Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Sigue sin encontrar ese “Santo” remedio que le cure semejante mal

Olimpo se sigue cayendo a pedazos. Ayer perdió 2-0 con San Martín de San Juan y quedó último en las posiciones y muy comprometido con el promedio. El martes llegará Diego Osella para asumir. ¿Será el salvador?

Por Sergio Daniel Peyssé / speyssé@lanueva.com

Más de lo mismo. Perazzo no tenía la culpa de todo. Es un plantel sin jerarquía. Los refuerzos que llegaron no aportaron absolutamente nada. Es un equipo mentalmente abatido. Y, como los números lo indican, es el peor de los 30 elencos que animan este torneo Unificado.

Podría estar todo un día definiendo este pésimo momento de Olimpo. Pero paremos ahí.

A ver... Sí, trato de ser frío y pensar en positivo, pero es imposible. Ayer, en San Juan, el conjunto aurinegro no pudo demostrar que, con la llegada de Alejandro Giuntini a la dirección técnica, sólo para este encuentro, algo había cambiado.

Lo esencial no cambió. Los núcleos de las células infectadas no fueron combatidos. El bajón no es sólo futbolístico, pasa por otro lado.

Como que el grupo ya no encuentra la forma de cómo hacer un gol y, menos que menos, cómo poder ganar un partido. Decir que se acostumbró a perder es gravísimo, pero es un equipo sin reacción y al que le entran fácilmente por todos los flancos.

Sí hubo otra idea, la de salir jugando desde abajo y llegar tocando; y otro dibujo táctico, el 4-3-3 para atacar y el 4-2-3-1 para defender. Pero desde arriba, desde la cabina, se notó que el representante bahiense jamás le pudo seguir el ritmo a un rival equilibrado en todas las líneas y con dos laterales (Gómez e Iberbia) que tienen el respaldo de todos sus compañeros como para llegar cuantas veces quieran al área enemiga.

Y en la diferencia de velocidad que existió entre un equipo y otro voy a agudizar un poco más el ojo clínico de la situación olimpiense.

Giuntini, en la semana, habló de presionar sobre la salida contraria, de llegar con muchos efectivos a zona de gol, de ser incisivos y de pensar en atacar, pero Olimpo es un equipo prácticamente agotado físicamente. Por eso no pudo hacer casi nada de lo que le pidió el ex defensor de Boca y Vélez.

Olimpo es un equipo sin sorpresas, sin cambios de ritmo, sin variantes ofensivas. Y no tiene a ese jugador distinto que pueda inventar algo que se parezca, por lo menos un poquito, a un gol.

Pierde los rebotes, no gana en las segundas jugadas y, al menos anoche, esperó demasiado atrás a un rival con una aceleración que Olimpo no conoce.

Y todo es producto de lo mismo: el estado físico no es el ideal. Los jugadores caminan cuando hay que trotar y trotan cuando hay que correr. Es demasiado evidente que el cansancio los supera psicológicamente.

Entonces, habrá que empezar de nuevo. Y esta vez, de cero en varios aspectos.

Diego Osella, el nuevo director técnico, ya lo sabe. Seguro vio el partido ante San Martín por TV. Espero que no se le hayan bajado las defensas antes de arrancar...