la ley, “El Vergara”. Un incendio intencional lo destruyó hace diez años. Desde entonces el abandono, el olvido, el vandalismo, el clima, los temporales lo han convertido en un despojo.

La casona hoy devastada

Dos propuestas finales. La sucursal del banco Provincia, resuelto con un poco habitual estilo brutalista, donde el hormigón es protagonista de la obra, al ser estructura y terminación. En este caso combinado con una importante superficie vidriada.

Por otro lado, un edificio en altura, acaso de los primeros en elevarse en los barrios en la década del 60, cuando la ciudad se comenzó a consolidar con su nuevo perfil en altura.

Final

“Las ciudades son un conjunto de muchas cosas: memorias, deseos, signos de un lenguaje; son lugares de trueque, como explican todos los libros de historia de la economía, pero estos trueques no lo son sólo de mercancías, son también trueques de palabras, de deseos, de recuerdos”, escribió Italo Calvino. Eso es lo que se percibe cuando se camina la ciudad. Allí está su historia escrita en piedra, se manifiestan sus distintos momentos y modelos.

Es además un arte público, está en la calle y acaso sin darnos cuenta influyen sobre nuestra vida. ““Le damos forma a nuestros edificios y, después, nuestros edificios nos dan forma a nosotros”, es una frase atribuida a Winston Churchill. Octavio Paz señaló que “la arquitectura es el testigo insobornable de la historia”. En ambos pensamientos se condesa la idea de recorrer las calles como si en las manos se tuviera un libro de arte, de historia, d e poesía, de sueños y de mentiras.