Se ausentaron de su casa unos minutos y les entraron a robar

Redacción de La Nueva.

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Un matrimonio se retiró de su vivienda de Villa Delfina y cuando, veinticinco minutos después, el hombre volvió al lugar advirtió que le habían sido sustraído algunos elementos y desordenado la habitación, en la búsqueda de dinero.

El robo se registró poco después del mediodía de la víspera, en la casa ubicada en Juana Azurduy 1440, que la familia habita desde hace dos meses.

“Nos fuimos a las una y cuarto y cuando mi marido volvió a las dos menos veinte, ya nos habían entrado. Fue un ratito, el que utilizó para llevarme hasta el trabajo”, comentó Marisol Rivas.

“Entraron por el portón, que solamente tenía una madera, porque la casa no está terminada. Además, cometimos el error de dejar sin llave la puerta de atrás (que da a la amplia cocina-comedor). Fue un descuido”, reconoció la mujer.

“Se llevaron el plasma de 32 pulgadas y han manoteado la plancha que justo estaba en la mesada (ubicada al lado de la puerta por la que ingresaron los ladrones). Y me revolvieron la pieza, sacando los cajones y dejando las cosas tiradas. Evidentemente buscaban plata”, consideró.

Marisol está sorprendida por la rapidez con la que actuaron los ladrones.

“Nos llama la atención el poco tiempo que uno no estuvo acá y ellos lo aprovecharon para robar sin que nadie viera algo. Este es un lugar donde la gente va y viene, porque hay un colegio cerca, y sin embargo nadie los vio. Es tremendo, porque fue un ratito y aprovecharon un descuido”, se lamentó.

La familia hace dos meses que vive en el lugar.

“Hace poquito y ya nos bautizaron. Es más, todavía estamos terminando la casa”, dijo Marisol.

Según la mujer, ese sector está desconsideramente castigado por la ola de inseguridad.

“Ahora, al único que falta robarle es a un vecino de enfrente. Es decir que todos los que vivimos en esta cuadra hemos sido robados. Luego que nos ocurrió esto, ese hombre se cruzó a charlar y nos dijo: 'mirá, toco madera, porque hace cuarenta años que estoy en el barrio y no me han robado'”, aseguró.

Al respecto, consideró que los robos son una constante que parece no detenerse.

“La situación en la que estamos en Bahía ya sabemos cuál es. Yo no voy a ser la última”, dijo Marisol, sin la pretensión de hacer futurología.

Luego de advertir la desagradable sorpresa, la mujer realizó alguna averiguación.

“Pregunté a gente que está trabajando por acá y me dijeron que no vieron nada, pero también me comentaron que 'hay un chico que dos por tres viene a vender cosas robadas, y también acá cerca hay otra persona que hace más o menos lo mismo”, terminó señalando la damnificada.