Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Un país en la encrucijada

por Guillermo Lascano Quintana
Un país en la encrucijada. Notas y comentarios. La Nueva. Bahía Blanca

La única forma de asegurarse el fin del kirchnerismo es derrotándolo electoralmente, en la primera vuelta o en el balotaje.

Esta frase, que parece una tontería, propia de un despistado, encierra el destino de la Argentina. Ser o no ser una nación próspera, independiente y justa.

Ya hemos soportado doce años de gobierno autoritario, parcial y populista, generador de un enfrentamiento social y político casi sin precedentes y de una inserción internacional inexplicable.

Ni hablar de la crisis económica, productiva y financiera, resultado de políticas tendenciosas y equivocadas, que nos acercan a la bancarrota completa y que estallará inexorablemente. Los disimulos y mentiras, finalmente terminarán y nos enfrentaremos a la extinción como república.

¿Qué hace pensar que el triunfo de un candidato oficialista, sea quien sea, va a torcer el rumbo de colisión en el que nos encontramos?

Todo lo contrario. La continuidad kirchnerista, con cualquier candidato, agravará la situación y nos conducirá a horizontes desconocidos para nosotros pero no para los venezolanos, por ejemplo.

El dominio casi absoluto de los medios de comunicación y el abuso que de ellos se hace para denostar a la oposición y ensalzar al oficialismo, es de un cinismo sorprendente; y de un gravedad inusitada, porque va dirigido a las jóvenes generaciones, que desconocen los males causados por el autoritarismo populista que siempre ha sido casi todo el justicialismo y su consecuencia; los montoneros.

El escollo, entonces, es quién y cómo debe reemplazar a esta banda de inútiles, deshonestos e incapaces mentecatos que dicen gobernar.

Y he aquí el deslucido papel que hacen los opositores, que no terminan de sellar un acuerdo amplio, generoso y programático, que asegure el triunfo de esta coalición.

Hay que entender, sin embargo, que el descalabro y el temor generado por el gobierno en los pasados doce años, hace muy difícil decir verdades, porque conspiran contra medidas populistas pero inútiles.

También hay que tener presente que los tiempos de los políticos son distintos de los del común de la gente y que algunas sumas pueden desencadenar restas.

Finalmente los que deciden quién debe gobernar son los ciudadanos, que votarán algunos con el corazón, otros con el bolsillo, pero la mayoría por quien ofrezca seriedad en sus planes, se rodee de gente capaz y honesta y sobre todo que amen la libertad.

Pero para que los ciudadanos puedan comparar, es menester que, con urgencia, se expliquen las medidas que tomarán los candidatos opositores, en todas las áreas de gobierno.

Así como acordaron la UCR y el Pro, es imprescindible una alianza con sectores disidentes del justicialismo, que aunque parezca extraña es imprescindible para terminar con los maulas.

Guillermo Lascano Quintana es abogado. Reside en Buenos Aires.