Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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“El mal no tendrá la última palabra”

El Papa Francisco rezó por los explotados y nuevos esclavos del mundo moderno, durante el sugestivo Vía Crucis nocturno del Viernes Santo en Roma alrededor del Coliseo, rito al que asistieron unas 40.000 personas.

Agencia EFE

El Papa Francisco presidió el tradicional Via Crucis de Viernes Santo desde la colina del Palatino, frente al Coliseo, en una ceremonia en la que pese a no estar previsto, pronunció un breve mensaje en el que recordó a todos los que sufren "el peso de la cruz".

"Guíanos Jesús de la cruz a la resurrección. Enséñanos que el mal no tendrá la última palabra, sino el amor, la misericordia y el perdón. Recordemos a los enfermos, a las personas abandonadas para que encuentren bajo la cruz la fuerza de la esperanza", proclamó Bergoglio en tono sobrio y en un discurso de apenas cuatro minutos.

El acto comenzó a las 21.30 hora local (19.30 GMT), cuando Francisco fue recibido con aplausos por cerca de 40.000 personas que acudieron a la celebración de esta efeméride bíblica, según la Policía.

El Papa presidió su segundo Via Crucis desde que fue elegido sucesor de Pedro en marzo del año pasado, y en esta ocasión asistió al recorrido de la cruz inmerso en un profundo recogimiento.

El Via Crucis rememora el camino de Cristo hacia su crucifixión y se desarrolla en el célebre Anfiteatro Flavio desde la década de 1964 por deseo de Pablo VI, que recuperó esta tradición que data del medievo y que fue abandonada con el paso del tiempo.

En las lecturas se hizo alusión también a "la dignidad violada de todos los inocentes, sobre todo los niños", una referencia a la pedofilia, dentro y fuera de la Iglesia.

"Dios está irrevocablemente y sin medias tintas con las víctimas" de todo tipo de abusos, recuerda el texto, que se inspira en la encíclica del papa argentino Evangelii Gaudium (La Alegría del Evangelio), en la que traza la Iglesia que quiere impulsar, "pobre para los pobres".

En la ceremonia, la cruz, portada por diferentes personas que se la van cambiando de manos, recorre el Coliseo, del que sale para pasar frente al Arco de Trajano y para llegar, finalmente, al Palatino, donde la espera el Papa.

En ese recorrido, la cruz se detiene en catorce ocasiones para leer las meditaciones, que narran el camino de Cristo hacia su muerte y que este año el Papa Francisco encargó al cardenal arzobispo de Campobasso, Giancarlo Maria Bregantini.

Unas meditaciones con un marcado cariz social, del mismo modo que el propio acto ya que en los encargados de portar la cruz fueron inmigrantes, toxicómanos, sin techo, enfermos o niños.

De este modo, la cruz llegó de manos del vicario romano que se la presentó al Papa, que la esperaba rezando. Hoy Bergoglio presidirá la Vigilia pascual, uno de los actos principales de la Semana Santa y previo al Domingo de Resurrección.