Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Cerri: todo un pueblo fue testigo de los votos de Mayra

La joven, nativa de Cerri, anoche consagró su vida a Dios. Inédita ceremonia en San Miguel Arcángel.
Uno de los momentos cruciales. Mayra, con el cuerpo en la tierra y el alma en el cielo.

Por Elba Cufré / ecufre@LaNueva.com

“No podemos callar lo que hemos visto y oído...”.

La frase que los Hechos de los Apóstoles les atribuyen a Pedro y Juan es el lema de la misión de Mayra de la Cruz Monsalve, quien anoche formuló sus votos perpetuos de castidad, pobreza y obediencia en la iglesia San Miguel Arcángel de General Cerri, la misma donde fue bautizada y recibió su Primera Comunión.

Mayra, nacida el 21 de abril de 1979 en Cerri,se unió a la Congregación de las Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas cuya Madre General, Marta Inés Jacob, participó de una ceremonia, sin antecedentes en la región, la que convocó a religiosas de otras provincias, por caso Córdoba, Buenos Aires, Salta, Chaco, San Juan, Corrientes y La Pampa.

“No tengo miedo. Siento una felicidad muy grande. Los votos perpetuos son una promesa, un auténtico desposorio con el Amado. Dios es lo más sólido y a Él me confío”, indicó Mayra mientras las lágrimas brotaban de sus expresivos ojos. También, y en clave franciscana, destacó la importancia de la fraternidad y del numeroso grupo de religiosas que la acompañó ayer .

En el atrio de la iglesia, la guardia de honor de los bomberos voluntarios recibió a la procesión de hermanas, un homenaje a Mayra, quien tiempo atrás llegó a integrar ese cuerpo.

En su homilía, el Padre Miguel García rememoró el camino de discernimiento, en el que acompañó a Mayra desde el principio, y destacó la riqueza y el gozo que implica la entrega total al Señor. También hizo hincapié en la disponibilidad de Mayra, la de toda su familia y la comunidad.

El momento cumbre llegó cuando Mayra, con voz trémula, formuló sus votos perpetuos de pobreza, castidad y obediencia, poniendo sus manos entre las manos de la Madre General. Luego se acercó al altar para firmar su compromiso definitivo con Cristo. Como símbolo de sus místicas bodas, recibió un anillo de plata.

La canción que Mayra le ofrendó a la Virgen María marcó el final de la ceremonia y el principio de la emocionante recorrida por Cerri bordo de una autobomba.