Un infierno

Redacción de La Nueva.

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Adicciones. El fenómeno de las drogas es alarmante, porque produce secuelas como la pérdida de memoria y, en los niños y adolescentes, el abandono de las aulas. Los narcóticos también están en la raíz de los accidentes de tránsito. Cuanto más se consume, con más imperiosidad se las necesita. El “camello”, el vendedor, promete al adolescente incauto que lo llevará al paraíso, pero se calla el precio que pagará, que es la propia autodestrucción, el deterioro físico, psíquico y moral, transformando el paraíso de unos instantes en un prolongado e insoportable infierno. El combate contra el comercio y el derroche de narcóticos no debe cesar. La voluntad de parar esta nociva amenaza para la sociedad, que suscita el asesinato, el terror, y que favorece la devastación física, emocional y moral de muchos jóvenes, reclama un pacto político, colaboración internacional y la ayuda de todos. Por lo tanto, la lucha contra la droga debe comenzar con una educación adecuada, un mayor respeto a la persona y el ofrecimiento a los jóvenes de una perspectiva vital. “He visto a los más grandes espíritus de mi generación arrastrarse de madrugada por las calles de los negros, en busca de la droga urgente, imperiosa”, escribió Allen Ginsberg