Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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La historia del primer auto

Manuel Iglesias, un gallego que llegó a Argentina con 14 años, presentó su gran obra el 20 de noviembre de 1907. El vehículo alcanzó los 12 km/h.

Por Cristina Terceiro / Agencia EFE

La historia de Manuel Iglesias no es la de un emigrante gallego más que partió hacia Buenos Aires por un “futuro mejor”, sino la de un hombre que con su ingenio y solo algunas herramientas artesanales confeccionó el considerado “primer automóvil argentino”.

Llegó a Buenos Aires con catorce años y, tras un pequeño periplo aventurero por localidades bonaerenses, se estableció en Campana.

Carpintero y trabajador del taller de ferrocarril del lugar, su inquietud y limitaciones económicas le llevaron en 1903 a ponerse manos a la obra con la mencionada hazaña, poco a poco, sin prisa pero sin pausa, “primero en el taller en el que trabajaba” y más tarde desde su casa y “en su tiempo libre”, explicó el nieto de esta celebridad gallego-argentina, Juan Carlos Iglesias Pelliza.

Con lima y martillo, dio forma Manuel Iglesias a cada una de las piezas de este bólido y después de muchas cadenas de error y acierto, el 20 de noviembre de 1907, coincidiendo con el aniversario de su esposa, pudo presentar su gran obra, un vehículo que llegó a alcanzar los 12 kilómetros hora, toda una proeza para aquella época.

“El mérito fundamental es que está hecho absolutamente a mano”, apunta con orgullo Iglesias Pelliza sobre esta reliquia de metal y madera, con una única marcha, adelante y atrás, y un motor de vapor, que era apodado el “mataperros” justamente por los daños que causaba a los animales que se encontraba a su paso.

Manuel “era un hombre inquieto y de gran valía, y, al no tener la capacidad económica para comprar un automóvil propio, decidió hacerlo con sus propias manos”, desvela su nieto.

Pero Iglesias no llegó a visualizar el reconocimiento que tendría con el tiempo su original creación, "jamás se lo imaginó", asegura su descendiente; y, de hecho, tras unos años de uso, el bólido quedó relegado al gallinero de la casa familiar, ubicada en Campana.

Fue el hijo de este inventor, Juan Carlos, el que lo acondicionó para volver a dejarlo igual que en sus días de gloria.

En la actualidad, está considerado, por ley, como el primer automóvil argentino de la historia y sitúa al municipio bonaerense de Campana "en el mapa" como la cuna del automovilismo argentino.