Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

¿Drama, tragedia o comedia?

Cada ciudad tiene sus íconos traducidos en imágenes que las representan y se convierten en “ese souvenir” que en ocasiones un viajero trae de recuerdo. El obelisco, el Cabildo, la Torre Eiffel, el Coliseo, el Cristo Redentor.

Bahía Blanca también tiene sus íconos: el puerto, hoy ya podemos decir las universidades, el básquet, y uno de mis favoritos: el Teatro Municipal y las funciones que cobran vida en su escenario.

Días pasados caminaba por mi queridísima ciudad y una vez más me detuve frente al teatro. De niña me llamó la atención advertir en sus tres ventanas centrales las palabras “drama, tragedia, comedia”.

Un recorrido en los buscadores de Internet refleja que el drama es una combinación entre la tragedia y la comedia, presenta a los humanos tal como son, ni superiores ni inferiores. La persona es dueña de su destino y plantea situaciones individuales o colectivas con los problemas del momento; el desenlace puede ser feliz o lo contrario.

En las tragedias se abordan temas serios, conflictos en los que generalmente hay un “juego” entre la vida y la muerte. Los protagonistas son personas dignas de imitación; el objetivo de la tragedia es despertar emociones tales como temor y compasión.

La comedia, a través de situaciones y personajes divertidos, graciosos y ridículos, intentan provocar la risa en los espectadores. “Seres inferiores” traducidos en arquetipos tales como pícaros, mentirosos, estafadores, avaros, hasta el “Don Juan”, entre otros.

Dicen los que saben que los espectadores y lectores se alejan de las historias turbias, trágicas, dolorosas y prefieren aquellas que distienden, distraen y provocan carcajadas. En verdad, ¿quién quiere pasarlo mal? Pero de tanto en tanto, hacer una pausa y abordar ciertos temas tiene que ver con convicciones y con no mirar para el costado.

Observo mi ciudad y no puedo dejar de advertir el drama de la droga y la tragedia de sus consecuencias. Pareciera estar “pseudo despenalizada” pues quien la desea la puede adquirir fácilmente; al margen de las disputas territoriales. Escuchar a la gente a diario implica entender el drama de los robos, arrebatos. Las víctimas se contentan con que “al menos se llevaron el dinero y no ocurrió una tragedia”.

Me solidarizo con Aloma Sartor, quien por estas horas debe estar librando una batalla entre sus convencimientos y el resguardo de su familia, haciendo equilibrio entre sus ideales, el drama y la tragedia.

El drama de la desocupación, de la pobreza, el crecimiento desequilibrado pues no es igual el norte de Bahía Blanca que el sur; el drama del bullying con cifras alarmantes, la tragedia de los suicidios, las ramas, las ratas y… sí ya sé, estoy empañando su domingo, pero sucede que el nivel de una sociedad está en estrecha relación por lo que cuestiona, discute y no da por supuesto o acepta con resignación como si fuera el espectador de una obra de teatro, sino que en una sociedad hay distintos sistemas y distintos grados de responsabilidades.

Las cuestiones no se resuelven de un día para el otro, sino que cada día se abre el telón y los escenarios enfrentan con realidades y desafíos; algunas historias están signadas por el drama, otras por la tragedia, paradójicamente quienes debieran dar respuestas o hacerse cargo las viven como una comedia divertida, graciosa, minimizando a la obra y a sus protagonistas.

Si a “la comedia de Bahía” la disfrutan unos pocos, y la mayoría queda sumergida en el drama y la tragedia algo no funciona bien. Por hoy cierro el telón.